El primer año sin Luciano Olivera: "Siempre lo recordamos, la muerte no se supera"

Se cumple el aniversario del asesinato que dejó en shock a Miramar. Al chico de 16 años lo mató un policía de un balazo en el pecho cuando volvía a casa en moto después de jugar a la pelota con sus amigos.

10 de Diciembre de 2022 10:52

A un año de su injusta partida, Luciano Olivera está más que presente en Miramar. Su cara se puede ver en murales, su nombre se repite en las calles y, sobre todo, su recuerdo sigue vivo en la voz de la familia, que aguarda con expectativa y ansiedad por el juicio en donde se definirá la condena contra el policía que lo mató de un balazo en el pecho después de haber ido a jugar a la pelota con sus amigos.

“Necesitamos que esto se resuelva y que se haga Justicia. Esperamos que se cumplan las leyes como tiene que ser. Esto no puede volver a pasarle a nadie más”, expresó Sandra, la tía del adolescente de 16 años, en la entrevista que le concedió a 0223 al cumplirse el primer aniversario del brutal crimen.

El juicio contra Maximiliano González, el agente de la Policía Bonaerense que le disparó a Luciano, ya fue confirmado en noviembre pero todavía no se sabe en qué fecha se hará. El funcionario policial será juzgado por el delito de homicidio triplemente agravado por ser cometido por un miembro de una fuerza de seguridad, mediante el empleo de un arma de fuego, y con alevosía.

Y no será el único: también irán a debate los efectivos Nelson Albornoz, Kevin Guerricagoitia y Rocío Mastrángelo, acusados por encubrimiento doblemente agravado y falso testimonio, y Alejandro Cepeda, sobre quien recae la imputación por el delito de encubrimiento doblemente agravado.

Judit Aristegui y Luciano, su hijo.

La tía de Luciano insistió en el pedido de condenas para todos los policías que la fiscalía señaló tras el operativo que en la madrugada del 10 de diciembre terminó con la vida del joven, en la avenida 9 entre las  calles 34 y 32 de Miramar. “Por ahora viene todo encaminado y esperemos que siga así y que paguen los culpables”, ratificó.

En este sentido, Sandra también resaltó la labor de la fiscal Ana María Caro en la instrucción de los hechos y aseguró que brindó acompañamiento “en todo momento” a Judit, la mamá del joven. “Estamos muy conformes. Trabajó muy bien y eso fue importante”, reconoció, y agregó: “Es muy fuerte todo lo que pasó desde que nos sacaron a Lu. Siempre lo recordamos, no lo podemos olvidar. Esto es algo que no se supera”.

Para rendir tributo a esa memoria permanente, el miércoles se inauguró un mural con la cara de Luciano Olivera en la casa de Judit, que se encuentra en la esquina de la calle 56, entre 9 y 7. La obra estuvo a cargo de muralistas Naná Begó. “Que el Amor por tu alma y el pedido de Justicia sea lo que nos fortalezca día a día”, compartieron en el grupo autogestivo de artistas, al replicar las palabras de la familia del joven.

El mural de Naná Begó en homenaje a Luciano Olivera.

En mayo, Nardo Moyano había hecho otro mural sobre Luciano en la Escuela Pública Media N°1 de la ciudad, donde muchos chicos juegan diferentes deportes. El mismo muralista también supo inmortalizar antes la cara del chico con una intervención en el lateral de calle 55 del club Once Unidos, y realizó una bandera especial que lleva como insignia la imagen del jugador del equipo del barrio Carocito.

Los constantes homenajes evidencian el vacío que dejó  el adolescente, quien en el último año se convirtió, tristemente, en un símbolo del reclamo contra el “gátillo fácil” y los graves abusos de la policía. Su caso se sumó al de Lucas González, el futbolista de 17 años que jugaba en las inferiores de Barracas Central y que murió el 18 de noviembre del 2021, tras recibir un disparo en la cabeza de un policía porteño.

El otro mural de Nardo Moyano que inmortaliza al jugador del equipo del barrio Carocito.

Ambos chicos compartían el mismo sueño: el de llegar a jugar profesionalmente al fútbol. “La policía no le puede arrancar más la vida a una criatura de esta manera. Lu era un nene que estudiaba y no se la pasaba en la calle. Su sueño era jugar a la pelota. Hubo muchas cosas que él no llegó a cumplir”, recordó su tía.

Tras el asesinato de Luciano Olivera, salieron a la luz distintos episodios de maltrato que solía protagonizar la policía en las calles de Miramar, que en 2001 quedó marcada por la violación seguida de muerte de Natalia Melmann que mereció la condena de los efectivos Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez. “La policía siempre corría a las motos con los móviles, nunca usaban ni la sirena ni la voz de alto y los perseguían hasta chocarlos o hacerlos caer”, había asegurado la mamá del adolescente.

A través del arte y de la lucha de la familia, la memoria de Luciano sigue viva en Miramar.

Ahora, sin embargo, el escenario es distinto y parece tender hacia una cierta calma. “Se han tranquilizado un poco las cosas desde lo que pasó con Lu. Es muy triste: parece que tengan que pasar este tipo de cosas para que se den cuenta de lo que hacen. Ahora no se siente que maltraten a los chicos”, comentó Sandra.

El caso

En la madrugada del 10 de diciembre, un móvil del Comando de Patrullas de Miramar acudió tras un llamado al 911 al anfiteatro  “Lolita Torres”, ubicado en el centro de la ciudad, y comenzó a perseguir la moto Yamaha YBR 125 que manejaba Luciano Olivera hasta la avenida 9 entre calles 34 y 32.

La familia de Luciano Olivera realizará este sábado un acto de homenaje.

La víctima se encontró de frente con otro patrullero, una camioneta Toyota Hilux de la que descendieron tres uniformados. En ese momento Maximiliano González –que estaba ubicado en la parte trasera izquierda del rodado- le apuntó con su pistola marca Bersa calibre 9 milímetros -que contaba con 14 municiones- y le disparó a una distancia no mayor a un metro.

La fiscal del caso siempre sostuvo que el policía disparó a matar. Y su 9 milímetros lo confirmó: en los peritajes se comprobó que los seguros y los distintos mecanismos del arma funcionaban normalmente, por lo que se descartó el supuesto disparo accidental que González justificó frente a sus compañeros de la patrulla.

Miramar decretó tres días de duelo por el brutal crimen del adolescente que soñaba con ser futbolista y la ciudad quedó en el centro de las miradas de todo el país, no solo por la dolorosa muerte sino por los gravísimos incidentes que se vivieron con la policía.

En parte, los enfrentamientos se potenciaron por el cruel destrato que acusó la propia familia. La mamá de Luciano contó que a su hijo lo dejaron tirado durante cinco horas en la calle, y que cuando ella se acercó al lugar y empezó a pedir explicaciones los policías la violentaron y hasta se le rieron en la cara.