Cierre de la Boston: “Cuesta pensar qué vamos a hacer mañana”
Los trabajadores de la Boston se despiden de a poco de sus clientes. Esta noche entregarán las llaves del comercio que defendieron toda su vida. “Estamos tristes. Tocará arrancar de nuevo”, dicen.
Por Redacción 0223
PARA 0223
El alerta por tormentas que rige sobre Mar del Plata y tiñe de gris la costa marplatense empeora la postal de la Boston, la tradicional confitería que este lunes se despide de su público tras años de lucha. En el salón, los clientes de toda la vida se acercan y compran las tradicionales medialunas, del otro lado del mostrador, atrás de dos latas de medialunas recién horneadas, Carolina charla con quienes se acercan a la línea de cajas. Sabe que a las 20 o cuando venda los últimos productos que le quedan en stock, se cerrará un capítulo en su vida.
“Todavía no tenemos horario de entrega… tal vez sea antes. Ya nos queda muy poquita mercadería”, asegura en diálogo con 0223 Carolina Jara, una de las referentes de los años de lucha de la tradicional confitería que este lunes cierra sus puertas de forma definitiva.
En esta línea, la mujer sostiene que, desde 2019 hasta la fecha, el apoyo de los marplatenses fue fundamental para ellos. “Los clientes, la gente que viene todos los días, los turistas que también obviamente suelen llegar… Se está haciendo difícil”,dice al tiempo que sostiene que fue la clientela la que acompañó a los trabajadores desde el primer día. “Nos estuvimos despidiendo de ellos que fueron parte importante de toda esta lucha. Nos acompañaron desde el primer día. Creo que en parte también es gracias a ellos. Así que el acompañamiento es lindo, estamos tristes”, se sincera.
“Todavía cuesta pensar en qué vamos a hacer a partir de mañana. Muchos, hace muchísimos años que estamos acá, es parte de nuestra vida, de nuestra historia. Tocará arrancar de nuevo, saldremos a buscar trabajo. El contexto mucho no ayuda. Pero bueno, somos luchadores natos, así que se seguirá luchando”, dice resignada.
“Nos entregaron una empresa quebrada y hoy nosotros estamos entregando una empresa que recuperó clientes, recuperó la calidad, la estabilizó”, cuenta. “Todavía no pudimos pensar mucho. Creo que hasta último momento, hasta el momento de la confirmación de que se iba a cerrar, intentamos y buscamos todos los medios para poder revertir esta situación, pero no se pudo”, cierra Jara.
El posteo de despedida
Hoy nos toca despedirnos...., después de 60 años compartiendo momentos, sabores y tradiciones con ustedes, y 6 años de lucha, queremos agradecerles desde lo más profundo de nuestro corazón por haber sido parte de esta historia.
Cada café servido, cada medialuna horneada, cada charla compartida en nuestras mesas… Todo ha sido posible gracias a ustedes, nuestra familia extendida. Ustedes hicieron de La Boston más que una confitería, la hicieron su hogar.
Hoy decimos adiós, pero no sin antes agradecer a todos los que nos acompañaron en este hermoso viaje. Nuestros clientes, nuestros amigos, nuestro equipo… cada uno de ustedes ha sido parte esencial de lo que La Boston llegó a ser.
Las puertas de nuestra confitería se cerrarán, pero los recuerdos, los momentos y el cariño permanecerán por siempre. Nos llevamos en el corazón cada sonrisa, cada conversación y cada encuentro que hicieron de La Boston un lugar especial.
Gracias por habernos permitido ser parte de sus días, sus momentos importantes, sus reuniones familiares y sus charlas con amigos. Gracias por acompañarnos hasta el final.
Nos despedimos, pero el sabor de los buenos recuerdos siempre quedará.
Historia de un final anunciado
La historia de “La Boston” se remonta a 1958 cuando Fernando Álvarez y Miguel Potrone montaron una confitería de primera categoría en un largo salón ubicado en la calle Buenos Aires al 1900.
La Confitería Boston logró el reconocimiento que tantos anhelan y recién en 1997 la empresa comenzó a expandirse. En julio de 1997 se inauguró el local ubicado en Boulevard Marítimo y Urquiza
La demanda de productos llevó a la firma a la construcción de una nueva fábrica en la avenida Constitución y Manuela Pedraza, que la planta elaboradora de productos de pastelería, sandwichería y cátering, con un local de venta al público y cafetería.
La empresa estuvo, hasta 2016 en manos de Pastelera Tecomar S.A., Osvaldo Amado, Teresa Haydeé Castro y su hermana Marta Delia Castro, y Clemente Fermín Herrera hasta que los hermanos Lotero y los austríacos Carl Ludwig y Aston Schonfeldt compraron la firma.
En diciembre de 2016, con el cartel de flamantes dueños de la tradicional confitería marplatense Boston, el grupo empresarial de origen austríaco con parte de capitales locales, se reunió con el intendente Carlos Fernando Arroyo y anunció un ambicioso plan de expansión que incluía la contratación de unos 300 empleados, la apertura de 100 comercios en Argentina y la exportación de sus productos a diversos países de América Latina y Europa.
En un año, el panorama fue diametralmente opuesto para los empleados: cerraron dos de las tres sucursales y despidieron a 60 de los 83 trabajadores, personal con antigüedades que rondan entre los 10 y 25 años. La confitería emblema de la ciudad iniciaba el conflicto más extenso en la historia gastronómica de Mar del Plata.
Entonces, los trabajadores tras meses de pagos adeudados, en abril tomaron dos de las tres sucursales de la confitería como única garantía de reclamo. Durante las semanas siguientes los trabajadores empezaron a recibir los primeros telegramas de despido y se los acusaba de usurpación y violencia por la ocupación de los locales; argumentos que utilizaron luego para negarse indemnizar a la gente. A mitad del año los empresarios pidieron el concurso preventivo de acreedores, medida que dejó a la empresa al borde de la desaparición.
Luego de meses de conflicto y resistencia por parte de los empleados que quedaban, "La Boston" reabrió sus puertas.Este 1 e agosto, los trabajadores tuvieron un nuevo reves judicial. "Tuvimos una audiencia penal previa a un juicio que iba a empezar ahora en septiembre por intento de quiebra fraudulenta, vaciamiento de parte de los hermanos Lotero, Juan Manuel y Pablo que hicieron todo este desastre y ahí consiguieron una probation donde se les otorgó el beneficio de pagar indemnizaciones y deudas al 2018 con todo lo que eso implica", dice.
"En el transcurso del 2018 al 2024, ustedes saben que la inflación fue desastrosa y eso hizo que las deudas que ellos tenían fueran mínimas. Con esa clase de condiciones se llegó a este punto donde van a recuperar el manejo de la empresa", explica Jara.
Fueron años de trabajo, de lucha, compromiso y no bajar los brazos. Apoyada en el mostrador Carolina cuenta que hasta último momento intentaron y buscaron todos los medios para revertir el cierre inminente. Con la mirada perdida en la calle, desolada por el intenso aguacero que cae sobre la ciudad la mujer lamenta con la tranquilidad de quien sabe que dio todo lo que estaba a su alcance: "No se pudo".
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