Se descompensó, la rechazaron en cuatro clínicas y en el Higa: volvió al geriátrico y murió

Victoria Martin comparte con 0223 el drama que sufrió esta semana su abuela, René Salas, de 90 años, cuando intentó encontrar un lugar de internación por un cuadro de gastroenteritis. “Acá hubo abandono de persona”, denuncia.

29 de Agosto de 2020 08:32

Por Redacción 0223

PARA 0223

Con esa sonrisa que ni el Alzheimer pudo borrarle, René Salas se preparaba para soplar las velitas: en doce días, sí, en tan solo doce días llegarían sus flamantes 91 años. Era el tercer festejo que la iba a tener como protagonista en el hogar de ancianos donde residía desde 2018, después de que su familia entendiera la internación como la mejor alternativa para paliar los avances de un mal que desordena el gran rompecabezas de la memoria de manera imprevisible.

René se preparaba con un ánimo entusiasta para recibir su cumpleaños. Se la veía divertida, simpática, alegre, saludable, con el humor de siempre, y nada hacía pensar que la descompostura que acusó el martes por la mañana sería el comienzo, el síntoma de un final irreversible. Es que dos días antes, sí, tan solo dos días antes, se había prestado a una videollamada con su nieta donde se mostró feliz y llena de vida.

Pero ese martes, la molestia persistió y encontró diagnóstico a las pocas horas: gastroenteritis.  René recibió una inyección para aliviar el cuadro intestinal pero no hizo efecto y en el hogar de ancianos llamaron a una ambulancia para tratar de profundizar la asistencia en algún centro hospitalario o sanatorial de Mar del  Plata.

Para la familia, el traslado más lógico era hacia la Pueyrredon, la clínica donde René se había atendido durante más de treinta años, donde estaba su médico de cabecera, donde estaba el psiquiatra que hacía el seguimiento del mal de Alzheimer, pero se encontraron con la negativa que ahora repiten los directivos frente al colapso sanitario de la pandemia del coronavirus: “Imposible. No tenemos lugar”.

Con desesperación, la unidad de emergencias recurrió a otras alternativas pero tanto en la Clínica 25 de Mayo como en la Belgrano se encontraron con la misma respuesta. Distinto fue el escenario en la Clínica Colón y el Hospital Interzonal General de Agudos (Higa) Dr. Oscar Alende donde a René le negaron la asistencia por ser una afiliada a la obra social del Personal de Telecomunicaciones (Ostel).

“En el Higa te atienden con obra social si a ellos les conviene económicamente pero como Ostel no les servía entonces dijeron que no. Estuvo así, dando vueltas en la ambulancia, que tampoco tenía calefacción, durante tres horas hasta que finalmente no hubo más opción que volver al geriátrico”, afirma Victoria Martin, la nieta de René, al reconstruir la trágica odisea que sufrió en sus últimas horas de vida.

La familiar de la residente destaca la “excelente atención y predisposición” de la profesional a bordo de la ambulancia, que también se encargó de explicarle a la enfermera del hogar cómo había que colocar el suero por la vía oral: el frenético viaje en ambulancia agravó tanto la deshidratación de René que no hubo posibilidad de introducir la sustancia por las venas, el mecanismo más simple. “No era la solución pero no había otra alternativa”, reconoce la joven.

Y en la mañana del miércoles, desde la residencia de larga estadía se comunicaron de urgencia con la familia de René para advertir que ella estaba débil, que le costaba respirar y que su situación era cada vez más crítica. “Llegamos lo más rápido que pudimos pero ya casi que ni respiraba. Y falleció minutos después”, lamenta Victoria, quien también descarta cualquier sospecha de contagio de coronavirus en su abuela.

Pese al profundo dolor, la nieta de René explica que tomó fuerzas para visibilizar el dramático caso al sostener que fue el resultado de un “claro abandono de persona”. “Ninguna clínica la tocó ni le tomó la temperatura o la presión porque de esa manera se lavan las manos y no quedan registros de que ella estuvo ahí. Por eso ni siquiera querían que la bajaran de la ambulancia”, sostiene, en la entrevista que le concede a 0223.

Victoria reconoce que el contexto de la pandemia del Covid-19 vuelve más angustiante la pérdida: desde marzo que el contacto con su abuela se daba solamente a la distancia, a través de vidrios o pantallas. “El problema principal es que nosotros no nos podíamos ir preparando o imaginar que podía pasar algo así tan rápido porque mi abuela estaba muy bien de salud, estaba perfecta, más allá de los inconvenientes que provoca el Alzheimer en cualquier persona”, remarca.

“Genera mucha impotencia que se produzca una muerte por una falta de empatía total con el otro. Parece que te tratan como un número, como si no fueras nada. Y quiero visibilizar esto para que nadie más tenga que pasar por una situación así y que en estos lugares nos dejen de tratar como cosas para empezarnos a tratar como personas”, insiste la joven.

Ya es el tercer caso público en una semana en Mar del Plata en el que se acusa una falta de respuesta del sistema sanitario bajo el argumento del faltante de camas. El primero fue el de Sergio Dell Orco, otro residente de 84 años, que sí estaba infectado con Covid-19 y que falleció en la Clínica Pueyrredon después de buscar un lugar de internación durante 72 horas.

El segundo episodio lo visibilizó este jueves Miguel Martín, el director de Cardio Emergencias, al referenciar la situación de un hombre de 38 años con insuficiencia respiratoria, que había sido catalogado como caso sospechoso de Covid-19 y que deambuló durante seis horas por la ciudad hasta que finalmente recibió alojo en la Clínica de Niño y la Madre.

Desde la Filial Mar del Plata de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva precisaron este viernes que en General Pueyrredon hay 100 camas operativas, de las cuales solamente quedan libres un 15 por ciento. Este aspecto se ve agravado por la gran afectación del recurso humano: al menos 309 trabajadores de la salud contrajeron la enfermedad y el personal de las clínicas y hospitales atraviesa cada vez más limitaciones para afrontar los estragos de la emergencia sanitaria.

Desde el inicio de la pandemia, Mar del Plata acumula 3170 casos confirmados, de los cuales 1255 permanecen activos (27 ocupan camas de Unidades de Terapia Intensiva), 1852 se han recuperado y 78 han fallecido.