El día que Michael Jordan conmocionó al mundo: la verdad detrás de su primer retiro
A los 30 años, el mejor jugador del planeta dejó la NBA en pleno éxito. Entre teorías de conspiración y dolor personal, nació uno de los mayores enigmas del deporte.
Por Redacción 0223
PARA 0223
La sorpresiva salida de Michael Jordan en 1993 abrió la puerta a una de las teorías más polémicas en la historia de la NBA: la posibilidad de que su retiro no fuera una decisión propia, sino una suspensión camuflada por sus vínculos con el juego.
El 6 de octubre de 1993 Michael Jordan anunció su retiro de la NBA, apenas unos meses después de cumplir 30 años y en la cima absoluta de su carrera. Con tres anillos consecutivos, dobletes de MVP y el oro olímpico con el Dream Team en Barcelona 92, el número 23 era mucho más que una estrella: era la nueva era del baloncesto. En ese momento de gloria y poderío, su decisión tomó por sorpresa al mundo entero y dejó a la NBA sin su mayor figura.
Jordan justificó su decisión alegando falta de motivación, pero el contexto era mucho más doloroso. Ese mismo verano su padre, James Raymond Jordan, fue asesinado en Carolina del Norte, un golpe que lo marcó profundamente. El vínculo con su padre era tan estrecho que, tras su muerte, Michael decidió perseguir el sueño que James siempre había querido para él: jugar béisbol profesional. Así comenzó su paso por los Birmingham Barons antes de regresar en 1995 con el legendario “I’m back”.
Pese a su versión oficial, hubo una frase en aquella rueda de prensa que alimentó todas las sospechas: “...y si David Stern me deja”. El entonces comisionado de la NBA fue rápidamente asociado a rumores de una supuesta suspensión encubierta por las apuestas de Jordan. La teoría sugiere que, para evitar un escándalo que dañara a la liga, se habría pactado su salida temporal del baloncesto, con el béisbol como distracción pública.
Las historias sobre las apuestas de Jordan abundaban en los 90. Desde cheques que terminaron en manos de traficantes y prestamistas hasta amistades incómodas y confesiones en libros, el rastro de su adicción era innegable. El propio Jordan reconoció pérdidas importantes en juegos de golf y visitas a casinos, aunque siempre negó tener un problema real. La NBA, por su parte, llegó a investigarlo con un exjuez federal, preocupado por la imagen de su mayor estrella.
David Stern siempre rechazó categóricamente la idea de una sanción secreta. Tampoco aparecieron pruebas que confirmaran esa versión. Sin embargo, el misterio quedó instalado: la combinación de una personalidad obsesiva, una tragedia familiar y una relación peligrosa con el juego hicieron que el retiro de 1993 nunca dejara de ser sospechoso para muchos.
Jordan volvió en 1995, conquistó otros tres anillos y selló su legado como el más grande. Pero aquella primera despedida sigue siendo uno de los capítulos más fascinantes de su historia. Si fue una decisión personal o un castigo velado, nunca se sabrá con certeza. Lo que sí quedó claro es que Michael Jordan, incluso en ausencia, seguía siendo el epicentro de la NBA y el hombre que cambió para siempre el deporte mundial.
Temas
Lo más
leído