Cómo es por dentro el Angelescu, el barco más moderno de la Argentina

16 de Septiembre de 2018 09:15

Por Redacción 0223

PARA 0223

El nuevo buque del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero tiene 52,8 metros de eslora y cuenta con equipamiento integrado por ecosondas científicas para la detección de organismos marinos, ecosonda multihaz para mapeo del fondo oceánico, equipo oceanográfico de última generación, entre otros. Tuvo un costo de 28 millones de dólares y fue construido en España, en el Astillero Armón de Vigo.

Ni bien llegó a nuestras costas, participó de las operaciones de búsqueda del submarino ARA San Juan y tiempo después localizó la posición exacta del naufragio del pesquero Rigel. Pese a que no fue construido para tales fines con exclusividad, sus equipos pueden servir a estos efectos. Además llevó a cabo varias campañas de investigación a los bancos de pesca, tarea para la que fue íntegramente diseñado por el INIDEP. 0223 tuvo acceso a la embarcación y junto con quienes trabajan allí, pudo recorrerlo.

Una vez dentro de la nave, lo primero que sorprende son los pasillos, anchos e iluminados al igual que las escaleras internas. Los camarotes son amplios y espaciosos, todos con baño privado y puertos de acceso al sistema del barco, ya sea de navegación como de investigación científica. Sólo los camarotes del capitán y el jefe científico son singles, el resto son para dos personas. Los pasillos son anchos e iluminados al igual que las escaleras internas.

En el nivel superior está el puente de mando que es verdaderamente impresionante. De grandes dimensiones y visión de 360° es el cerebro del barco. Allí están todos los comandos para la navegación y la pesca, en un entorno moderno, repleto de instrumentos tecnológicos y pantallas de seguimiento de los sistemas. Tecnología de punta que nada tiene que envidiar de las modernas embarcaciones de otras naciones. El timón, a diferencia de lo que uno se imagina, es un pequeño ‘joystic’ más propio de un video juego.

Es en este lugar en donde Gustavo Álvarez Colombo, biólogo del INIDEP, nos cuenta que “en estos momentos hay restricciones presupuestarias de todo tipo, no obstante, el barco ha podido salir a hacer sus pruebas y ha participado de varias campañas, financiadas a veces por las cámaras de pescadores y por otras instituciones como las dos campañas que se van a realizar en noviembre hacia el banco Namuncurá y a la zona del frente de Península Valdéz en diciembre”.

Álvarez Colombo, que en el Angelescu se desempeña en el área de hidroacústica en las campañas de investigación y “colaborando en todos los aspectos como el resto de las personas que embarcan”, indicó que se están agregando nuevas tareas en función de nuevos equipamientos. “Nos encontramos en verdad con herramientas de primerísima calidad y de última generación para hacer nuestro trabajo mejor y con mayor amplitud”, destacó el científico.

Con sus 52,8 metros de eslora y sus 13 metros de manga, el Angelescu puede navegar a unos 14 nudos y velocidad crucero de 11 o 12 nudos, gracias a sus dos grandes motores eléctricos, alimentados por 3 generadores diésel. Esto lo convierte en un navío extremadamente silencioso y mucho más acorde para la investigación científica por no interferir con contaminación sonora en los mares.

En el barco viaja una tripulación de 15 personas, en su mayoría pertenecientes a la Prefectura Naval Argentina, y 17 plazas son para el personal científico. El objetivo principal del barco es la realización de campañas de investigación para la evaluación de los bancos de pesca y fue enteramente pensado y diseñado por el INIDEP, según sus necesidades.

Según el biólogo, la vida a bordo es “una experiencia muy linda. El hecho de estar aislado de todo te hace ver en el compañero alguien más que una persona cualquiera. Se trabaja con mucha confraternidad y camaradería. Los días se hacen largo porque uno, obviamente, deja su familia, deja su vida, y  a veces se empieza a ‘contar los palitos’ como en la cárcel para ver cuánto falta para verlos, es duro en ese aspecto. A veces duro por cuestiones climatológicas. Así y todo es un trabajo muy noble estar en el mar y por suerte pudiendo desarrollar gracias a la universidad que nos formó, la vocación que tuvimos”.

La recorrida nos conduce por los distintos ambientes del barco en el marco de una charla más que interesante con los científicos y miembros de la tripulación quienes describen a la perfección los equipos y las tareas que llevan adelante. Luego del puente los pasillos y escaleras nos llevan al comedor y la cocina.

A diferencia de otros barcos, el comedor es compartido por todas las personas a bordo, sin distinción de escalafones o funciones y sin lugares asignados en las mesas. “Cualquiera se puede sentar en cualquier lada y es autoservicio”, comentan al pasar por allí. La cocina es espaciosa y cuenta con todos los instrumentos para que el cocinero del barco y su ayudante, alimentes a más de 30 personas durante campañas que pueden durar cerca de 28 o 30 días.

Al lado del comedor hay una sala de reuniones y una sala de estar con cómodos sillones, mesas y televisión como para pasar un rato de relax. “Acá cuando terminás de trabajar no te vas a tu casa, entonces está bueno tener un rato de distensión con los compañeros”, aclara uno de los tripulantes.

¿Qué niveles de conocimiento hay en el país acerca del Mar Argentino?

“La plataforma Argentina es inmensa. Se vienen realizando estudios desde hace muchas décadas, yo te puedo hablar desde el INIDEP pero el CONICET, a través de sus institutos a lo largo de la costa viene participando hace muchos años. El conocimiento es vasto pero falta mucho, y tener los barcos en el agua, investigando, es una tarea fundamental”.

El Angelescu es un buque altamente equipado también para la investigación oceanográfica, cuenta con una quilla retráctil de 6 toneladas, la cual una vez desplegada posiciona los instrumentos del barco en la profundidad en donde trabajan sin interferencias climáticas o del estado del mar en superficie. En toda la embarcación hay formas de acceder al sistema ‘Matrix’ que permite a tripulantes y científicos, tomar control o seguimiento de las maniobras y tareas que se llevan adelante.

Todos los sistemas del barco están alojados en la sala de cómputos que está en el centro del nivel medio, en el corazón de la nave. Allí, un rack de grandes dimensiones, en una sala vidriada al estilo de los laboratorios informáticos más específicos del mundo, contiene todo el sistema informático, vital para las operaciones en el mar. Sobresalen los instrumentos acústicos, las eco sondas, sonares y radares para la detección de cardúmenes y objetos bajo la superficie.

En los niveles restantes están el hangar de operaciones y maniobras, el laboratorio multipropósito, la planta de pesca con su cámara frigorífica y su novedoso laboratorio de temperatura controlada, y por último, y en lo más profundo del casco, la sala de máquinas en donde están los 2 grandes motores eléctricos y sus 3 generadores, y un taller de mantenimiento general.

¿Cuál es la importancia de todo este trabajo para la sociedad?

“Desde el punto de vista de la sociedad en particular, ésta se va a ver beneficiada con trabajo, por fuentes de exportación de alimento, pero sobre todo a nivel país por una cuestión de soberanía. Tenemos una extensión vastísima de aguas cuyos recursos son de todos, de toda la gente y tener los barcos funcionando, con una buena legislación y un buen presupuesto, va a asegurar que el provecho de todo lo que se extraiga y todo lo que se conozca sea para todos”.

Cada uno de los ambientes del barco asombra por su pulcritud, orden y limpieza, por la calidad de los materiales con que está construido el navío y por la moderna y amplia disposición. Sin dudas, el Angelescu no sólo llena de orgullo a quienes trabajan en él, sino también a todas las personas que tienen la posibilidad de conocerlo y recorrerlo.

Primera misión: Búsqueda del submarino ARA San Juan.

A los pocos días de haber llegado desde España, lugar donde fue construido, el buque fue afectado a una de las mayores operaciones marítimas de la historia Argentina: la búsqueda en las agitadas aguas patagónicas del desaparecido submarino ARA San Juan.

“Cuando nos enteramos un jueves de esta noticia, ese mismo día nos pusimos en contacto con las autoridades del Instituto, pusimos a disposición el barco, nuestro bolso estuvo hecho esa misma noche, y a la semana siguiente salimos a navegar cuando, convengamos, todavía había esperanzas de vida”, sostuvo el biólogo Álvarez Colombo.

Según el científico, “eso fue muy determinante para nosotros, era la primera vez que se iban a utilizar estos equipos, el barco había llegado recientemente del astillero en España. En una noche, con mucha atención y responsabilidad nos aseguramos de que todos los equipos funcionaran como correspondía y salimos al agua”.

“Esa primera semana fue realmente muy intensa”, continuó el investigador. “24 horas todos con la cabeza puesta dentro del monitor. No se nos escapó un centímetro cuadrado del fondo del mar en el área que nos asignó la Armada. Tuvimos la posibilidad de comprobar nuestra capacidad de trabajo, la de los equipos y del buque al encontrar un naufragio que finalmente, según determinaron, no era el objetivo que estábamos buscando”, recordó.

“En febrero tuvimos que salir a otra área y lamentablemente no pudimos traer la tranquilidad a las familias que era en ese momento lo que más nos preocupaba”, finalizó.

Hallazgo del pesquero Rigel

Otra misión para la que fue convocado el Angelescu fue la búsqueda del naufragio del pesquero Rigel que había desaparecido el 9 de junio en una zona cercana a la ciudad de Rawson.

“El caso del pesquero Rigel fue un poco distinto porque contábamos con la información muy certera de Prefectura, por la baliza de emergencia que se desprendió del buque y por el rumbo de los diferentes objetos que se fueron encontrando”, relató el biólogo del INIDEP. 

“Había un área relativamente circunscripta donde teníamos que buscar donde hicimos un rastrillaje, también, muy minucioso en la zona que creíamos más posible y encontramos el naufragio. Esos fueron los datos que le pasamos a Prefectura para que llevaran el Tango (Guardacostas SB-15 “Tango” del Servicio de Salvamento, Incendio y Protección Ambiental) y bajarán con el mini-submarino para establecer definitivamente la identidad del buque”, concluyó.

Otro barco en proceso de construcción

Se trata buque costero de unos 32 metros que está en estos momentos en proceso de construcción. “Nuevamente las cuestiones presupuestarias ponen en riesgo que las cosas se hagan en tiempo y forma, esperemos que podamos cumplir con lo pautado porque eso nos daría una nueva herramienta, junto con poner nuestros buques Oca Balda y Holmberg en funcionamiento porque son los barcos con los que el Instituto se ha hecho grande y ha tenido renombre a nivel internacional, desarrollando nuestra presencia en el mar, investigando”, detalló Álvarez Colombo

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