Historias de Aves de Mar del Plata
Llevan más de diez años haciendo observación de aves y safaris fotográficos en todo el país. Un padre y su hijo enamorados de la naturaleza y las aves buscan compartirlas para que asumamos la belleza y la importancia de la naturaleza.
Profesionalmente comenzaron antes de la pandemia, pero desde mucho antes llevaban adelante la actividad. Claudio Rodríguez Astorino está formado en biología, fue técnico del Inidep y tiene mucha pasión por lo que hace y por la naturaleza.
Claudio es guía en safaris fotográficos y observación de aves, tanto acá como en todo el país. “El mundo del birding mueve 80 millones de personas en todo el mundo por año. Toda esa cantidad de gente se moviliza para ver aves, es una gran fuente de recursos para el turismo, además de ser amigable con el ambiente”, comienza diciendo Claudio Rodríguez Astorino.
Él y su hijo se dedican a la actividad aunando el placer, lo estético de la fotografía, lo natural y, sobre todo, el amor por la naturaleza. Según Claudio hay dos tipos de público para la actividad: aquel que prefiere la fotografía y el estado de naturaleza en su forma total y le interesa fotografiar paisajes, animales salvajes, aves, y aquel que te pide un listado específico de diez o doce especies que quiere ver y, entonces, guía mediante, van a verlas en la naturaleza directamente. “Te vamos a llevar a un lugar donde tenemos grandes chances de ver un albatros o un cauquén colorado. En general siempre se buscan especies que ellos no han visto o que son difíciles de ver”, agrega.
- ¿Cuánto dura un safari fotográfico?
- Están pensados para un día, pero pueden ser más extensos si se buscan especies específicas. Hay algunas especies que son más difíciles. Por ejemplo, si vos querés ver un macá tobiano, bueno, tenemos que ir a Santa Cruz a una región específica o esperarla en algún punto de la Patagonia, en una región muy delimitada y en determinado momento. También está lo que se conoce como Art Life, que es algo así como ver por primera vez una especie de edad en su hábitat y así van juntando como una especie de Pokémon de adulto.
- ¿Qué tipo de cuidados les exigís a la hora de entrar en reservas o realizar esta actividad a los que se suman?
- Hay dos tipos de cuidados. En los fotográficos por ahí es más complicado, pero en realidad, al que va a ver especies le basta con verlas, entonces no es necesario sacar un registro del avistamiento, la foto sirve de registro, una foto artística como una prueba científica de que él estuvo en presencia de esa ave. Pero no solamente está el cuidado en cuanto a aproximación y avistamiento, también se necesita tener una buena condición física para llegar a lugares donde, en algunos casos, hay grados bajo cero o recorrer marismas, terrenos difíciles. Yo les informo del grado de dificultad que existe y ellos eligen porque a veces son grados de dificultad grandes como caminar 15 o 20 kilómetros bajo el frío, la lluvia o mucho calor, dependiendo del ave que se busque.
Las salidas y los safaris fotográficos atraen a público de todo tipo y de distintos países, siendo los estadounidenses, los ingleses y los brasileños los de mayor presencia. Claudio aclara que, “La mayoría de los extranjeros suelen venir por especies puntuales, pero la mayoría del público argentino se inclina más por lo fotográfico, más con el conectar con la naturaleza”.
- ¿Cuál fue la especie más extraña que recuerdes que llegaste a ver?
- Y… hay varias. Nosotros somos uno de los pocos en Sudamérica, y uno de los pocos en el mundo, que organizamos salidas mar adentro, esas que llamamos salidas pelágicas. Entonces, a veces setenta u ochenta kilómetros mar adentro para ver especies de aves que no habitan las costas. O sea, solamente van a algunas islas a anidar lo que en muchos casos, como son animales muy extremos, ocurre cada dos años. Bueno, nosotros anualmente hacemos dos o tres salidas de esas. He pedido ver el canquén colorado, que es una especie de ganso que en la Argentina hay cinco especies de esa familia, pero solo tres se llaman canquén; después tenés el cabquén real, el común. Pero bueno, el canquén colorado es endémico de Chile y Argentina y hay solamente entre 800 y 1000 ejemplares en el mundo. Después, en esas salidas hemos podido ver albatros reales, de los que quedarán también dos mil o tres mil ejemplares, o el albatros corona blanca que anida en islas cercanas a Nueva Zelanda.
Vienen desarrollando estas salidas pelágicas desde hace diez años. Mar del Plata es uno de los pocos lugares donde se hacen (otros son un par de lugares en Chile, Brasil, Uruguay y Australia, que son lugares con una gran biodiversidad).
Claudio, junto con su hijo Lautaro, son socios de Aves Argentinas. Participan de foros de fotografía de aves, han ganado concursos de fotografías y sus fotos están en muchos libros de guías naturales.
Juntos aclaran, “Buenos Aires no es la provincia con mayor biodiversidad. Pero en Mar del Plata tenemos el mar y la playa que dan otro contexto al ser tan diferentes. Vos podés tener, por ejemplo en Chapadmalal, barrancas sin playas verdadera, lo que funciona como un corte para pasar de un ambiente a otro casi sin una región intermedia. Entonces, nosotros en Mar del Plata fácilmente podemos llegar a superar las 150 especies. Aunque es algo relativo, quizás alguno te puede decir 180, pero la verdad es que no llegan a 150 las que se han registrado en avistamientos por año. Además, tenés el puerto o Laguna de los Padres donde hacen muchas escalas en época de migraciones, y tenés Mar Chiquita cerca, con espacios bastantes preservados y que provocan que muchas recalen ahí”.
Lautaro es el que más se dedica a la fotografía de hecho, es fotógrafo y videógrafo profesional. La pregunta pasa, entonces, por cómo juega eso en la actividad. Él responde rápidamente, “Por el lado del mostrar. Nosotros empezamos solo observando y había muchos momentos en donde los encuentros eran fugaces, entonces decidíamos sacar fotos con una cámara compacta, no profesional, y el objetivo era después ir a un libro y comparar las fotos con las especies para ver si podíamos identificarlas. Muchas veces los encuentros son fugaces y con una gran distancia, en la copa de un árbol o a lo lejos, entonces empezamos así y de a poco fue interesándonos hacer las fotos más llamativas, acercarnos a las aves para una mejor imagen, con más detalles, con acercamientos más lindos”.
- ¿Qué es lo que más te emociona del momento o de la fotografía?
- Una de las cosas que más emociona es buscar las aves en distintas regiones. Cada ave está asociada a un ambiente con determinado tipo de flora, de región, de ecosistema. Lo interesante es que hay lugares donde están más aisladas, donde son más difíciles de acceder. Las especies de aves son más valiosas porque no hay tanta gente que pueda llegar a sacarles. Entonces, a mí me gusta esa búsqueda de los diferentes tipos de aves y no tanto su ambiente.
- ¿Cuál es el logro que más guardás?
- La primera que se me viene a la mente es una que vimos en Río Negro, en San Antonio. Fue un ave pelágica que, típicamente, migra del polo norte desde la tundra hasta acá, dependiendo de la época del año. Ellas en el verano boreal anidan allá y después en el invierno boreal bajan para buscar temperaturas más cálidas y alimentos. Y nos pasó de ver una de esas que se llama salteador grande o salteador pomarino en una época bastante difícil de verlo por acá y en el área continental, siendo que es un ave pelágica. Bueno, la pude ver y la pude fotografiar posado en la arena.
Esa imagen fue su primera publicación científica que salió en la revista Aves argentinas. A partir de ahí empezaron a tomar más en serio, más profesionalmente la actividad. “Nos dimos cuenta de que estábamos haciendo ciencia ciudadana también”, enfatizó Lautaro.
-Esto que decís me resulta muy interesante, porque yo pensé en la nota como algo vinculado solo al safari fotográfico y ahora descubro que hay algo más en la actividad…
-Claro, y eso está muy bueno. Eso mismo, porque es muy lindo el tema de compartir. O sea, nosotros apreciamos un montón, pero nos podríamos quedar solo con eso, pero creo que es nuestro deber compartirlo también por el bien de la conservación. Nosotros también estamos muy metidos en la fotografía, no solo como un medio expresión, sino como un modo de enseñar a la gente un poco de lo que sentimos por la naturaleza. Sabemos que hace muy bien el contacto con la naturaleza y el avistaje de aves, la conservación de la naturaleza, entonces queremos mostrarle eso a la gente, que por ahí pueden llegar a emocionarse como nosotros lo hacemos cuando vemos un ave, como nos trata también la belleza de la naturaleza y creo firmemente que conservar la naturaleza va a ser un bien no solo para la naturaleza y los seres vivos, sino para la humanidad.
- C.R Como decía Lautaro, hay un fondo en esto que es eso de amar lo que nosotros vemos. También intentar conservarlo y mostrarlo para generar cierto conocimiento también. Viste que dicen que no se ama lo que no se conoce, bueno, a través de la fotografía trato de mostrar esas cosas hermosas que hay en nuestra ciudad, en la reserva de Punta Mogotes, no sé, a media hora del centro.
No son muchas las ciudades del mundo que tienen lugares naturales en su interior. Así como tampoco son muchas las personas que, contando con ellas, las aprovechan. Para compensar las circunstancias, hay sectores, grupos, personas, que buscan compartir la belleza y lo vivo de la naturaleza a todos los que se animen a cambiar la mirada.
(*) Se puede ver más material fotográfico en la cuenta de IG: avesmardelplata
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