Ecuador: Lenin Moreno con la plaza sitiada

Ecuador lleva 5 días de protestas en medio de un fuerte plan de ajuste que rememora tiempos de inestabilidad institucional.

8 de Octubre de 2019 08:16

Ecuador está en llamas luego del anuncio de Lenin Moreno de quitar el 100 por ciento los subsidios a los combustibles que desató un paro nacional de tres días y movilizaciones populares que terminaron con la declaración de Estado de Excepción, represión, militarización de las ciudades principales, un muerto y más de 300 detenidos. Esta situación abre un panorama incierto en relación al futuro del presidente que mudó el gabinete de Quito a Guayaquil para evitar el escarnio y monitorear lo que terminó siendo el lanzamiento de tanques de las Fuerzas Armadas a las calles.

Pero para entender la realidad de Ecuador hace falta ir más atrás y ubicarnos en el  2017, año en el que Moreno ganó las elecciones en la segunda vuelta del 2 de abril de la mano de Rafael Correa de quien había sido vicepresidente entre 2006 y 2010.

El 25 de mayo de ese año, Lenin asumió formalmente el cargo de presidente con Rafael Correa a su lado y Jorge Glas, último vicepresidente de Correa y hombre de confianza del sector mas fiel al presidente, como compañero de formula. Parecía que la maldicion de las sucesiones traumáticas o fallidas había esquivado Ecuador. 

Sin embargo, Rafael Correa abrió el primer interrogante cuando antes de irse a Bélgica a radicarse con su pareja (tal como lo había anunciado desde el momento en el que rechazó el pedido de las bases de su partido para reformar la constitución e ir por un nuevo mandato) dijo que "logramos mantener el gobierno pero no estoy muy seguro de haber salvado la Revolución Ciudadana (nombre con el que se califican los diez años de gobierno de Correa). Más tarde, en una entrevista que le realicé para Resumen del Sur me reconoció que "siempre supimos que Lenin era de derecha pero pensamos que podíamos rodearlo con hombres y mujeres de izquierda".

Este fue el principio de una ruptura inesperada. Luego, llegó la acusación contra el vicepresidente electo Jorge Glas por una causa vinculada con la empresa constructora Odebrecht en tiempos en el que se desempeñaba como ministro de Infraestructura.  De esta manera, a tres meses de haber asumido por el voto popular, Glas quedó sin facultades y preso

Esto dio lugar a un verdadero esto de excepción judicial que tuvo como destinatario a Rafael Correa al que se lo llegó a acusar de ser el cerebro de un secuestro en Colombia, entre otras tantas denuncias que carecen de verosimilitud.

De esta manera Moreno abandonó el programa por el que fue votado para llevar a adelante una gobierno de ajuste aliados a los bancos nacionales, los medios de comunicación y la derecha tradicional que es quien le suministra la gobernabilidad en la Asamblea Nacional tras la ruptura con el correísmo.

A su vez, en el orden internacional decidió sumarse al Grupo de Lima, abandonar Unasur y subordinarse a Estados Unidos con dos decisiones concretas: la quita de asilo político a Julian Assange y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional de marzo de este año. A pesar de tener solo el 35 por ciento destinado a la deuda, Lenin pidió un prestamos de 4200 millones cuyas condiciones están empezando a sentirse.

 

Los hechos

En este marco, el gobierno decidió eliminar los subsidios al combustible provocando un aumento del 30 por ciento de transporte que se trasladó rápidamente a los alimentos de primer necesidad. Rápidamente, los gremios del transporte iniciaron un paro de actividades en 20 de los 24 estados y diversos sectores sociales se movilizaron en protesta. Las marchas se tornaron masivas cuando se incorporaron  las comunidades indigenas que desde ayer mantiene bloqueados los accesos del norte y sur de Quito

Las similitudes con las protestas que terminaron con el gobierno de Lucio Gutierrez en 2005 son asombrosas, ya que, en ese entonces  el rol de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador fue determinante tanto en la salida de Gutierrez como en los hechos del 2000 que terminaron con el gobierno de Jamiil Mahuad producto de la crisis financiera, el feriado bancario y la debilidad de la economía.

La respuesta de Lenin a las reacción popular fue con la declaración del Estado de Excepción que terminaron con mas de 300 detenidos y un muerto, además de graves abusos de poder de parte de las fuerzas militares y de seguridad. 

No obstante, al momento de escribir esta columna, las movilizaciones no cesan, el presidente tuvo que mudar su gabinete de ciudad para evitar la rebelión, el alcalde de Quito declaró a la ciudad en Estado de Emergencia  y los rumores de renuncia del ministro de Defensa aumentaban. 

 

Muerte cruzada

La muerte cruzada es la figura constitucional con la cual se puede destituir al presidente. En el inicio de la crisis, Rafael Correa fue la primera voz en pedir la convocatoria a elecciones ante un Jefe de Estado que no llega a diez por ciento de apoyo y decidió mandar tanques a las calles a reprimir a las sociedad civil.

Sin embargo, aún en un momento de semejante fragilidad como la que se vive en el pais, Lenin Moreno tiene algunos puntos de apoyo en la Asamblea Nacional, las Fuerzas Armadas, la Corte Constitucional que votó ayer a favor del decreto oficial que declara el Estado de Excepción y el gobierno de Estados Unidos. 

La muerte cruzada puede ser utilizada por el propio presidente a modo de plebiscito pero no parece querer arriesgarse a semejante aventura en medio de tanto enojo popular y mucho menos si se contempla el buen resultado del correísmo en las últimas elecciones regionales.

 

¿y la región?

El rol de los países de América del Sur en la crisis ecuatoriana ha sido insólita no solo por el silencio complice que demuestra que no hay interés de denunciar a aquellos gobiernos que son funcionales a determinados intereses sino por la teoría trasnochada que indica que el gobierno de Nicolás Maduro y Rafael Correa están financiando el caos para llevar a cabo un golpe de estado. 

Juan Guaidó, que ni siquiera gobierna el Palacio de Miraflores en Venezuela, salió con este discurso a apoyar a Lenin Moreno. Tal vez, el desinflado líder opositor venezolano observa con certeza un cambio de mapa regional que le resulta desfavorable a sus intereses y pretende la continuidad de un aliado como Moreno. 

El resto de los presidentes del Grupo de Lima y la Organización de Estados Americanos no dijeron una sola palabra de una crisis que está por cumplir una semana. Distinta fue la postura de la CIDH que alertó desde el primer momento la gravedad  lo que está ocurriendo. 

 

Lo que viene

 

La dimensión de las movilizaciones, en particular el factor indígena de las mismas, será determinantes para el futuro de Lenin Moreno que se resiste a modificar el actual rumbo económico. 

Hasta el momento, el Jefe de Estado mantuvo la decisión de militar las calles, calificó de zánganos a los que se alzaron a las calles, decidió sostener el paquete de ajuste y responsabilizar con nombre y apellido a Rafael Correa y los dirigentes Ricardo Patiño, Paola Pabón y Virgilio Hernández. 

El interrogante gira en torno a cuánto tiempo durarán los apoyos de hoy si las manifestaciones continúan teniendo en cuenta que se han escuchado críticas hasta del exalclade de Guayaquil, y aliado de Moreno en el Parlamento, Jaime Nebot.

La historia reciente de Ecuador nos muestra  que antes de la llegada de Rafael Correa hubo 7 presidentes derrocados en 10 años. En todas ellas, los apoyos duraron lo que duró la sociedad en manifestarse con fuerza. 

Esta semana tendremos nuevas protestas y el factor indígena será clave para terminar de configurar el mapa político ecuatoriano. Lo que está claro es que si la represión no "calma a las fieras," no habrá otra salida que la constitucional, ya que, las elecciones presidenciales del 2021 quedan demasiado lejos.