Daniel Barragán: “En 2001 no había tanta organización social ni capacidad para resistir un ajuste”

El entonces secretario general de ATE y actual Defensor del Pueblo fue uno de los protagonistas de las protestas de diciembre de 2001. Recuerdos de aquellos días de protestas espontáneas, represión y resistencia en la calle. 

20 de Diciembre de 2021 08:18

Por Redacción 0223

PARA 0223

Daniel Barragán tiene los recuerdos de las jornadas de protestas y violenta represión en medio de una de las más graves crisis económicas y sociales del país tan presentes que no parece que hubieran pasado veinte años. El entonces secretario general de ATE y actual Defensor del Pueblo de General Pueyrredon fue, junto a decenas de militantes sociales, dirigentes sociales y vecinalistas, protagonista de esos días de máxima tensión que, en concordancia con el clima que se vivía a nivel nacional, se replicaban en Mar del Plata; ciudad que encabezaba -una vez más- el ranking de desempleo y pobreza.

“La crisis económica desatada en el país era muy importante y en Mar del Plata, que era en ese momento la ciudad con mayor índice de desocupación en todo el país, el estallido era algo que se veía venir”, rememoró Barragán en diálogo con 0223. Según dijo, menos de una semana antes, el Frente Nacional contra la Pobreza había realizado una consulta popular para plantear que era necesario generar un ingreso ciudadano para todas las personas que estuvieran desocupadas, y la convocatoria había tenido una “afluencia extraordinaria de votaciones”. Al mismo tiempo, advertidos de la extrema complejidad de la situación, organizaciones sociales y la central de trabajadores habían comenzado a trabajar junto al entonces intendente Elio Aprile en la distribución de alimentos en los sectores más necesitados, así como en la organización de pequeños comedores y talleres textiles.

Durante la mañana del 19 de diciembre, el Concejo Deliberante declaró persona no grata al entonces interventor del Inidep, como respuesta al ajuste extraordinario que había impulsado en el instituto. Fue al terminar esa sesión, alrededor de las 11.30, cuando los trabajadores y representantes de distintos gremios de la ciudad se enteraron que el gobierno de Fernando De la Rúa había ordenado el estado de sitio para tratar de contener las protestas que se extendían a lo largo y ancho del país. “Nos exigían  retirarnos de las calles pero tomamos la decisión junto a varios sindicatos y a la central de sentarnos en el medio de la calle porque no aceptábamos nuevamente un estado de sitio, viejos resabios de la dictadura”, explicó. Pero no pudieron quedarse más que unos pocos minutos: el comisario de la seccional primera se acercó para avisarles que tenían media hora para abandonar la medida y, bastante antes de que terminara ese plazo, el propio jefe de la Policía Departamental, Carmelo Impari, encabezó un operativo de represión que terminó con una docena de heridas con balas de goma, corridas y gases lacrimógenos. “Nos rompió la cabeza a palos y llenó todo de gases”, resumió Barragán, al repasar los hechos acontecidos dos décadas atrás. 

En realidad, las represiones fueron dos. Por un lado, a los manifestantes que se habían concentrado en las puertas del municipio, sobre Luro e Yrigoyen, y por el otro, a un importante grupo de personas que reclamaban frente al Banco Provincia de Luro y San Juan por las demoras en el pago de los planes Jefes y Jefas de Hogar. De ninguno de los dos hechos quedó registro televisivo. “A los periodistas que estaban en Yrigoyen les dijeron que había empezado la represión en San Juan, y a los periodistas que estaban en San Juan les dijeron que la represión era en Hipólito Yrigoyen. Es decir, se cruzaron en Plaza Rocha”, explicó el ahora Defensor del Pueblo.  

Barragán y otros dos dirigentes sindicales quedaron detenidos en medio de la represión y los tres fueron trasladados, primero, a la comisaría primera, después a la cuarta y, por último, al Hospital Interzonal. “El recuerdo más extraordinario de todos es que, cuando llegamos al Higa, el personal del hospital, que era afiliado a ATE, salió al playón a recibirnos. La directora de ese momento, Susana Gómez, tomó la decisión de internar a todos los que llegaban heridos, que eran fundamentalmente los de la calle San Juan, porque lo que Impari quería era detener a cada uno que llegara lastimado al hospital”, aseguró.    

En ese marco, la figura de Impari quedó en el ojo de la tormenta por haber ordenado un operativo desmedido o que, en todo caso, iba a ser ejecutado en caso de producirse enfrentamientos entre la policía y los vecinos, algo que no sucedió. Incluso, en vísperas de la caída del gobierno de De la Rúa, durante una reunión convocada por Aprile en el palacio municipal, líderes de movimientos sociales, gremiales y el jefe policial habían acordado evitar todo tipo de confrontación por temor a que la ciudad se sumara al listado de localidades en la que ya se empezaban a contabilizar víctimas fatales durante las distintas movilizaciones que tenían lugar en rechazo al ajuste del gobierno de la Alianza. Por eso, para Daniel Barragán, no hay dudas de que avanzar contra las protestas pacíficas fue una decisión “personal y única” del titular de la Departamental.

“A la tarde fuimos liberados desde la primera, la calle Independencia desde San Martín a Rivadavia, de vereda a vereda, estaba ocupada por militantes, gente de las centrales, sindicatos y organizaciones sociales que obviamente resistían. Ahí mismo festejamos la renuncia de Domingo Felipe Cavallo, que fue una fiesta, y eso dio pie, al día siguiente, a una enorme cantidad de movilizaciones que se centraron en el monumento a San Martín, donde también se festejó la renuncia de Fernando De la Rúa y el fin de ese gobierno de ajuste”, agregó. 

Según los cálculos de Barragán, durante el 19 de diciembre de 2001 hubo entre 10 y 12 heridos producto del accionar policial; la mayoría, provenientes de la protesta de San Juan y Luro. Uno de los más lastimados fue Jorge Agüero, dirigente del Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados, cuya imagen con el pecho lleno de balazos de postas de goma quedó grabada en la retina de quienes fueron testigos de aquel momento. Otros fueron los dirigentes de Suteba, Raúl Calamante y de la Asociación Judicial Bonaerense, Osvaldo Rozas; el bancario Fernando Cuesta, y los referentes sociales Mario Puche y Héctor Maciel.  

A Barragán, por su parte, le quedó una cicatriz en la cabeza producto de la golpiza que le dio la policía para obligarlo a desconcentrar. “Todos recibimos palazos. A mi me sacaron los zapatos y me bajaron los pantalones durante el forcejeo para meternos en el patrullero; es que había compañeros se resistían a ser llevados. Los gases poblaron toda la zona de Yrigoyen y Luro y la repartija de palos fue muy importante”, detalló.   

A veinte años de aquellos días de crisis y locura en las calles, para Barragán el panorama es distinto, a pesar de la crisis y de los altos niveles de pobreza que se registran en la Argentina. “Hoy también Mar del Plata es una ciudad con muchísima desocupación pero en aquel momento no había tanta organización social como existe ahora ni la capacidad de resistir cualquier tipo de ajuste que se pueda a dar.