Quién es Ángel Aristimuño, el hombre que lucha por su vida tras un brutal ataque policial

Tiene tres hijos, dos menores y una adolescente que acaba de cumplir 18 años. No tiene un trabajo estable y sobrevive "cirujeando cartones". Por estas horas, lucha por su vida en el Higa. "Estamos en las manos de Dios", dijo su sobrina, a 0223.

El brutal ataque quedó registrado en las cámaras privadas del barrio El Progreso.

26 de Noviembre de 2021 08:14

Por Redacción 0223

PARA 0223

“Hoy estamos en las manos de Dios”. Así define la familia de Ángel Oscar Aristimuño la delicada lucha que mantiene por estas horas el vecino del barrio El Progreso en el Hospital Interzonal General de Agudos (Higa) Dr. Oscar Alende tras ser atacado brutalmente por dos agentes policiales en la madrugada del jueves.

Yamil Olivera, sobrina del hombre de 37 años, confirmó a 0223 que la víctima del caso de abuso policial sigue con un pronóstico muy reservado producto del traumatismo de cráneo y la hemorragia cerebral que se le formó en la cabeza. “Ya lo operaron dos veces de urgencia pero sigue grave”, lamentó.

A partir de la explicación que recibió de los médicos del Higa, la joven dijo que serán claves las próximas 72 horas para seguir la evolución del comprometido cuadro de Ariztimuño. “Tiene todo el cerebro lleno de sangre. Le pusieron tres mangueras para que la sangre drene para afuera. Así que hay que esperar para ver si no empeoran los coágulos pero la verdad es que estamos en las manos de Dios”, reconoció.

“Vamos por todo”

La chica garantizó que iniciarán acciones legales a través de un abogado para que los oficiales que atacaron a su tío sean prontamente apartados de la Policía Bonaerense. “Nosotros vamos por todo. Esto no puede quedar impune. No queremos que lo de mi tío quede en la nada como ya pasó con otros casos en Buenos Aires. Queremos que se vea la realidad. Se tiene que hacer Justicia”, reitera.

Por el momento, las actuaciones por los incidentes fueron remitidas al Juzgado Correccional Nº 5 de Mar del Plata, mientras que el accionar de los efectivos de la comisaría tercera es analizado por la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº1, a cargo de la fiscal Florencia Salas.

Padre y laburante de la calle

El hombre que lucha por su vida en el Higa es papá de tres hijos: un nene y una nena y otra adolescente que acaba de cumplir 18 años. Como no tiene trabajo, sobrevive hace tiempo “cirujeando cartones con un carro”, según describe Yamil Olivera.

Ariztimuño vive en una casa ubicada en Fleming al 1300, justo al frente de la esquina donde se gestó el violento episodio con los efectivos de la comisaría tercera. Esa vivienda, en verdad, pertenece a su hermana pero se tuvo que mudar allí después de perder una casa que le había otorgado la madre.

“Mi abuela compró en su momento una casa para sus dos hijos menores, y uno de esos hijos es mi tío. Pero cuando falleció mi abuela, esa casa se la sacaron a él y se quedó en situación de calle. Se tuvo que ir a vivir con mi tía, que es donde pasó todo esto”, explicó la joven.

Olivera, además, afirmó que tanto su tío como el resto de sus familiares son "muy queridos" en El Progreso porque viven "desde chiquitos" en el mismo lugar. "Nosotros nacimos en este barrio. Somos una familia muy grande. Mi abuela tuvo 14 hijos... Los vecinos nos conocen a todos", comentó.

El ataque

Todo se gestó en la madrugada del jueves, pasadas las 2. Lo primero que se conoció del hecho fue una versión que hizo circular la Jefatura Departamental de Mar del Plata, donde se informó que un par de agentes llegaron al lugar por una denuncia al 911 que avisaba sobre una pelea de borrachos.

Según el mismo parte de la policía, al tratar de mediar en la reyerta, una de las personas alcoholizadas se quiso “abalanzar” sobre una efectivo para agredirla, por lo que su compañero se vio obligado a interceder y fue esta acción la que dio lugar a una “circunstancia en la que el masculino ebrio cae al piso”.

Sin embargo, pocas horas después, vecinos facilitaron a la familia de Aristimuño un video de cámaras de seguridad de la zona en donde se registró la mecánica de lo sucedido, echando por tierra la reconstrucción policial. En el material al que accedió 0223, se observa el momento en el que el hombre es agredido por dos policías que intentaban requisarlo de espaldas contra el capó de un patrullero.

En los primeros instantes de la secuencia, la persona aparenta no acatar las órdenes de los efectivos pero nunca amenaza con gestos violentos. Pronto se aprecia un forcejeo y empujones que elevan el clima de tensión hasta que uno de los oficiales le da al vecino una patada a la altura del estómago que lo derriba al suelo y provoca el golpe en la cabeza contra el cordón de la vereda.

A juzgar por las imágenes, la situación claramente toma por sorpresa a los agentes, lo que se evidencia con la reacción de la mujer policía que se lleva las manos a la cara tras la abrupta caída. Segundos después, un hombre y otras personas cruzan la calle y se acercan a los dos vehículos de la Bonaerense para ver al hombre tendido en el suelo.

La versión de la familia

La sobrina de Aristimuño confirmó que su tío estaba tomando alcohol en la esquina de Azopardo y Fleming junto a su hermano “hasta que pasó el patrullero y lo frenó”. “Él tiene un problema en la garganta y no puede respirar normal; tiene que ponerse el dedo para poder hablar, de otra manera no puede. Mi tío entonces puso las manos en el patrullero como le pidieron pero cuando quiso hablar sacó una de las manos para llevársela a su cuello y poder hablar y ahí fue donde lo empujaron y le dieron la patada mortal”, reconstruyó.

La joven remarcó que su tío padece este tipo de dificultades en el habla a raíz de un accidente “de hace muchos años”. “A mi tío le quebraron la parte del cuello en tres partes y quedó con un agujero en la tráquea. Por eso tiene que hablar así”, justifica.

Más allá de estos pormenores, Yamil Olivera insistió en que fue desproporcionado el accionar de la policía. “No le pueden pegar a alguien que no estaba haciendo nada. Y si mi tío estaba en estado de ebriedad, lo hubiesen esposado; no le tenían que dar una patada como la que le dieron”, razonó, y recordó: “Fue todo muy rápido porque el policía le dio la patada, él se pegó la cabeza contra el cordón y ahí ya se desvaneció. Después salió mi tía y salieron todos pidiendo que no le peguen más porque él no había hecho nada”.

La familiar del hombre, además, consideró que en el video “se ve claro que la policía le pega sin que él pueda reaccionar” y agradeció la colaboración de los vecinos que aportaron las imágenes de sus cámaras para esclarecer el episodio. “Tenemos más videos y ahora estamos buscando el que se va más de frente. Estamos consiguiendo todo gracias a los vecinos”, destacó.