Celiaquía y enfermedades metabólicas, prevención y cuidado en comedores y escuelas

El libro de Estela Leonor Motta es el resultado de una experiencia en relación a la extensión universitaria. Un recuento de acciones que se generaron a través de los encuentros con la comunidad que prepara y entrega alimentos como comedores o escuelas.

La prevención y en la difusión de información logra cambiar hábitos de vida.

10 de Junio de 2024 09:28

Producto de un proyecto de Extensión Universitaria de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales durante el 2021 y el 2022, Celiaquía y enfermedades metabólicas. Una visión extensiva en la prevención y cuidado de la salud muestra el resultado de los encuentros con aquellos y aquellas que se ocupan de la preparación y distribución de alimentos en los barrios. De ellos surgieron las distintas inquietudes sobre la presencia o riesgo de enfermedades celíacas y otras enfermedades metabólicas en la población concurrente, así como inquietudes y el interés de crear ámbitos saludables para la preparación de los alimentos.

El grupo de Extensión trabajó en la zona sur de la ciudad, en el barrio San Martín.

“El proyecto y el libro se inicia en el 2021 con la visita a comedores barriales, pero ya en el 2020 habíamos tenido la experiencia en el Hospital Interzonal”, describe Estela Leonor Motta, autora del libro. Paso seguido detalla la realidad con la que se encuentran durante la experiencia: “El proyecto está enmarcado en enfermedades metabólicas y enfermedades celíacas, asistimos con nutricionistas que formaban parte del equipo y dialogábamos mucho con la gente. Muchas veces no sabían que tenían que evitar algunos alimentos o que se podían dar esos problemas de salud, especialmente en los adultos donde las manifestaciones que se tienen no son como las de los niños. En ellos es distinto, porque son intestinales, pero en el adulto pueden ser diversas y a lo mejor no concurren al médico o lo dejan pasar pensando que es algo pasajero. Tuvimos idas y vueltas con la gente donde nos enteramos que podían ser celíacos o que tenían una nieta celíaca y nos preguntaban al respecto cómo tenían que prepararle los alimentos y la nutricionista les explicaba qué cuidados tenían que tener en la preparación de los mismos.  También preguntaban sobre qué consultar, horarios y la forma de comunicación con respecto a los Centros de Salud. Con respecto a las enfermedades metabólicas también tenían muchas dudas, la mayoría eran mujeres porque son quienes están al frente de los comedores en general, y consultaban sobre las problemáticas del sobrepeso y la obesidad. Recuerdo que una de ellas me contaba que viendo una foto de su abuela se sorprendió por lo delgada que era. Eso es un marco de situación muy gráfico. Las preguntas iban también para el lado de la higiene en la preparación, de los lugares, la disponibilidad de lugares para hacer la preparación de los alimentos en el caso de la celiaquía y en los comedores la disponibilidad de algunos insumos o de algunos alimentos que pueden preparar”.

El grupo de Extensión trabajó en la zona sur de la ciudad, en el barrio San Martín, en su Sociedad de Fomento y en un comedor que funciona ahí. También asistían a la plaza Libertador del barrio, donde funciona una feria el fin de semana, y tenían lugar en ese espacio de más intercambio con los vecinos. Eso les posibilitó ir a la escuela del barrio donde encontraron más aspectos para trabajar: conocer quienes estaban a cargo de las cocinas, qué cocinaban, si había casos de diabetes o hipertensión y qué usaban para preparar los alimentos. Motta cuenta que, “Ahí apareció un número muy alto, pero que no está fuera de las estadísticas de todo el mundo, de un 30 por ciento, más o menos, de gente del barrio que concurrían al comedor con hipertensión o diabetes”.

Celiaquía y enfermedades metabólicas. Una visión extensiva en la prevención y cuidado de la salud fue recientemente editado por Eudem.

-La situación alcanza a grandes y chicos, ¿esto era común antes también o es un fenómeno de ahora?

- Evidentemente hubo un cambio en la alimentación, digamos han cambiado las costumbres de alimentación. Esto alcanza a chicos y grandes. Trabajamos también en las escuelas primarias y en una de ellas nos contaban que preguntan cuando matriculan por su salud. Una de las directoras me decía que en 500 alumnos no tenían casos de celiaquía. Pero eso es porque la prevalencia es de 1 o 1,5 por ciento y es muy bajo en la matrícula de un colegio. Pero al tiempo ya tenían uno o dos casos. Además de una maestra que es celíaca. Eso también generó una cierta empatía entre los casos. Ella muestra que se puede desarrollar una vida sin problemas si uno se cuida, además comen ahí y ella se lleva su vianda y eso ayuda a que se aprenda también. Las nutricionistas les enseñan a preparar los alimentos. Una vez les enseñaron a hacer humus y estaban muy contentos, pero enseña también a que se cambien los hábitos. También nos encontramos con casos de diabetes en los niños.

-El resultado del libro indicaría un diagnóstico, ahora ¿qué paso seguiría?

- Ahora hay que trabajar en la prevención y en la difusión de información en función de qué tipo de alimentación y cómo prepararla, porque eso, a través del tiempo, logra cambiar hábitos de vida y eso hace que sea más factible que pueda evitar ciertas enfermedades metabólicas o la celiaquía. Nosotros también trabajamos junto a la Asociación Celíaca de Mar del Plata haciendo prevención y promoviendo la difusión de información sobre el tema. Trabajamos con la Escuela de Medicina en encuentros en plazas y eso ayuda de muchas maneras. En las escuelas comenzamos con los más chicos porque creemos que es algo que debe estar presente desde temprano.

El resultado del proyecto, y por ende del libro, es permitir ver la importancia de que las experiencias de campo destaquen los vínculos que se crean y permitan la construcción de conocimientos. Esos mismos conocimientos pasarán a ser parte de cierta prevención que beneficiará el estado de salud de la comunidad. La conexión con la sociedad, el intercambio y la interacción entre universidad y sociedad como un instrumento para minimizar riesgos en la salud de la población.