"Después de Cabezas, nuestra profesión se unió y se nos ve de otra manera"

El reportero gráfico Mauro Rizzi contó a 0223 cómo vivió junto a sus colegas el asesinato de José Luis Cabezas, ocurrido hace 27 años.

A 27 años del asesinato de Cabezas, sus colegas recuerdan aquel momento. Foto: Mauro Rizzi.

25 de Enero de 2024 16:16

Por Redacción 0223

PARA 0223

Se cumplen 27 años del asesinato del fotoperiodista José Luis Cabezas, un hecho que marcó un antes y un después en el periodismo y la sociedad entera. A raíz de su muerte, se conmemora en la Argentina el día del Reporteo Gráfico para homenajear a quienes cumplen día a día con esta profesión.

Para recordarlo, el reportero gráfico marplatense Mauro Rizzi dialogó con 0223 y rememoró aquel tiempo: "Yo trabajaba en ese momento para Revista Gente, que hacía producciones de temporada y verano; era el corresponsal acá durante todo el año, para toda Editorial Atlántida, y trabajaba para el diario La Razón, con Carlos Balmaceda", detalló.

Mauro Rizzi.

"Ese año estábamos haciendo notas de temporada, color, política, deporte... todo lo que implica una cobertura de verano. Me acuerdo que nos levantamos a la madrugada y escuchamos esta situación, agarramos el auto y salimos directo a la comisaría de Pinamar. Y ahí empezó un periplo para nosotros de dos años", relató Rizzi quien hoy trabaja para el diario La Nación como corresponsal.

Luego de lo sucedido, Rizzi empezó a cubrir el caso Cabezas: "Me quedé dos años allá; iba y venía, pero vivía en Dolores. Y fue una locura porque empezaron a aparecer todo tipo de hipótesis del caso. Se hablaban de una incriminación a Duhalde, de que había sido por ponerle la cara a un empresario que negociaba con todo el grupo de poder y la política argentina; también de fotos de drogas. En fin, era todo muy confuso y en medio de eso trabajábamos, hasta que cayeron los responsables", contó.

Los responsables materiales fueron detenidos. Foto: Mauro Rizzi.

"A Cabezas lo conocía de nombre, sabía de sus fotos; en este ambiente somos muchos, pero no tantos. Pertenecemos a la misma Asociación de Reporteros Gráficos (Argra) y como él cubría temporada en Pinamar a veces lo crucé pero nunca hablamos. Aún así fue algo durísimo, terrible. Nos generó inseguridad, miedo, en especial porque no sabíamos qué había pasado", describió.

Para sus colegas, el apoyo de la gente fue fundamental: "Hubo muchas marchas y acompañamiento, era un atentado al periodismo. Se supone que nosotros cumplimos una función social que es la de visibilizar cosas que la mayoría de la gente no ve o ignora. Entonces, la gente salió a la calle a apoyar nuestro reclamo de justicia, de no olvidar a José Luis. Y se hizo un récord mundial, ya que durante dos años ocupaba la tapa del diario todos los días".

Por supuesto, atravesar ese dolor no fue lo mismo para los reporteros gráficos. En ese sentido, Rizzi aseguró que "ir a la cava donde fue asesinado José Luis hacía temblar": "Tengo una foto de un compañero, Marcelo Ciardini, que trabajaba para la revista Gente, que cuando fuimos a hacer una foto del lugar, terminó arrodillado mirando a la cruz. Te desvanecía, te rompía", sostuvo.

Marcelo Ciardini, conmovido desde la cava. Foto: Mauro Rizzi.

La vida a través de una cámara

Tanto para Mauro como para el resto de las personas que dedican su vida a relatar historias a través de una cámara, ese hecho fue clave. Al punto tal que jamás lo olvidarán. "No fue fácil ese momento. Cuando ibas a hacer una foto a la casa de Yabrán, te corrían. A los compañeros de Canal 8, los sacaron a hondazos con perdigones. Veías muchos policías de civil, marcando. Hoy, sin ir más lejos, pasa algo similar: tenés tipos al lado tuyo que sacan fotos que no sabés si son de "los servicios de inteligencia", si van a publicar esas fotos que te sacan. Y el miedo en ese momento era grande porque habían matado a un compañero", explicó Rizzi.

La gente no paró de pedir justicia por Cabezas. Foto: Mauro Rizzi.

Para ese tiempo, tenía 30 años y recién empezaba a dar sus primeros pasos en La Nación, tras haber dejado sus otros dos puestos. "Mi editor de ese momento, Don Ripka, me propuso dejar el cholulaje de los artistas y hacer otro trabajo. Eso me gustó y arranqué", indicó.

Para él, en ese momento se dio un cambio de paradigma: "El fotógrafo antes no era tan tenido en cuenta y a partir de allí nos empezaron a nombrar.  Nosotros escribimos los epígrafes, somos periodistas, contamos cosas, no es sólo captar una imagen. Le contamos algo a la gente".

Las marchas ayudaron a los fotoperiodistas. Foto: Mauro Rizzi.

Según la visión de Rizzi, este contexto sumado al crimen de Cabezas generó un cimbronazo: "Yo creo que después del caso nuestra profesión se unió y socialmente se nos empezó a ver de otra manera. Ya no éramos tipos que sacaban fotos, sino que pasamos a contar historias. Tenemos una responsabilidad social, y depende de qué tipo de persona seas. Para mí es un oficio maravilloso, de hecho crié a cinco hijos con esto y nunca hice otra cosa. Es mi vida", reflexionó, emocionado.