Murió una gloria del fútbol argentino: ídolo en dos clubes de Primera, Pelé lo llamó el mejor jugador del mundo
La triste noticia se conoció este lunes y conmocionó a todo el ambiente, en especial a Talleres y Vélez, donde tiene un lugar en sus páginas más importantes de la historia.
Por Redacción 0223
PARA 0223
Daniel Willington fue uno de los más talentosos "10" que parió el fútbol argentino en toda su historia, porque pudo ponerse a la par de otros grandes de todos los tiempos sin vestir las camisetas de ninguno de los equipos grandes, pero recibiéndose de ídolo en Talleres de Córdoba y Vélez Sarsfield, donde después de verlo en un amistoso ante "su" Santos, Pelé lo calificó como "el mejor jugador del mundo". Este lunes, el "cordobés" falleció a los 83 años.
Daniel Willington fue puro desparpajo, como todo portador de la “10” que se precie, mezcla pura e inclaudicable de talento y bohemia, adorado por los hinchas de Talleres al son del “ya lo ve, ya lo ve, es el famoso cordobés”, aunque en su documento de identidad figurara la ciudad santafesina de Guadalupe como el lugar de su nacimiento el 1 de septiembre de 1942.
Fue amigo de sus amigos, entre ellos un tal “Ringo” Bonavena, que literalmente se “lo llevó” a Huracán, aunque en realidad el propio Willington desmintió que el gran Oscar Natalio “lo haya comprado” en nombre del club de Parque de los Patricios. “Eso no fue tan así, sino que con Ringo tenía un feeling muy especial y en 1972 él le preguntó al ”Flaco" Menotti si me quería y César le dijo que sí. Pero la experiencia fue mala, porque venía del Veracruz, de México, puse plata para llegar a Huracán, después no cobré un peso, me echaron en un clásico con San Lorenzo, me dieron siete fechas y perdí el puesto con Carlos Babington. Todo para atrás. Era el tiempo en que se estaba gestando el “Globo” campeón de 1973", recordó quien también y no por nada, apodaban el “Loco”.
Pero la historia fue muy otra en tiempos anteriores, porque entre 1958 y 1962 se lució en Talleres, de Córdoba, donde se radicó a los siete años, porque su padre, también futbolista, Atilio “Toro” Willington, fichó para la “T”, a donde volvió recién en 1973 para jugar los antiguos Campeonatos Nacionales, en los que “la rompió” en 1974 y 1975 . A Hugo Tocalli, arquero de Belgrano por entionces, le convirtió un inolvidable gol de tiro libre que tuvo, según las descripciones de época, “la gracia de un delfín”.
Pero entre el Talleres sesentista y el setentista otra figura señera de Vélez Sarsfield como Victorio Spinetto lo convenció para sacarlo del confort de Córdoba y llevárselo a Liniers, donde se transformó en el gran protagonista del “Fortín” campeón del Nacional 1968. También se puso la camiseta de la selección argentina, como no podía ser de otra manera, y con la celeste y blanca ganó la Copa de las Naciones de 1964 en Brasil.
Y tras su retiro registrado en Vélez Sarsfield en 1978 aportó a la dirección técnica, en 1983 en Talleres, en Vélez entre 1988 y 1989, y nuevamente en 1990 en el club cordobés, con el que ascendió a primera división en 1994 y donde dirigió por última vez hace exactamente 20 años, en 2005.
Se fue “el Daniel”, se fue "el famoso cordobés". La galería de los “10” inolvidables que el Dios del fútbol abrió en el cielo, tiene desde hoy a otro artista de todos los tiempos inmortalizado como en esa estatua que desde diciembre de 2018 se levanta en el hall central de, también, “su” Vélez Sarsfield.
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