El pueblo detenido en el tiempo que gana turistas como escapada rural en Buenos Aires
En el sudoeste bonaerense, este pueblo se impone como destino rural con historia, paisajes serenos, sabores criollos y una fuerte identidad comunitaria.
Por Redacción 0223
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Hay pueblos en la provincia de Buenos Aires donde la identidad no se perdió con el paso del tiempo. Calles de tierra, casas centenarias y el saludo amable de vecinos construyen una postal que contrasta con el vértigo de las grandes ciudades. En estos rincones, la vida avanza al ritmo del campo y cada detalle invita a conectarse con lo esencial.
Cada vez más personas eligen estas localidades como escapadas de fin de semana, buscando paisajes serenos, propuestas gastronómicas caseras y la calidez de una comunidad que preserva sus costumbres. Lejos del turismo masivo, estos destinos rurales ofrecen experiencias auténticas, cargadas de historia, tranquilidad y naturaleza pampeana.
Entre campos infinitos y calles de tierra, Bellocq ofrece una experiencia rural única. Su patrimonio religioso, la producción de manzanilla y la calidez de su gente lo convierten en un destino cada vez más elegido. A menos de 50 km de Tres Arroyos, es ideal para quienes buscan desconectarse y redescubrir la esencia de los pueblos bonaerenses.
En Puan, el gobierno de Axel Kicillof construyó el nuevo centro universitario, que cuenta con dos aulas dotadas de mobiliario y equipamiento tecnológico, baños adaptados y espacios para la administración. Allí se cursarán las diplomaturas en Tecnología Agropecuaria (Universidad Tecnológica Nacional) y en Producción Lechera (Universidad Nacional de Lomas de Zamora). El flamante espacio educativo es el número 37 que la Provincia puso en funcionamiento en distritos del interior bonaerense.
Bellocq: un pueblo detenido en el tiempo que conquista con su esencia rural
En el corazón del sudoeste bonaerense, Bellocq conserva intacta la tranquilidad de otras épocas. Fundado en 1912, y consolidado en 1929 con la llegada del ferrocarril, este pueblo combina tradiciones centenarias con un entorno natural que invita a frenar el ritmo. Su nombre homenajea a la familia Bellocq, que donó las tierras para dar origen al lugar.
Patrimonio arquitectónico y espiritual
El emblema del pueblo es la iglesia Inmaculada Concepción, construida en 1914 por monjes benedictinos con materiales traídos de Francia. Sus 16 vitrales, diseñados por el francés Henri Gesta, y su mobiliario original la convierten en un verdadero tesoro cultural.
A su lado, en el antiguo monasterio, funciona el Hospedaje San Benito, una propuesta de turismo espiritual que mantiene la paz del entorno original.
Sabores de campo y aroma a manzanilla
Con menos de mil habitantes, la economía de Bellocq gira en torno a la producción agrícola, especialmente de cereales y manzanilla. Esta última se convirtió en uno de los motores del desarrollo local, impregnando el aire del pueblo con su aroma característico.
En sus patios y cantinas se disfrutan platos típicos como empanadas, carnes asadas, tartas de frutilla y lemon pies, acompañados por la hospitalidad de siempre.
Almacenes con historia y memorias vivas
El Almacén de Ramos Generales Casa Chedrrese, fundado en 1917, es parte del alma de Bellocq. Allí se recuerda la tradición de vender a crédito hasta la cosecha, sostenida por la confianza y la palabra. Un lugar que resume décadas de historia rural argentina.
Naturaleza, cicloturismo y descanso auténtico
Rodeado de campos, Bellocq se encuentra a 20 km del mar y a 48 km de Tres Arroyos. Sus calles arboladas y caminos rurales son ideales para caminatas, paseos en bici y contemplar los cielos estrellados.
Además, la Provincia inauguró recientemente un centro universitario en Puan, con diplomaturas en Tecnología Agropecuaria y Producción Lechera, fortaleciendo el vínculo entre educación, campo y comunidad.
Un destino que fusiona pasado y presente
Bellocq propone una experiencia de turismo rural genuino, donde la vida se vive sin apuro. Entre vitrales franceses, ferias, cicloturismo, producción artesanal y hospitalidad criolla, este pueblo se posiciona como una escapada distinta, lejos del ruido y cerca de lo esencial.
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