Perpetua para el autor del doble crimen del barrio San Eduardo

Lo comunicó hace instantes el Juez Alexis Simaz tras la audiencia de cesura. A José Ignacio Serra lo había hallado culpable un jurado popular.

José Ignacio Serra fue condenado a perpetua por el doble crimen del barrio San Eduardo. Foto archivo: 0223.

27 de Mayo de 2024 12:10

Por Redacción 0223

PARA 0223

El hombre que en agosto de 2021 mató a balazos a dos personas en el barrio San Eduardo y que hace dos semanas un jurado popular declaró culpable fue condenado a prisión perpetua.

La pena impuesta a José Ignacio Serra por el doble homicidio agravado por alevosía de Nicolás Vergara (27) y Ezequiel Contreras (35) fue la solicitada por el fiscal Leandro Arévalo y el abogado Pablo Romano como representante del particular damnificado.

La zona donde ocurrió el doble homicidio. Foto archivo: 0223.

Serra había sido declarado culpable del delito de doble homicidio agravado por alevosía y por el uso de arma de fuego que prevé una pena de prisión perpetua.

Cómo fue el doble crimen

En la investigación a cargo del fiscal Leandro Arévalo quedó establecido que el mediodía del 2 de agosto de 2021, Serra, también conocido como “Nacho”, llegó con su moto marca Honda de color blanco al minimercado “La esquinita” ubicado en calle 841 entre 0 y 2 del barrio San Eduardo de Chapadmalal, donde estaba estacionado el auto Citroën C4 en el que se desplazaban las víctimas.

Cuando Ezequiel Emiliano Contreras (35) salió del local rumbo al auto donde lo esperaba Alberto Nicolás Vergara (27), el imputado se acercó en moto hasta la puerta del conductor y vació el cargador de su pistola calibre nueve milímetros para darse a la fuga a toda velocidad. El conductor del auto recibió cinco balazos, su acompañante dos, una tercera lo rozó y el resto dieron en el auto.

Contreras sufrió varias heridas en la cabeza que provocaron su muerte mientras intentaba escapar en el auto que chocó contra una casa mientras que Vergara logro bajar del rodado tras recibir un disparo en la pierna y si bien salió corriendo, recibió el disparo mortal en el tórax.

Horas después del doble homicidio y a partir de los datos recabados por personal del Destacamento El Marquesado, se realizaron tres allanamientos avalados por la Justicia de Garantías en el que detuvieron al imputado. En uno de los domicilios se secuestró una moto Honda 150cc color blanca, dos cascos de moto uno color negro y uno marrón, una escopeta 12/70 con  50 cartuchos del mismo calibre; cuatro municiones calibre 462, una caja de pistola Bersa Pro nueve milímetros -que carga 17 municiones - y un celular.

“Te voy a dar plomo”

Dos meses antes del doble homicidio, Serra y Contreras cruzaron miradas por primera vez: el primero pasó cerca del complejo de cabañas donde el segundo realizaba tareas de albañilería y lo miró fijo. Si bien no cruzaron palabras, algo quedó flotando en el aire hasta que volvieron a verse sobre la ruta 11.

El mediodía del 31 de julio, apenas cuarenta y ocho horas antes del crimen, Serra estaba con su hijo adolescente en la parada del colectivo de la entrada del barrio cuando se detuvo el Citroën de color azul oscuro que manejaba Contreras, conocido como “El Karateca”.

 

Según relató un testigo, al bajar del rodado increpó a Serra porque lo había mirado mal la vez anterior y empezó a darle trompadas en la cara. Ante el pedido que se detuviera porque estaba con su hijo, Contreras amagó a subirse al auto y le dijo que fueran a dar “una vueltita” antes de regresar sobre sus pasos y golpearlo a trompadas y rodillazos.

En el expediente al que tuvo acceso 0223 se reconstruyó en base al testimonio de testigos presenciales que antes de irse, “El Karateca” dijo que se la “iba a dar”, a lo que “Nacho” le dijo “Yo también te la voy a dar”.

Apenas dos días después y tal como quedó registrado en imágenes de cámaras de seguridad, Serra siguió disimuladamente el Citroën C4 de color azul de Contreras hasta el mercado, se ocultó por espacio de tres minutos y cuando éste regreso al auto se acercó para atacarlo. En ese rodado también estaba Vergara que había acompañado a la otra víctima para comprar algo para comer durante el descanso de sus tareas de albañilería.