La mirada puesta en la deuda

El gobierno busca aliados para reestructurar la deuda externa. Los caminos de la negociación y la alternativa si no se logran los resultados esperados. 

Alberto Fernández y Martin Guzman en la cena de trabajo con Angela Merkel

4 de Febrero de 2020 08:21

El futuro del país está depende de lo que pase en los próximos 56 días, fecha autoimpuesta del 31 de marzo por el gobierno nacional para la resolución de la reestructuración de la deuda externa. El éxito o fracaso de la negociación definirá la orientación de la gestión del presidente, Alberto Fernández. En ese marco, ensayemos algunas hipótesis. 

 

Extensión de plazos y quita

Este sería el escenario ideal para gobierno. Tal como se publicó en varios medios nacionales durante el fin de semana la negocaciacion a dos bandas incluiría quita del 30 por ciento (o menos) para los bonistas y cuatro años de gracia  para pagarle el Fondo Monetario Internacional. 

El viaje de Fernández a Israel y la gira por Europa caminan en ese sentido. Gestos a la Casa Blanca vía Benjamin Netanhayu y búsqueda de apoyos políticos  de los gobiernos europeos que tiene voto en el organismo que conduce Kristalina Georgieva. 

Los países europeos representan el 15 por ciento del directorio del FMI y juegan su partido ante la hegemonía norteamericana que tiene poder veto. En su momento, el ala europea  votó a regañadientes y a presión el dineral que el organismo financiero desembolso en Argentina en tiempo récord. 

El gobierno puede usar esto a su favor y plantear con claridad dos cosas: que el préstamo no fue pedido por ellos y que la voluntad de pago está intacta pero necesita que se declare la insolvencia del crédito. Alemania estaría de acuerdo en esto.  Con esto, el gobierno evita ingresar a un Programa de Facilidades Extendidas que le demandaría un ajuste más duro sobre la economía nacional. 

 En esa puja, el hueso mas duro de roer será Alemania, actor tan clave como difícil, que no suele ser contemplativo con los países periféricos que no cumplen con sus compromisos. El ejemplo de Grecia puede servir de ejemplo de la postura implacable de Angela Merkel. No obstante, el gesto de la mandataria alemana de plantear que  "vamos a hablar de la relación con el FMI" fue interpretado de forma positiva por el oficialismo. 

La presencia de Martín Guzman en Berlín deberá ser lo suficientemente convincente como para suavizar a los germanos. ¿A cambio de qué? ¿Beneficios para las empresas?¿Aceptación del acuerdo Mercosur-Unión Europea?

Otra de las cumbre clave será la que tenga Guzman con Georgieva en Roma. El ministro de Economía deberá hacer valer su condición de discípulo de Joseph Stiglitz (muy amigo de Kristalina, además) para convencer a tiempo que necesita el gobierno para pagar una deuda que no contrajo a la presidente que no formó parte de la aprobación del stand by pedido por Macri. Si ambos heredan, también pueden revisar condiciones dado que el organismo puso el 60 por ciento de su capacidad prestable en el país. 

Si esto sale bien, el gobierno confía en que a partir del 1 de abril podrá despreocuparse, al menos por un tiempo, de la espada de damocles que implica la deuda para comenzar a definir las políticas sociales y económicas que se necesitan fronteras adentro y hacer uso de la moderación geopolítica que algunos denominan "Tercera posición" para darle una mística peronista pero no es más que ser lo mas autónomo posible en un escenario de margen estrecho y complejo del que se necesitaran de una alta dosis de pragmatismo. Caminar convencido y sin pausa pero sin romper nada. 

 

Default y reacomodamiento

El peor escenario es no llegar a ningún acuerdo y caer en default. Esto significaría perdida de crédito, aislamiento y encarecimiento de las tasas, entre otros problemas. 

La necesidad de financiamiento obligará al país a pensar alternativas rápidas y uno de las puede ser la de ir a los brazos de China y alinearse de manera más automática con el gigante asiático que ya es el socio estratégico más importante. 

Las gestualidades de Cristina Fernández de Kirchner con China y Rusia en la recepción de las comitivas durante la asunción del 10 de diciembre y la mano de la vicepresidenta en la designación de los embajadores en esos países demuestra que en paralelo a este proceso de acercamiento para resolver el problema de la deuda hay un juego de contención de los aliados que mas molestan a la Casa Blanca. 

No estoy  diciendo que si fracasa la reestructuración, el país se alineará a un eje anti-Estados Unidos pero si que buscará mas resultados con países que ya están en el radar de prioridades de la Casa Rosada sin necesidad de tratar el vínculo con Estados Unidos entre algodones. 

China, Rusia y India son aliados más que fundamentales en un escenario de eventuales complicaciones  con el sistema financiero global. Alberto y Cristina están apostando a la moderación, ¿cambiará si no se logran los resultados esperados?

 

No puede fallar

Argentina define mucho de su futuro en estos días. La mochila que carga el gobierno para resolver una deuda que no contrajo incluye la posibilidad de pensar el desarrollo de políticas que permitan recuperar la senda del crecimiento, la inclusión social y el desarrollo.

La velocidad, el perfil y la orientación que tendrá el gobierno argentino terminará configurándose en marzo como también la calidad de las tormentas o la certeza de la calma.

Alberto Fernández dijo que Argentina era un paciente en terapia intensiva. Habría que agregar que Alberto y Guzman son dos cirujanos en una operación a corazón abierto. El margen para fallar es nulo.