UCR: una interna que define mucho más que la cabeza del Comité Local

Otros tiempos. En 2013, Abad y Baragiola trabajaron juntos en el triunfo de la actual funcionaria. Hoy se enfrentan. 

12 de Octubre de 2016 20:26

La pirotecnia para la foto que lanzaron el marplatense Maximiliano Abad, el vicegobernador Daniel Salvador y el senador Carlos Fernández -los tres que aspiraban a conducir la UCR bonaerense- sirvieron para motorizar un acuerdo que terminó con una lista única encabezada por el presidente del Senado bonaerense, pero en la que los tres sectores quedaron representados. En Mar del Plata, sin embargo, esa estrategia no funcionó y se desató una interna que promete trascender las fronteras de la ciudad y, sobre todo, generar repercusiones muy por encima de la importancia real de conducir el comité partidario.

Mientras elaboraba su estrategia para ocupar un cargo en la conducción provincial, Abad, uno de los referentes de Ernesto Sanz, se ocupó de trabajar en su pago chico. Así, se unió junto a varios sectores del centenario partido. El paso fundamental fue acordar con Ricardo Alfonsín, quien puso al frente de la lista que aspira a presidir el Comité Radical a su delfín en Mar del Plata, Mario Rodríguez.

En esa mesa, también se sentaron Eduardo Abud y Daniel Katz, quienes resolvieron sumarse a esa lista para conducir a un partido, con una larga tradición en Mar del Plata, pero que el 10 de diciembre de 2019, cuando Carlos Arroyo termine su mandato como intendente, cumplirá 12 alejado del poder en la ciudad.

“Vilma nunca estuvo en el mapa”, confió un armador radical a 0223. Así, dejó en claro algo que sobrevoló desde un principio en el ambiente político: cuál sería el rol de Baragiola en la conducción de la UCR local. En el sector están convencidos de que el tiempo de la secretaria de Desarrollo Social como cara del radicalismo en Mar del Plata expiró. “Está en un tobogán. Ganó las elecciones de 2013, después salió el video, perdió con Arroyo la primaria y dejó al radicalismo sin la chance de pelear por la Intendencia”, resumieron desde la UCR.

Baragiola, claro, no cree lo mismo. Ella todavía confía en que puede ser intendenta de Mar del Plata y se apoya en el alto nivel de conocimiento que ostenta, algo que ningún otro dirigente radical de la ciudad –¿acaso Katz- puede exhibir.

Con esos argumentos y con los concejales Nicolás Maiorano y Cristina Coria como aliados, Baragiola se animó a presentar una lista para competirle a Abad, Katz y compañía. Antes de lanzarse intentó convencer a Eduardo Abud y al propio Katz de que la acompañen. Pero no tuvo éxito.

Lo concreto es que un mes antes de las elecciones internas del 23 de octubre, cada sector oficializó su lista y sus aspiraciones de conducir la Unión Cívica Radical de cara a lo que viene. La gran pregunta es ¿qué es lo que viene?

Por lo pronto, desde el baragiolismo están impulsando denuncias por irregularidades en el padrón. Del otro lado los acusan de tenerle miedo a las urnas. “En el padrón hay 40.000 personas. Y es obvio que hay gente que falleció, gente que se fue del partido, otra que quiso irse pero no supo cómo desafiliarse. El padrón es de 1983, es el mismo que se utiliza siempre, no hay nada raro”, explicaron.

La cuestión de fondo, dicen, es que a nadie le cabe duda de que Baragiola es, aún a pesar de los últimos traspiés electorales, la figura más popular de la UCR. Pero una interna no mide eso, no vota el común de la gente. Con Elio Aprile en su mejor momento, la interna radical convocó a 5 mil afiliados a dirimir una interna. “Con furor, van a votar 2.500 ese domingo”, lanzaron. En ese marco, no importa tanto el nivel de conocimiento sino el armado que cada dirigente pueda desplegar.

El divorcio entre Maxi Abad y Nicolás Maiorano le dejó al diputado provincial el control de Franja Morada, el brazo juvenil de la UCR. Con el alfonsinismo de su lado y un nutrido grupo de dirigentes que todavía le responden fielmente a Daniel Katz la balanza se inclina en favor de la lista encabezada por Mario Rodríguez. De todos modos, nadie se atreve a afirmar nada. Estas elecciones siempre esconden alguna sorpresa.

En el seno del gobierno de Arroyo, nadie lo dirá, pero siguen con atención el desarrollo de la interna. De un lado, quedaron los dirigentes que lanzaron críticas hacia los problemas en la gestión municipal, del otro los que, al menos públicamente, respaldaron cada decisión del jefe comunal. No hay mucho margen de maniobra en el arroyismo, pero si tuviesen que elegir optarían por la lista de Baragiola.  

El 23 de octubre los radicales elegirán al nuevo titular del comité partidario en Mar del Plata.  ¿Cuál es el beneficio real de ese puesto? Escaso, prácticamente nadie tiene presente quién es el presidente de un partido, porque en general las decisiones las toma otro, no el que pone la cara. Baragiola, entonces, se lanzó a una aventura de riesgo al ponerse al frente de la lista: si gana se podrá erigir como la conductora del radicalismo en Mar del Plata, pero si pierde le quedarán escasos argumentos para sostenerse en la pelea para que la UCR, con ella al frente, vuelva al poder real en la ciudad.