Merlini, el incumplimiento ante Macri y el puerto diurno que se consolida

El Presidente del Consorcio debía haber puesto en marcha el proceso licitatorio para el predio de los silos antes de fin de año. La falta de calado en el área de giro torna inviable cualquier proyecto de desarrollo. Interrogantes que nadie contesta. 

Los rubores de Merlini frente a un Macri incisivo. Todo sigue igual

22 de Febrero de 2018 08:13

Martin Merlini debe haber maldecido más de una vez la ubicación que le tocó en la mesa en la que los actores y lobbystas de la industria pesquera nacional volvían a la carga en Casa Rosada en busca de mejores niveles de rentabilidad para todo lo que no alcanzaba el langostino patagónico.

“Justo en el centro de la mesa, enfrente de Macri”, habrá pensado el Presidente del Consorcio cuando lo invitaron a sentarse. Al rato llegó Macri franqueado por su ministro de Agroindustria, entre secretarios, subsecretarios y asesores de segunda línea.

Para colmo a su izquierda, había desparramado su humanidad José Moscuzza, quien por los contactos aceitados con Angelicci se paseaba como un huésped de honor en la casa de Gobierno.

Merlini comenzó a tartamudear y su rostro cambió de colores hasta un rojo intenso cuando Macri le preguntó sobre el futuro del predio de los silos, que la Nación estaba a punto de traspasarle a la Provincia y desde ahí a la administración portuaria.

El Presidente consultó por los plazos para concretar el llamado a licitación y pidió que el desarrollo productivo en la zona sintetice los nuevos desafíos que debía encarar el puerto marplatense como herramienta capaz de generar valor agregado y mejoras en la competitividad de las empresas de la ciudad y la región.

Merlini todavía estaba atónito con el planteo que acababa de hacer José Moscuzza, reclamando para sí ese predio de 4 hectáreas con la su idea de ampliar el espigón 3 y quedarse con un sector donde amarrar sus barcos. “Pototo”, que de modales sabe poco, a grito pelado les hizo saber a todos los presentes de sus intenciones.

Como pudo, Merlini le respondió a un Macri que oficiaba de evaluador y pedía celeridad y certezas. “A fin de año está en marcha la licitación”, cuentan testigos que participaron del encuentro que dijo el agente marítimo devenido en autoridad portuaria.

Más allá de la intervención de Moscuzza, la idea parecía clara: montar un centro logístico para el movimiento de contenedores que no solo atienda a la actividad pesquera sino también al hinterland que genera la región. Incluso eso dijo Merlini en noviembre pasado, tres meses después de la reunión, al programa “Conociéndonos” que emite Canal 2.

Los plazos comprometidos por Merlini ante Macri vencieron hace 50 días. Y los 30 silos siguen tan de pie como hace 40 años, tal vez con un grado más de deterioro. De los pliegos ni siquiera circula un borrador y de la licitación garantizada al Presidente, el Consorcio que racionaliza los pocos recursos que tiene, contrató a un asesor externo por más de medio millón de pesos. “No se está perdiendo nada si hay una demora de 3 meses”, le dijo Merlini al portal El Marplatense en las últimas horas.

A 6 meses del tartamudeo en Balcarce 50, Terminal de Contenedores 2 (TC2) ya anunció públicamente su proyecto de inversión para montar TC3 en el predio de los silos con una inversión de 300 millones de pesos. Moscuzza también hizo su propuesta de la que no se conocieron detalles ni montos.

Pero para el presidente del Consorcio el proyecto de TC2, presentado por mesa de entradas, no califica como iniciativa privada. Públicamente Merlini se muestra dispuesto a atraer inversiones, pero cuando llueve un proyecto local (con capitales chinos también) Merlini despliega un paraguas grande como la carpa del circo Tihany. ¿A quién busca favorecer la autoridad portuaria?.

Merlini no contesta preguntas de este cronista desde hace casi un año mientras alimenta un relato que solo despierta candorosa ternura: ese que dice que tenemos un puerto operativo 100% y abierto las 24 horas. “Tenemos algunas limitaciones pero no hay restricciones”, le dijo a Cholo Ciano en LU6 hace 15 días un Merlini que no sale seco del mar de las contradicciones.

Podría aclarar las cosas desde la cuenta oficial del Consorcio en twitter o Facebook, recientemente estrenadas. Dos interrogantes: ¿Cómo es posible que después de dragar 240 mil metros cúbicos de sedimentos más de los previstos, el área de giro presente sectores con apenas 7,70 metros de calado, cuando en el canal de acceso la profundidad supera los 11 metros.

¿Por qué se refularon los sedimentos del área de giro y el muelle de ultramar a una celda acondicionada debajo de las galerías de los silos por considerar que estaban contaminados, y no hicieron lo mismo con la posta de inflamables, donde opera un buque petrolero cada semana?

En TC2 están a punto de doctorarse en esquizofrenia. Por un lado destacan el puerto productivo, donde las navieras acumulan contenedores vacíos para fomentar el movimiento exportador que genera la abundancia de calamar, mientras que por el otro cuestionan la falta de calado y se preocupan por lo que puede ocurrir si un buque toca el lecho marino en el espejo interior.

Es imposible que el desarrollo del predio de los silos prospere con un calado de 7,70 metros. El aviso de MSC casi tiene la misma antigüedad que la promesa incumplida de Merlini. La situación en el área de giro no invita al optimismo infundado del administrador.

La naviera acaba de introducir un buque nuevo, el “Ronit” a la ruta que une Mar del Plata con Santos, Brasil. Cuando entró, el buque de 177 metros de eslora amarró con la proa hacia afuera, es decir, listo para zarpar aunque fuese de noche, luego de bajar los 200 vacíos, los 33 de importaciones y subir los 62 tachos con calamar (muy poco para tanta carga en espera).

Pero la maniobra quedó trunca más allá de la voluntad del práctico Marcelo Smith, uno de los tres que trabajan en el puerto. Una leve brisa estival, a las diez de la noche, impidió que pudiera salir derecho por el canal. Debieron esperar hasta la mañana siguiente.

Después tenemos que escuchar a Merlini ponderar el trabajo en equipo, la gestión y comunión con el ministerio de Transporte, su único y vital respaldo para continuar en el cargo. No hay inversión en el predio de los silos, ni extensión del muelle 3, que resista un cálculo de retorno de utilidades con un puerto diurno, que opera en pleamar y sin viento en superficie.

Para mejorar los sectores puntuales en el área de giro podrían usar el artefacto que sacó del papelón al puerto en el invierno de 2015. Pero la “Victory” sigue desarmada en algún rincón del puerto; porque esos no son amigos de la gestión, aunque el gestor de Diosfer SRL haya participado de la comitiva de empresarios que ofició de anfitrión de Macri en su última visita por Holanda. Merlini tiene otros amigos.

En el predio de los silos brotó un nuevo obstáculo a los plazos vencidos de Merlini: el ex permisionario, Elevadores Mar del Plata, que tiene el canon pago hasta el 2024, no parece dispuesto a rendirse.

Los cambios en Agroindustria, con la llegada de Luis Miguel Etchevhere, le han dado impulso administrativo a su reclamo judicial para recuperar el predio y hacer el último intento para que Mar del Plata también sea un puerto cerealero.

Con la Sociedad Rural como denominador común de intereses, en Elevadores Mar del Plata esperan una Resolución ministerial para que se anulen los actos administrativos firmados por Ricardo Buriayle.

De confirmarse la intervención de Etchevhere, el plan de Macri y la ineficiencia de Merlini retrocederían al punto de partida. Mar del Plata mantendría el statu quo de puerto de cuarta categoría. A la pesca local la idea no termina de disgustarle.