"Hoy, el verdadero progresismo está en tomar riesgos, no en quedarse conservando la quintita"

El senador Ernesto Sanz subrayó la necesidad de que todo el arco opositor conforme una "gran coalición" para disputarle el poder al kirchnerismo.

Sanz asegura que el 70% de los argentinos espera un cambio. Foto: archivo 0223

12 de Enero de 2015 08:42

El senador y actual presidente del Comité de la UCR, Ernesto Sanz, aseguró que el 70% de los argentinos rechaza la continuidad del modelo kirchnerista aunque reconoció que la oposición sólo llegará al poder si integra "una gran coalición". "Mientras más fragmentada esté la oposición, más posibilidades de continuidad tiene este modelo que ya está agotado y que no tiene más nada que ofrecer", definió el dirigente del Faunen en una entrevista con 0223.  

-Es una temporada con presencia continua de candidatos y con una actividad política intensa de cara a las elecciones de este año. ¿Cómo la vive?

-Es un año clave. Creo que desde hace mucho tiempo los ciudadanos no tenían en sus manos una decisión tan importante como la que van a tener en este año electoral: así como en otros años la palabra clave fue continuidad, la palabra clave de este año es cambio. Y cuando se habla de cambio hay un movilización muy importante de todas las fuerzas políticas y sociales.

Creo que hay una gran mayoría de argentinos, alrededor del 70%, que ya han votado por el cambio y están esperando una respuesta de la dirigencia política para que esa mayoría social por el cambio se traslade a una mayoría política. Ese es el desafío, construir una nueva mayoría política.

Por eso estoy trabajando en ampliar la base de sustentación de mi partido y del Frente Unen. Yo quiero tener un frente más amplio en donde podamos tener un programa de gobierno, una mayoría parlamentaria que el año que viene lo sustente y luego dirimir las candidaturas presidenciales en una gran primaria en agosto. Ese es el gran desafío porque sino podemos llegar a que el 30% que quiere continuidad le gane al 70% que quiere cambio solo por la dispersión de la oposición.

-Pareciera que cree más fácil persuadir a quienes integran a otras fuerzas políticas que al propio Faunen.

-Sí, porque me parece que hay muchos prejuicios y que se mezclan los tantos con las palabras progresismo y conservadurismo. Hoy, el verdadero progresismo está en tomar riesgos y no en quedarse conservando la quintita, la comodidad de un espacio y poner como excusa una cuestión ideológica. La Argentina de este año no se dirime en términos ideológicos de derecha o izquierda, se dirime en términos mucho más profundos -populismo o república- y me parece que frente a eso uno no puede quedarse cuidando una quintita. 

-Desde el punto de vista de ese esquema, da la impresión de que el Faunen puede tener mucha presencia en municipios y provincias pero no un candidato presidencial fuerte.

-Desde mi concepción, eso es al revés. Tenemos fortaleza territorial y eso es un activo en el que el principal protagonista es el radicalismo, que pone todo al servicio de Unen. Es cierto que a nivel nacional, en términos de encuestas, hay candidatos que miden mejor que nosotros pero si en una primaria ponés a competir a todos esos candidatos a gobernador o intendentes, todos tirando de una la fórmula común de Unen; me le animo a Macri, a Massa y al que sea.

-¿Y Macri y Massa se animarán?

-Cuando digo que hay una mayoría política que construir, el que quiera autoexcluirse de esa construcción, le tiene que explicar a la sociedad. En la calle me piden: por favor, únanse, queremos un cambio en la Argentina. Y lo mismo le debe pasar a ellos. Yo estoy dispuesto a hacerme cargo de ese requerimiento. El que no esté dispuesto a hacerlo y quiera conservar una identidad o diferenciarse, que le explique a la sociedad.  

-Falta mucho todavía pero ¿qué porcentaje hay de que esto se cumpla?

-Hay mucho rechazo en la política pero precisamente eso es lo que más me alienta. La dirigencia política en Argentina muchas veces ha ido en contramano de los procesos sociales y le ha ido muy mal al país. Creo que hoy hay que sumarse a la misma mano de esa mayoría social que pide un cambio con unidad, entonces yo voy a seguir tratando de convencer, de persuadir.

-Si no lo logra, ¿habrá victoria del kirchnerismo?

-Mientras más fragmentada esté la oposición, más posibilidades de continuidad tiene este modelo que ya está agotado, que no le pude ofrecer nada más a la Argentina porque lo único que tiene por delante es conservar poder e impunidad. Nosotros tenemos que romper la fragmentación, tenemos que ir hacia una discusión de un programa común, sobre una mayoría parlamentaria que lo pueda sustentar y para las candidaturas, están las Paso.

-Días atrás estuvieron Cobos y Binner en Mar del Plata y hablaron de una eventual fórmula dentro de este espacio. ¿Cómo ve esa posibilidad?

-Yo voy a ir a disputar la candidatura presidencial y me parece muy bien que haya otros compañeros de Unen que quieran hacer lo mismo. Lo que está en discusión acá no es eso, sino si somos capaces de ampliar el frente y construir una alternativa realmente competitiva que le dé sustento al cambio o si nos quedamos conservando nuestra identidad de Unen, con lo cual algunos se sentirán ideológicamente contentos y tranquilos pero habremos perdido la oportunidad y habremos defraudado a ese 70% de argentinos que quieren otra cosa.

-¿No teme que esa gran primaria que usted planifica no sea vista como un rejunte ideológico para quedarse con el poder?

-Hay que romper la paradoja de mucha gente que, por un lado pide unidad y, por el otro, tiene miedo de que esto sea una nueva Alianza. Creo que hoy la situación del país es distinta a la que imperaba hace 13 ó 14 años y la generación que hoy tiene esta responsabilidad es distinta a aquella. Aquello (por la Alianza) fue hecho como un acuerdo para ganar una elección y no para gobernar; yo lo estoy planteando al revés.
 

Corrupción, narcotráfico y clientelismo, las prioridades
 
-¿Qué cambiaría de forma inmediata si asumiera el próximo 10 de diciembre? 

-Muchas cosas pero, fundamentalmente, cuestiones culturales. La primera: rompería la cultura de la corrupción. Nosotros estamos proponiendo la creación de la Conadep de la corrupción que es un organismo que, así como en el Nunca Más de los derechos humanos, ayude a encontrar un camino entre la sociedad y la justicia para investigar y buscar pruebas de todos los hechos de corrupción de los últimos tiempos.

La segunda cuestión es el combate del narcotráfico. Ya hemos incorporado al discurso la admisión de que el narcotráfico es una realidad en la Argentina y yo creo que somos capaces de combatirlo porque estamos a tiempo de generar una bisagra. No somos Colombia ni México pero podemos ser Colombia o México.

La tercera cuestión cultural es la ruptura de esta cultura clientelar que hace que el Estado le ofrezca a muchos sectores vulnerables sólo un programa social pero deje de lado empleo y educación de calidad, que son las dos herramientas de dignidad de una persona. 

Por supuesto también hay cuestiones vinculadas a la economía: combatir una inflación del 40% cuando el promedio en toda la región es de 5 puntos. Esto se puede solucionar rápidamente, reestructurando los gastos del Estado, con un Indec confiable y generando confianza y reglas de juego en la economía para que la oferta de bienes y servicios equipare a la demanda.

En materia de seguridad hay muchas cosas por hacer: tenemos que poner al servicio de un programa de combate contra la inseguridad a todas las fuerzas de seguridad nacionales, en coordinación con las provinciales. Esto no es difícil hacerlo, solamente se necesita decisión política.  

-¿Cómo observa la interna del Frente para la Victoria, en donde el kirchnerismo más duro ahora se enfrenta con Scioli? ¿Cree que es una estrategia? ¿Los puede perjudicar o beneficiar?
    
-No creo que sea una estrategia. Lo que pasó en Mar del Plata con la presencia del Scioli en el espacio Clarín desnuda lo que es el kirchnerismo en profundidad. No me preocupa la anécdota de que se peleen con Scioli, sino lo que hay de trasfondo. Cuando dicen o se está con el gobierno o se está con el enemigo, el kirchnerismo está desnudando su concepción del poder. Lo que pretenden hacer con Scioli, lo han intentado hacer con todos los actores de la vida política y económica de la Argentina. Me parece que ahí está el punto central de lo que la sociedad se hartó y por eso la gran mayoría quiere cambio y no la continuidad de ese modelo.

-¿Scioli no podría salir beneficiado al diferenciarse de ese modelo?

-Creo que ni Scioli, que es el menos oficialista duro y puro, ni Uribarri, como ejemplo de un referente del kircherismo duro, puede traspasar la barrera de un tercio, que es la barrera de la continuidad. La inmensa mayoría de los argentinos ya tiene incorporada la visión de cambio y ahora está viendo quién lidera ese cambio. Yo estoy proponiendo -insisto- es que más que una persona o un partido, el liderazgo de ese cambio sea una gran coalición. Es necesaria porque ningún partido político de la oposición por sí solo puede gobernar.

-¿Esa gran coalición se podría replicar en los municipios?

-Sí, seguro. La primera elección que va a haber en la Argentina va a ser en la capital de mi provincia, Mendoza, el 22 de febrero. El candidato a intendente es el actual, que es radical; la lista la encabeza el radicalismo pero adhieren el PRO, el Partido Socialista, Libres del Sur y Proyecto Sur. Yo pretendo llevar esa misma confluencia a nivel nacional y el radicalismo tiene un papel protagónico en eso porque en la mayoría de los municipios y de las gobernaciones, los que tienen posibilidad de competir contra el oficialismo son radicales y lo están haciendo a partir de una visión amplia.    

-Eso se replica en Mar del Plata con Vilma Baragiola...

-Sí, pero más allá de los nombres, hablamos de quienes tienen vocación de poder porque han gobernado este municipio y más allá de quién sea el abanderado o abanderada, lo importante es que alrededor del radicalismo se puede formar un polo, una coalición importante. Yo voy a trabajar para eso.