Fin de una era: la Media 2 ya no le prohíbe ingresar a los alumnos sin guardapolvo o con las uñas pintadas

Antonio Nicolau, el nuevo director de la secundaria, dejó sin efecto la reglamentación que había creado Carlos Arroyo cuando dirigía los destinos de la tradicional institución marplatense. "La única rigurosidad que tenemos como meta es que la amorosidad pedagógica", aseguró, mano a mano con 0223.

En su despacho, el flamante director tiene imágenes de San Martín, Belgrano, Paulo Freire y una bandera whipala, símbolo de los pueblos originarios. Fotos: 0223.

26 de Octubre de 2021 17:27

Por Redacción 0223

PARA 0223

El despacho de director que durante largo tiempo supo ocupar Carlos Arroyo en la ex Media Nº2 hoy luce distinto. Sobre las paredes ya no se ve el rictus severo de Domingo Faustino Sarmiento sino que lo que hay son imágenes de los próceres José de San Martín y Manuel Belgrano, del filósofo brasileño Paulo Freire y hasta una bandera whipala, claro símbolo de los pueblos originarios.

Antonio Nicolau es el responsable de los aires de renovación que se respiran dentro de la Secundaria Nº2 de Mar del Plata. Hace menos de seis meses que está al frente de la dirección de la escuela, tradicionalmente asociada a la figura del exintendente, pero la marca de su gestión se vuelve evidente no tanto en el valor simbólico sino en los cambios impuestos a nivel institucional.

El paso de Arroyo dejó como legado para la ex Media Nº2 un reglamento propio y estricto, en el cual se establecieron numerosas restricciones como la de prohibir el ingreso de alumnos al establecimiento en caso de no contar con el guardapolvo o la corbata y la camisa o por tener maquillaje o las uñas pintadas. Así funcionó la institución durante mucho tiempo. Un tiempo que ahora es pasado.

Al desembarcar en la dirección de la escuela que tiene una matrícula de 1160 alumnos, Nicolau dejó sin efecto el polémico reglamento que, según sus propias palabras, incluía "prescripciones que estaban fuera de los marcos normativos" y que iban a contramano de los derechos básicos y esenciales que pretenden resguardar la leyes nacional y provincial de Educación.

"Todas esas prescripciones estaban en el reglamento pero la verdad es que en la práctica cotidiana hace tiempo que ya no funcionaba así. Hoy, el que quiere usar guardapolvo lo puede usar y el que no, no. No podemos hacer una vulneración del derecho porque la escuela no puede enseñar algo que ella misma dice que está mal, que es inhibir un derecho en función de una apariencia", razonó el flamante director.

El responsable de la institución ubicada en Hipólito Yrigoyen 1346 aclaró que esta decisión no se tomó de manera unilateral sino que fue el fruto de un proceso de escucha con la comunidad educativa. "Lo que hicimos fue empezar a mirar con más atención, ojos y oídos muy abiertos y boca más cerrada, cuál era el sentir de los jóvenes, que me parece que es el sentido de la escuela. La juventud y los niños son los que marcan el sentido de nuestra tarea educadora", remarcó.

"La educación es un derecho y un bien social y el Estado debe garantizar el ejercicio de ese derecho y yo como agente público no puedo vulnerar ese derecho y mucho menos después de una pandemia. Eso no solo termina de completar la justificación del cambio de reglamento sino que hasta le agrega un condimento porque durante un año y medio hubo muchos chicos que no pudieron asistir a la escuela", amplió Nicolau, sobre el nuevo paradigma institucional de la escuela.

Para el director, "el uniforme tiende a la igualación pero también a la uniformación del pensamiento". "En un momento del mundo donde discutimos la uniformidad y la homogeneidad y yendo por la diversidad y multiplicidad, la realidad es que nosotros tendríamos que estar entrando en esa línea", consideró, en una extensa entrevista con 0223.

"A nosotros nos preocupa más la situación el sujete aprendiente y enseñanante porque son los mismos chicos los que nos enseñan que los adultos tienen un discurso contradictorio, yo como director de escuela también trato de aprender y ellos me dan las razones", destacó, y justificó: "Entiendo que a algunos papás les puede resultar incómodo pero la realidad es que si yo le prohíbo la entrada a alguien porque tiene el mechón del pelo de un color, estoy vulnerando el derecho a la educación porque a mí no me gusta, entonces ahí el adulto pasa a ser el centro y no el niño".

Amorosidad pedagógica

En uno de los carteles pegados en los pasillos de la secundaria, se lee una lista con las nuevas prohibiciones de ingreso: ingresar de mal humor, enojado/a, desganado y apático, falto de deseo de compartir con los compañeros, sin voluntad de hacer amigos y con vestimenta inapropiada para un lugar importante. "La escuela te espera con entusiasmo, vos aportá lo tuyo", reza el mensaje como sentencia final.

Ese espíritu se contagia en la palabras de Nicalau, quien aseguró que la "única rigurosidad" que se propuso como meta de gestión es la "amorosidad pedagógica". "Yo quiero que ese sea el concepto incluso de todo el resto de las decisiones que se toman en esta escuela", anticipó.

El hombre de la educación también dijo que no recibió cuestionamientos por la eliminación de las medidas prohibitivas de acceso heredadas por Carlos Arroyo. "Voy a ser honesto: no se recibió ni con bombos ni platillos, ni criticas. Hubo naturalidad, Nadie me vino a felicitar. Absolutamente nadie. Pero tampoco me vinieron a cuestionar la medida. Eso me da la pauta de que dimos en el clavo", razonó.

"Escuchamos con atención el reclamo y abrimos una puerta que no la abro yo sino la ley. No es la ocurrencia de un director. En todo caso, mi ocurrencia es poner la ley al descubierto y cumplirla", expresó, y añadió: "Estoy hace seis en Mar del Plata; nada se puede cambiar de la noche a la mañana. Uno no intenta dar vuelta nada, simplemente algunas cositas".

"Había mucha necesidad de decir cosas que estaban contenidas"

En el marco del proceso de escucha que promovió con los jóvenes y diferentes integrantes de la comunidad educativa, el titular de la secundaria reconoció "mucha necesidad de expresarse y de decir cosas que estaban contenidas". "Desde el año pasado que fuimos armando reuniones de cuerpos de delegados de cada turno, de manera virtual primero y después de manera presencial", recordó, a pesar de las dificultades que generó el Covid-19.

Así también nació la posibilidad de crear un centro de estudiantes que no tenía la escuela y que, por esta fecha, está en plena etapa eleccionaria para definir a los líderes que asumirán desde el 2 de noviembre. "Sorpresivamente hubo siete listas que presentaron compitiendo en ambos turnos", resaltó, y agregó: "Una vez que oficializamos las listas, les dimos un mes circulación en todas las aulas para que las propuestas de cada espacio estuvieran en conocimiento de los compañeros".

Nicolau, de todos modos, evitó las críticas a Arroyo y consideró que "dejó una huella importante en la cultura institucional" de la Secundaria Nº2 al tiempo que reivindicó la gestión de Alejandra Parra, la mujer que estuvo como directora hasta su llegada. "Ella ya había empezado a dar algunos pasos en torno a cambiar algunas cosas de la escuela, sobre todo en 2019", indicó.

Perfil y objetivos de futuro

Antonio Nicolau es nacido en Mar del Plata pero hace 28 años que vivía en La Plata, donde trabajó 16 años como director. Cuando la Secretaría de Asuntos Docentes le ofreció el pase a la reconocida institución educativa, no dudó: fue la posibilidad de regresar a su ciudad de origen y de asumir un "desafío muy interesante". "A pesar de no vivir acá, yo siempre viví de cerca la ciudad en materia educativa", afirmó.

Al brindar un mensaje a la comunidad marplatense, pidió pensar en el sentido de la escuela pública. "Tenemos que preguntarnos qué es lo público en una escuela pública: el conocimiento, la formación en la subjetividad de infanto juveniles, la construcción de una ciudadanía critica, la capacidad de inserción en un mundo altamente complejo. No nos podemos quedar con discursos superficiales", manifestó.

"A los jóvenes hay que prepararlos para pensar en el mundo que se viene, que es una deuda que tenemos los adultos, es un legado con una pesadísima mochila que le dejamos a los jóvenes para que hagan lo que nosotros no pudimos o no quisimos o no supimos hacer. Hay que apostar por un futuro promisorio", instó.

Con un modelo de conducción que "trabaja en equipo", Nicolau remarcó que su intención "no es cambiar de la noche a la mañana la orientación ni la línea" de la escuela sino "continuar con su finalidad y profundizar lo que está puesto en la norma provincial y los acuerdos federales". "Buscamos hacer cumplir la norma, nada más que eso", sentenció.