Macri y el desafío de lograr en Oriente lo que no consigue en Occidente

19 de Febrero de 2019 20:12

El gobierno nacional comenzó una gira por Asia que rompe la rutina de las relaciones comerciales más enfocada en Estados Unidos y la Unión Europea. Cabe destacar que desde su  llegada al poder en diciembre de 2015, Mauricio Macri priorizó los encuentros aquellos países que no estuvieron en la prioridad del kirchnerismo como Estados Unidos, Francia, Italia, España, Alemania, Canadá y Japón cuyos Jefes de Estado visitaron el país durante el 2016. Barack Obama, Francois Hollande, Matteo Renzo, Justin Trudeau, Shinzo Abe y Angela Merkel posaron en fotos que el gobierno utilizó para alimentar la idea de “volvimos al mundo” con el que transitó toda la campaña electoral.

Los mandatarios que los sucedieron tiempos después tuvieron un lugar central en la agenda de las relaciones, especialmente, Donald Trump y el francés Emmanuel Macron. Cambiemos confió en poder concretar el eterno y demorado acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea. Como viene pasando hace 20 años, Europa no tiene interés en avanzar en ese sentido y el sueño de Macri quedo en la nada.

De esta manera, los primeros dos años de gobierno, Cambiemos hizo todo lo necesario para que las potencias occidentales vean en la Argentina un aliado en la región. Abrió importaciones, des-reguló la economía, cumplió un rol clave en el proceso de hostilidad y aislamiento contra Venezuela y participó de todos los foros económicos y multilaterales de los que Argentina no tenia presencia, como por ejemplo, el Foro de Davos.

Sin embargo, la necesidad de financiamiento externo no pudo ser garantizado por ese eje y, además de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el gobierno argentino tuvo que acudir a China para darle continuidad al vínculo comercial que había iniciado Néstor Kirchner y profundizado Cristina Fernández.

Es así que llegamos a la gira comercial por India y Vietnam. Aquí vale la pena preguntarse, ¿qué ventaja puede obtener Argentina de la relación con estos países.

India cuenta con una población de más de 1400 millones de habitantes y, debido a la falta de control de natalidad, se estima que supere la población china en algunos años. En cuanto al modelo económico, luego de declarar su independencia de Gran Bretaña en 1947, experimentó un lento proceso de evolución transitando desde una economía “primitiva” de tipo rural, a una industrialización dirigida por el Estado que concentró la producción en clanes familiares y sectores de castas dominantes que hoy ostentan una posición hegemónica.

El punto de inflexión del modelo económico se dio en 1991 cuando comenzó una época de reformas de neto corte ortodoxo. Las políticas aplicadas consistieron en la desregulación del comercio exterior, la inversión extranjera directa y la privatización de empresas. Además, se consolidó la estructura oligopólica, ya sin protección estatal.

Según fuentes de la Cancillería consultadas para esta columna, los acuerdos que se van a firmar serán mas de tipo interinstitucional y no tendrá un efecto sobre la economía. Cuando hablamos de interinstitucionales nos referimos a turismo, cooperación nuclear, Plan de Trabajo para la Cooperación Agroindustrial, Cooperación Antártica, en Tecnologías de la Información. También, tratados intergubernamentales como la creación de un Centro de Capacitación Indo-argentino sobre Tecnología Informática y la adhesión de la Argentina a la Alianza Solar, un foro multilateral liderado por India e integrado por 121 países que tiene como objetivo de promover la explotación eficaz de la energía solar para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Ahora bien, ademas de avanzar en mayores niveles de exportación, al gobierno le interesa aprender un modelo de negocios que India pudo desarrollar: servicios

En India, el boom de los servicios, sobre todo en el ramo de las telecomunicaciones, desplazó a la actividad agropecuaria y a la industria manufacturera como pilares de la economía para registrar un aumento del 25 por ciento de las exportaciones. Esto generó divisas que le permitió obtener un lugar de privilegio en el mercado global y creó las condiciones para ser epicentro de la Inversión Extranjera Directa a través de la mano de obra barata. No obstante, el sector servicios tiene un rol minúsculo en la creación de empleo dado el tamaño de la fuerza de trabajo de la India. En ese sentido, mucho más dinámico es el sector manufacturero es la industria textil, generador de una buena parte del empleo registrado. Si se mide el PBI por sectores nos encontramos con que servicios cuenta con el 55 por ciento seguido por la industria con un 28 por ciento y el agro con un 16 por ciento. De todas formas, el grueso del empleo se produce en la economía informal.

Así las cosas, India cuenta con un crecimiento sostenido y exportaciones de más de 200 mil millones de dólares. En 2011 la participación en el comercio mundial fue de 1,7 por ciento para las exportaciones y de 2,6 por ciento para las importaciones, promediando un porcentaje de 2,15 por ciento. En ese contexto, el comercio internacional significó un 50 por ciento del PBI, persiste un importante flujo de capitales  provenientes de empresas extranjeras, una inflación del 5,6 por ciento,  una política fiscal prudente y una baja tasa de interés.

En este contexto, podríamos decir que hay dos India, con dos niveles de crecimiento distintos: uno hacia afuera y otro hacia adentro, en donde observamos una situación social que no corresponde con los números de la macroeconomía.

Por otro lado, es importante centrarse en una de las limitaciones mas importantes de la economía argentina como es la dependencia en la exportación de la soja y derivados. India no es la excepción. El país vendió entre 2017-2018 unos 1.200 millones de dólares a India concentrados en más del 90% en aceite de soja mientras se importaron de allí piedras preciosas, petróleo refinado, autos, productos químicos, fármacos, hierro y acero.

Otro punto importante para entender el interés argentino en un país que estaba en el radar oficial  hace algunos años atrás es el rol que esta cumpliendo India en el escenario global, sobre todo pensando en inversiones para Vaca Muerta. El país asiático está jugando en el mercado petrolero y esta logrando mediar en la división de aguas existente entre Estados Unidos y China, con quien tiene tensiones pero sostiene importantes acuerdos económicos. Recientemente se conoció la noticia que India duplicará la compra de petróleo venezolano en medio de las sanciones estadounidenses contra el Estado venezolano y PDVSA.  En este marco, India podría ser fuente de inversiones en el corto y mediano plazo.

En el caso de Vietnam, Argentina goza de una buena relación hace tiempo, el comercio llegó el año pasado a casi USD 2.000 millones en 11 meses, con USD 1.400 millones de saldo positivo y se esperan buenos acuerdos, por ejemplo, en el sector cítrico.

Independientemente de los acuerdos formales, el gobierno argentino comprendió que el libre comercio que esperaba conseguir en Occidente, tienen más posibilidades de lograrlo en Oriente y que la multilateralidad económica tiene más anclaje en los países que no están atados a las viejas recetas económicas. Es decir, si buscar libre comercio en este siglo XXI, es más factible lograrlo en China, India o Vietnam que en Europa y Estados Unidos.

La hiperideologizacion de las relaciones internacionales hizo que el gobierno pusiera un pleno en un sector del mundo que no termina de recuperarse de la crisis financiera y, por lógica, no tiene intereses en poner dinero en países perifericos. Es saludable que esto empiece cambiar y que el gobierno tome nota, aunque puede que sea tarde. Aparentemente, lo que antes era aislamiento, ahora es oportunidad.