A 35 años del cierre, así está "Waterland": el parque acuático que supo ser "el Miami marplatense"

Perteneció a la familia Venturino. En el lugar, además, funcionó Frisco Bay donde Boudou trabajaba como DJ. En 1988, el complejo cerró después que se detectaran irregularidades en la cesión del predio.

Vista aérea del parque acuático en su apertura.

24 de Septiembre de 2023 16:00

Ya no hay palmeras ni bungalows, ni quinchos ni sillones. De la pista de ski acuático queda la estructura y de las piletas, los pozos en las que se emplazaban. Lo único que se mantienen en pie son dos toboganes azules descascarados sobre una pendiente con desmoronamientos y dos estructuras con escaleras de hormigón oxidadas a las que ni el más valiente se anima a subir. Rodeada de colas de zorro, Frisco Bay se mantiene en pie y de lo que supo ser el Miami Marplatense, sólo quedan ruinas.

Kilómetro 6.5 de la ruta 88: cientos de camiones pasan camino al Parque Industrial, por la bicisenda ciclistas, runners y personas que salen a caminar transitan sin prestar atención al viejo tobogán descascarado que se erige en lo alto de una pendiente artificial. Es el único resabio que se ve de lejos de Waterland, el primer parque acuático de Mar del Plata que fue la gran atracción en la década del 80 para marplatenses y turistas. Los fines de semana algunos grupos de ciclistas suele intentar ingresar al predio que aparenta estar abandonado sin resultados favorables. 

Entre 1982 y 1988, sus años dorados, Waterland reunía en cada temporada a miles de veraneantes que elegían disfrutar de sus atracciones, con discoteca y recitales de bandas de rock nacional, incluidos. Cuando Luis Venturino, un empresario de renombre en la ciudad tuvo la idea de crear el parque acuático, lo primero que se le vino a la cabeza fue darle utilidad a un predio que su empresa había llenado de basura y se encontraba ocioso a minutos de la ciudad. Así, las colinas de basura fueron tapadas con escombro y tierra y sobre ellas se levantó el primer parque de Mar del Plata que garantizaba durante el día diversión familiar y por las noches era un punto obligado en las giras que realizaban las bandas de rock nacional. Nadie entonces pensaba en la siniestralidad del proyecto.

A meses de abrir, la empresa tuvo sus primeros conflictos con los quinteros de la zona que aseguraban que los encargados del parque “robaban agua de las napas” para proveer al parque y que eso les impedía garantizar una cosecha abundante.

El lugar era por donde se mire “La atracción” de la ciudad en épocas donde los análisis de suelo previos a realizar obras de tal envergadura parecían no tener relevancia. Para 1985 comenzaron los problemas: los gases que emanaba la basura comenzaron a generar explosiones en distintas zonas del parque encendiendo las primeras alarmas en la población. La fecha, casualmente coincidió con la tragedia que vivió la familia con la muerte del único hijo varón del matrimonio y la decisión de “Chiquito” de abandonar el negocio y dejarlo en manos de sus yernos y de Amado Boudou, que brillaba en las noches del parque acuático como DJ y daba sus primeros pasos en el mundo de las finanzas.

De los reservados de Frisco Bay solo quedan recuerdos. Foto: Team MDP

Tres años mas tarde, Waterland era insostenible como emprendimiento. A las denuncias que temporada tras temporada realizaban los quinteros, se sumaron explosiones cada vez más frecuentes en el predio -una de ellas dejó como resultado un bungalow desmoronado- y denuncias por incumplimiento en el pago de servicios. Fue el fin: esa temporada, el parque y Frisco Bay cerraron sus puertas.

En 1992, la empresa Venturino perdió el monopolio de la basura, cuando el exintendente Mario Russak dividió el mapa de la recolección de la ciudad en dos: a Venturino le adjudicó la zona norte y a la empresa 9 de Julio, la zona sur. En 1995, el Ejecutivo decretó la baja del contrato con Venturino -que derivó en el primer juicio millonario que ganó el municipio-  y Waterland pasó a manos de Camioneros, gremio al que aún pertenece. 

Los caminos de madera resisten el paso del tiiempo. Foto: Team MDP

Los actuales dueños del parque decidieron no realizar edificaciones en el lugar debido a la peligrosidad del suelo, dejando una guardia en el predio para evitar posibles usurpaciones. Sin embargo, la custodia no evita la visita de los curiosos que, desde la ruta, pueden ver las ruinas de una época de oro para la noche de Mar del Plata.