Muerte en el calabozo: nunca llamaron a la ambulancia ni pidieron ayuda

Un policía reconoció que decidió trasladar a Alejandro Sosa porque lo vio “muy mal”. La víctima estuvo más de dos horas sin atención médica.

Charla entre las partes durante uno de los cuartos intermedio. (Foto: 0223).

21 de Agosto de 2015 08:28

Por Redacción 0223

PARA 0223

Nada que llamara la atención, práctica habitual, llamados sin respuesta y demoras en la ambulancia. Esas fueron algunas de las frases que los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal 4 escucharon a lo largo de la tercera audiencia del juicio por la muerte de Alejandro Sosa. Esos fueron los testimonios que pusieron el foco del debate en la actuación del imputado Carlos Córdoba y de otros efectivos policiales.

Además de esos testimonios, los jueces Alfredo De Leonardis, Gustavo Fissore y Jorge Peralta escucharon a otros tres testigos propuestos por las partes. Uno que negó escuchar algo extraño cuando hacía una denuncia en la comisaría; un vecino de Sosa que encontró horas después de la detención una vaina de pistola calibre nueve milímetros; y un amigo del imputado. Según los dichos de éste último, otros efectivos fueron los autores de la golpiza mortal.

Los otros testigos de la jornada fueron tres efectivos policiales que cumplían funciones en la comisaría tercera durante marzo de 2013. Con sus testimonios quedó claro que a la detención ilegal de Sosa en su vivienda le siguió una serie de irregularidades que tuvieron como punto central la falta de atención médica para con el herido.

Entre protocolos escritos y prácticas habituales, cada persona detenida por la policía es trasladada a Cuerpo Médico para su revisación. Ese lunes –tal como se confirmó en la instrucción- la profesional a cargo estuvo ausente y Sosa fue directamente a la comisaría. En ningún momento se decidió consultar en el hospital, en una sala de atención primaria o llamar a una ambulancia para que lo examinaran.

Como adelantó 0223, luego de golpear a Sosa por aproximadamente cinco minutos, Córdoba se comunicó vía handy con la comisaría tercera y solicitó la presencia de personal de apoyo. El móvil a cargo de Oscar Viana y María Mendoza fue el primero en llegar al lugar y el que trasladó al herido a la seccional. Según Alejandro Borawsky –abogado del imputado- el patrullero tardó más de quince minutos en arribar a la sede policial.

 

Ineficacia, nafta y traslado tardío

Más allá de las dudas acerca de la manera en que se anotó en el libro de guardia de su ingreso, se calcula que Sosa estuvo algo más de dos horas en el interior de un pequeño cuarto de la comisaría tercera. Según los patrocinantes de la familia de la víctima, durante ese tiempo no recibió la atención médica que podría haberle salvado la vida.

“Quedó demostrada la ineficacia con la que actuó el personal policial esa jornada porque si bien no había un profesional en Cuerpo Médico, obviaron que Sosa fuera atendido correctamente” le dijo el abogado César Sivo a 0223. “Con el cruce de llamadas que se realizó, quedó claro que en ningún momento llamaron –desde la comisaría o desde los celulares de los efectivos- al hospital o al 107”, agregó.

La declaración del agente Luciano Truglio confirmió la manera en que se decidió el traslado de la víctima al Hospital Regional. El policía indicó que vio “muy mal” a Sosa, por lo que decidió “ir a cargar nafta en un patrullero” para poder trasladarlo y que lo viera un profesional. Más allá de la decisión que tomó y llevó adelante, el hombre de 41 años estaba sin vida cuando llegaron al hospital.

Truglio –que cumplió una suspensión de la fuerza durante los primeros momentos de la instrucción- le dijo a los jueces que nunca le había tocado vivir algo así y que no entendía porque había sido sancionado si había hecho lo que correspondía.

La cuarta de las seis audiencias previstas para el desarrollo del juicio se realizará el viernes con la declaración de varios policías y de los médicos que llevaron adelante la autopsia. Luego de la clausura del debate –prevista para el martes- el Tribunal definirá la fecha de los alegatos y de la lectura del veredicto y sentencia.