El oficio que heredó, una hija de 3 años y la pasión por Alvarado: los mensajes que recuerdan al joven asesinado por policías de civil

Matías Paredes fue asesinado a balazos, por efectivos de la policía, cuando se trasladaba en un auto junto a dos amigos.

Matías Paredes junto a su hija, en brazos, y vistiendo la camiseta de Alvarado.

6 de Febrero de 2025 10:40

Por Redacción 0223

PARA 0223

A las 19 horas del miércoles 5 de febrero, el Club Atlético Alvarado dio inicio a un evento multitudinario en la Avenida Constitución. Se anunciaba una conferencia de prensa con los nuevos jugadores y el lanzamiento de la camiseta a estrenar en el debut oficial del equipo en 2025. Ambas cosas ocurrieron, pero el color lo entregó la hinchada que copó el recinto. Una pasión compartida, entre tantos, por Matías Paredes.

El joven de 26 años concurría a los partidos de su equipo junto a los amigos del barrio Bosque Grande y no se quiso perder el encuentro popular en GAP. Ni él, ni nadie de su círculo, imaginaban lo que sucedería seis horas después: una balacera desatada por dos vehículos sin identificación que llevaban policías de civil, impactó en el Palio donde se encontraba Matías Paredes junto a dos amigos. Murió a causa de dos disparos mortales.

Familiares y vecinos discutieron cara a cara con los efectivos policiales que llegaron minutos después del fatídico desenlace de la persecución. "Era un pibe bueno, tenía una hija de tres años, laburaba todos los días", le dijo a 0223 su hermano Cristian. En las redes sociales comenzaron a compartir sus amigos los recuerdos con Matías.

Desde su adolescencia, Matías se curtió en el trabajo de su padre y aprendió el oficio que le daba de comer. A él y a su hija, una pequeña de 3 años, con quien esperaba reencontrarse esta mañana. Paredes era cementista, laburaba de albañil en diferentes obras y completaba sus días con el cuidado de la niña y sus pasiones: Alvarado y los amigos.

Con algunos de ellos se había juntado durante esta madrugada, y habían ido a comprar un mazo de cartas cuando se toparon con los dos vehículos con policías de civil que quisieron pararlos, a la una y media.

Matías, al igual que los otros dos jóvenes, no tenía antecedentes, y su pasión por Alvarado lo llevaba a pintar los postes del barrio con los colores del Torito.