Cuidadores familiares para cuando la adopción no es la opción
Cuidadores familiares es una alternativa posible para niños, niñas y adolescentes sin cuidados parentales, cuando la adopción no es la opción. Pueden cumplir ese rol familias con o sin hijos, personas solas o en pareja. Alcanza a chicos y chicas entre diez y diecisiete años.
La figura del cuidador familiar surge por la demanda de niños, niñas y adolescentes que pertenecen a una brecha entre los diez y los diecisiete años que no cuentan con cuidado parental. Están en hogares convivenciales o institucionalizados y no tienen posibilidad de adopción porque, en esa brecha, es muy acotada la posibilidad de que quieran ya adoptarlos. Este programa viene a intentar salvar esa situación y que aquellos niños, niñas y adolescentes que estén institucionalizados a esa edad, puedan tener una familia que los cuide y los acompañe en su proyecto futuro hasta la mayoría de edad.
La abogada Silvina Besoin, Asesora de Menores e Incapaces del Departamento Judicial de Necochea, asegura que “el cuidador familiar cumple una función como medida de protección para ese niño, niña o ese adolescente. Puede haber diferentes tipos de cuidados familiares, porque la gente piensa que es llevárselo a su casa y a veces puede ser con convivencia, pero otras pueden ser sin convivencia. Qué quiero decir con esto: que a veces una persona adulta puede en su momento decir ‘yo voy a ayudarlo’ y lo acompaña en sus estudios, al médico, al psicólogo, pero esto se puede dar con convivencia o no. A mí se me ha presentado gente que quiere ser cuidador familiar como si fuera un padrinazgo para brindarle algún tipo de ayuda escolar, apoyo terapéutico, acompañarlo al médico, pero que no lo pueden tener en su casa. Y eso también sirve. O sea, el acompañante familiar puede cumplir diferentes roles. No es solo convivir, es acompañarlo o acompañarla en su proyecto de vida”.
La adopción está cargada con tal burocracia que pasa mucho tiempo hasta que uno puede cumplir los requisitos y las medidas para tener un legajo de aspirante de guarda con fines de adopción. Así, la mayoría, cuando se hacen los listados, solicita adoptar hasta los siete u ocho años. Son muy pocos los que solicitan de mayor edad. “Por eso este es un desafío muy lindo y con mucha gratificación. Estamos hablando de ayudar a un niño, niña o adolescente a terminar de formarse. Es una tarea de mucha responsabilidad y amor”, agrega Besoin.
-¿Qué sucede si el vínculo no funciona?
-No pasa nada. Porque la idea es acercarse y brindarse con mucho cuidado, con mucho amor y mucho respeto. Pero, bueno, sabemos los que nos dedicamos a esto, que estas personitas vienen con serios problemas desde chiquitos. No es ‘qué lindo, voy a ayudar a un niño de 13 años que me va a responder bien, que es como yo quiero’. No, se va a encontrar con una realidad muy dura que ha tenido que atravesar ese niño o adolescente para llegar hasta acá. Él está institucionalizado, sin una familia, sin alguien que le brinde un cuidado, amor, respeto. Entonces tiene toda una coraza que se le ha hecho a la fuerza. No es así porque quiere, hay que saber entrar, hay que saber cómo penetrar esa coraza y llegar a lo más profundo de esa criatura para saber cómo ayudarla. Es una tarea muy ardua y con mucha responsabilidad, pero realmente es una tarea muy linda poder trabajar con ellos.
-¿Qué quiere decir el estar institucionalizado? ¿Ellos tienen algún familiar a pesar de eso?
-No hay cuidados parentales. En la mayoría hay un abandono o una privación de responsabilidad parental, o sea que los papás han sido privados por maltratos o por una situación de abandono y están solitos la mayoría de los casos. No tienen un referente adulto o una familia. Lo que siempre decimos es que el adolescente siempre trata de relacionarse con su familia. Por más que haya sido maltratado, abusado o haya tenido alguna causal para que no pueda acercarse, el adolescente siempre busca a su familia. Es muy dura la realidad de ellos, pero también hay que hacerles ver que no es conveniente que estén con sus familias, por eso preferimos buscar o llamamos a la solidaridad de toda la sociedad para que realmente haya una familia para ese niño, niña o adolescente y se pueda modificar su vida, esa es la idea.
Todo el proceso es acompañado por los Juzgados de Familia o por las Asesorías de Incapaces. Ellos se encargan de llevar adelante el control y la verificación de cada parte del programa. Son quienes avalúan a las personas que quieran ser cuidadores, para lo que se debe cumplir una serie de requisitos. Puede ser cuidador solo, sola o en pareja con o sin hijos. Se necesita disponer de tiempo y competencias personales para la tarea, con apertura para recibir ayuda externa de ser necesario. Cualquier persona puede serlo tan solo siendo mayor de edad y no teniendo antecedentes penales. Por otro lado, no se requieren mayores condiciones económicas.
El proceso es mucho más rápido que el de adopción, dado que los requisitos son mucho más flexibles. En el caso del registro de los cuidadores no se hace tal relevamiento personal como en el proceso de adopción. Lo importante es dar el primer paso para armar el vínculo y ver cómo son las reacciones de ambos lados, del cuidador y del niño, niña o adolescente, teniendo en cuenta que estos últimos tienen otros tiempos que un niño o niña más chico. Pero puede que no se consiga dar el vínculo y lo mejor en eso casos es rever la situación, ya que nadie puede hacerlo por la fuerza.
Cuidadores familiares es ofrecer una alternativa de protección y cuidado familiar cuando la familia del niño, niña o adolescente no ha podido garantizar sus derechos y sus necesidades. Todas y todos ellos tienen la posibilidad de transformarse y recuperarse de los daños sufridos a través del buen trato que puedan aprender a recibir en otros vínculos y experiencias posteriores que les brinden seguridad, estabilidad y permanencia. “La experiencia muestra que ser cuidados por adultos competentes e integrarse en familias capaces de convertirse en verdaderos 'puntos de apoyo' ha favorecido el desarrollo psicosocial de niños y adolescentes que han sido dañados o dañadas en sus primeros vínculos de apego familiares”, enfatiza Besoin y agrega: “Es una tarea altamente gratificante, pero es necesario comprender que asumir este desafío es una gran responsabilidad que debe lograrse con expectativas acorde a cada situación”.
En Mar del Plata se debe recurrir al Juzgado de Familia N°5 a cargo de la doctora Alejandra Obligado o a cualquiera de las Asesorías de Menores de la ciudad para obtener más información y los requisitos para figurar en el registro.
Temas
Lo más
leído