Manuel de Miguel: su historia, nuestro bandoneón
Amigo de Piazzolla, respetado por sus colegas, Manuel de Miguel es reconocido por ser el mayor bandoneonista de Mar del Plata. El pasado 3 de octubre se le realizó un homenaje en el Instituto del Profesorado de Arte Adolfo Ábalos.
Cuentan que en su familia no hubo músicos que lo precedieran. Eran siete hermanos, vivían en Tandil y él comenzó a tomar clases de bandoneón a los seis años.
Manuel de Miguel llegó a ser el bandoneonista más importante que tuvo la ciudad de Mar del Plata, a la que llegó a mediados de los 30. “Yo tenía ocho años cuando tocaba en Radio Atlántica, allá en la calle 20 de Septiembre, frente a la Plaza Rocha. La transmisión empezaba a las 10 de la mañana. Yo tocaba una hora y Astor Piazzolla otra hora. Algo nos pagaban. Era la audición La colmena infantil, donde también estaban Raúl Ramírez y Armando Blumetti, vislumbrando su futuro de relator deportivo y gran Maestro del piano”, contó alguna vez.
Piazzolla le llevaba ocho años, pero inmediatamente entablaron amistad que, con el tiempo y el oficio, fue complementándose con respeto y admiración mutua. De hecho, Astor Piazzolla y también Aníbal Troilo quisieron llevarlo a Buenos Aires para que se afincara e hiciera carrera en esa ciudad. Pero Manuel de Miguel no pudo trasplantarse emocionalmente a la capital y volvió a elegir Mar del Plata para su futuro y su música.
Manuel de Miguel también tomó clases con los maestros De la Torre y Domingo Casserini, uno de los más respetados afinadores de entonces, que también reparaba bandoneones. A los catorce años continuó perfeccionando sus condiciones musicales con el profesor Néstor Romano, creador de la Orquesta Sinfónica Municipal, a quién consideró de tal importancia que dijo: “También Manuel Rego y yo estudiamos armonía con Romano y creo que nunca después en mi vida encontré a un Maestro de esa talla”.
Como se dijo, tomó clases con Piazzolla y cuando este venía a Mar del Plata se juntaban a tocar. El mismo de Miguel recordó que, “Una vez vino a la fiesta de cumpleaños del tío, que era encargado del Tiro Federal. Lo acompañaron los cantores Aldo Campoamor y Francisco Fiorentino, porque en esa época Astor estaba con Troilo. Y bueno, allí tocamos varias piezas en el mismo bandoneón, yo con la mano derecha y Astor con mano izquierda. Pero donde nos reuníamos mucho era en la zinguería de Gilberto Gramigna en la calle Mitre. Allí Astor además nos daba clases”.
Daniel Canales es un historiador del tango. Para él, “Mar del Plata tuvo y tiene una época gloriosa del tango. El valor que yo le encuentro a Manuel de Miguel en particular es su talento natural, perfeccionado y sostenido también por su formación. Ese talento natural no solo se desplegó en hacer crecer su orquesta, sino también en ser un tipo que trabajó dando identidad a otras orquestas locales con arreglos musicales. Hasta llegó a hacer arreglos, por ejemplo, para Jorge Sobral de quien grabó un par de tangos. En cuanto a la identidad también está esto de quedarse por acá. No sé si él se arrepintió de no irse de Mar del Plata. Prevaleció su deseo de quedarse y eso significó un crecimiento para el tango local con su música y con la formación de alumnos de bandoneón, fue muy importante para el tango local”.
Al igual que en Capital Federal, desde 1940 en Mar del Plata hubo por muchos años un gran furor por el tango. Se crearon importantes orquestas y una de ellas fue la Orquesta Típica Novel. En 1953, Manuel de Miguel dirigía su agrupación, en la que también tenía la responsabilidad de los arreglos musicales. El conjunto formaba con: Luis Simpson, Manuel Fernández y Carlos Báez (bandoneones), Alberto Zubillaga (piano), Carlos Espósito, Roberto Llanos y Alcides Scarpetto (violines), Roque Gorritz (violoncello), Tito Romairone (contrabajo) y Varela Millán (cantor). Antes, en 1944, había formado parte del conjunto Los Ases, integrado entre otros por: Carlos Espósito, Manuel Fernández, Rubén Venini, Guillermo Graciani y Armando Blumetti.
Una publicación localizada en la Biblioteca Pública Municipal Leopoldo Marechal, bajo el nombre La Semana Nº 171, con fecha 25 de marzo de 1950 se refería al conjunto del Maestro De Miguel en los siguientes términos: “Si hay en el ambiente una orquesta típica que se distinga con perfiles propios, esa es la Típica Novel que dirige el bandoneonista Manuel de Miguel, de conocida actuación local. Músico joven y estudioso que ha logrado reunir en torno a su orquesta a un caracterizado conjunto de buenos instrumentistas que forman la típica Novel, cuya actuación es elogiosa, bajo todo punto de vista. Desde hace tiempo, ameniza las reuniones danzantes del Club Kimberley y la calidad orquestal del conjunto, sus excelentes interpretaciones y el entusiasmo que pone a cada una de ellas le ha dado a la típica Novel gran preponderancia entre los habitués a dicho club. Es de esperar que nuestros broadcasters contraten a tan excelente orquesta, en la seguridad que el oyente sabrá aplaudir sin reservas a una orquesta de tanta categoría”.
A lo largo de su carrera se presentó en distintos locales tangueros y teatros de Mar del Plata como Del 40, Enterprisse, El Túnel de Enrique Mora, Confitería Paris, Maracaibo, Hotel Riviera, Hotel Provincial, La Casa de Walter Berón, Club Atlético Nación, Club Kímberley, Centro Vasco, en los teatros: Auditorium, La Botonera, Re-Fa-Si, entre otros.
Temporada tras temporada, su nombre podía verse en las marquesinas acompañando a artistas de primer nivel, que siempre lo buscaban por su profesionalismo y sociabilidad.
Fue notable la cantidad de cantores y cancionistas a los que acompañó a lo largo de su carrera. De un inmenso listado, se puede mencionar a las cancionistas: María de La Fuente, Virginia Luque, Alba Solís, Nelly Vázquez, Ruth Durante, Gloria Díaz, Rossana Falasca, María Garay y María Martha Serra Lima y a los cantores Hugo del Carril, Alberto Castillo, Argentino Ledesma, Roberto Goyeneche, Jorge Sobral, Alberto Arenas, Edmundo Rivero, Roberto Rufino, Floreal Ruiz, Alberto Marino, Carlos Dante y Alberto Podestá.
Allá por 1969, el sello CBS lo contrató para grabar el lado 1 de un disco doble junto al cantante Jorge Sobral los tangos Balada para un loco de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer y En mi ciudad de Carlos Eduardo Rodríguez, Marcelo Salinas y María de la A. (María Wernicke) bajo su dirección y arreglos. Dos tangos de autores marplatenses.
“Por eso, el modo de llamarlo o recordarlo como el Bandoneón mayor de Mar del Plata hace un poco justicia con la memoria de un hombre que se fue hace 35 años y que quizás para las nuevas generaciones no es algo común escuchar su nombre y menos escuchar grabaciones que hizo. Fue muy respetado por sus colegas, muy requerido por directores de orquestas locales que lo contrataban para hacer arreglos musicales para distintas orquestas. Es una de las personas que ha quedado en el inconsciente colectivo del mundo tanguero. Se fue muy joven, hace 35 años ya. Él ha hecho arreglos musicales de avanzada. Fue uno de los pocos, o acaso el máximo exponente en un triple rol: ser director de orquestas, de orquestas típicas, ser arreglador de su orquesta y ser requerido por otras y ser un bandoneonista virtuosísimo. O sea, no era que alguna de las tres condiciones tenía menor valía, el tipo se desarrollaba como un virtuoso en los tres roles: como director, como arreglador y como un instrumentista fantástico”, enfatiza Canales.
El experimentado músico Eduardo Luc, quien trabajó mucho con Manuel de Miguel, lo recuerda con una certeza: “Sin duda alguna Manuel de Miguel fue el mejor bandoneonista que tuvo esta ciudad, por mil razones técnicas que podría darte. Era un excelente lector, era un fantástico arreglador. Creo que no hay ningún cantor de Mar del Plata que no haya tenido un arreglo musical suyo. Tenía la particularidad de escribirlos con las primeras fibras Sylvapen color azul. Mi padre, que también era bandoneonista (y de los buenos) a Manuel era al único que le decía Maestro. Fue respetado por todos los músicos de esta ciudad. Tenía un oído especial, un don magistral y te podía acompañar musicalmente en cualquier tono. Él escuchaba hablar a una persona y ya sabía en qué tono cantaba. Era un músico completo, un elegido.”
Cuentan que llegó a tener nueve trajes para intercambiar entre baile y baile, así como que tuvo diez bandoneones. Eran épocas de mucho trabajo en la ciudad. Pero hubo un tiempo donde esto cambió, Manuel de Miguel se dedicó entonces a otros rubros laborales para mantener a su familia. Así fue empleado de Casa Aragone, Jefe de Producción de La Campagnola y vendedor en la Cooperativa Arco Iris. Si bien siguió trabajando en la música, las épocas de incesante demanda de trabajo en clubes, confiterías y cabarets habían quedado atrás. En algún momento, cuenta Canales, “Dolido, vendió su bandoneón preferido y se prometió no tocar nunca más. Comenzó a mermar el trabajo y, según recuerda el propio de Miguel, ‘Reemplazaban a las orquestas con discos. Los clubes ya no hacían tantos bailes. Mi orquesta tenía catorce ejecutantes y me pedían una de cinco o seis. No podía dejar a unos y elegir a otros. Así que de bronca una noche vendí el bandoneón y dije que no tocaba más’. Transcurrió un tiempo y cumplió. Aunque siempre buscaba acercarse a lugares donde sonara el tango. Hasta que una tarde su esposa Emma, que siempre alentó su carrera artística, le dijo: ‘Ahí tenés algo para vos’. Y el Maestro se encontró con un bandoneón que le había comprado”.
Sus últimas presentaciones fueron para mediados y finales de los 80. No había espacios donde el tango fuera el protagonista, más allá de algunos espectáculos puntuales. Uno de los espacios que resistía el embate fue el ubicado en Moreno entre San Luis y Córdoba: La Casa de Walter Berón. Ese fue el último reducto fijo donde Manuel de Miguel tocó. El último espacio que escuchó su fuelle.
Luego de una descompensación y una internación de casi una semana, Manuel de Miguel muere el 5 de diciembre de 1989. Tenía 62 años. La Casa de Walter Berón bautizó a su escenario con el nombre de Manuel de Miguel, el bandoneón mayor de Mar del Plata.
(*) Gracias al material cedido por el historiador Daniel Canales.
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