El abogado César Sivo se hizo cargo de la defensa de Juan Pablo Offidani

Uno de los dos imputados en la muerte de Lucía Pérez en octubre de 2016 cambió de abogado en las últimas horas tras un nuevo revés en su pedido de libertad a la esperar de un nuevo juicio. Desde este viernes la defensa de Juan Pablo Offidani está a cargo del abogado César Sivo.

El profesional ya se presentó como nuevo defensor para poder mirar el expediente y en función del análisis del mismo definir si habrá algún tipo de pedido o, por el contrario, aguardará el comienzo del nuevo juicio. El anterior planteo de libertad hecho por la defensa de Offidani –que permanece alojado en la Unidad Penal 44 de Batán- fue rechazado la semana pasada por los miembros de la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías.

La resolución de la Cámara estuvo en sintonía con el fallo que en mayo de este año hizo el Tribunal  de primera instancia que ratificó la permanencia en la cárcel del imputado hasta tanto se dirima la situación sobre el segundo juicio en el caso.

Offidani permanece detenido hace casi cinco años en el marco de una pena de ocho años impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 por el delito de Tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo.

Hace tres meses La Suprema Corte de la provincia rechazó el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que presentó la defensa y en sintonía con el fallo de Casación de agosto del año pasado dio un nuevo paso para la realización de un nuevo juicio contra Matías Farías y Juan Pablo Offidani, quienes en noviembre de 2018 fueron absueltos por el delito de abuso sexual seguido de muerte.

En su momento la Sala IV de la Cámara de Casación Casación hizo foco en el concepto de vulnerabilidad y el sentido jurídico que el término posee que –a su entender- no fue tenido en cuenta por el TOC 1. A su entender, aún después de muerta, Lucía sufrió una nueva victimización secundaria que atentó contra su intimidad y su dignidad, y la de su entorno; y se debe considerar como un claro signo de estigmatización.