Anticipación perpetua o la poesía entre la despedida y el homenaje
Es el primer libro de poesía de Tomás Rodríguez. Un libro que llevó más de cuatro años en su conformación, pero que encontró su forma final ante la muerte de una amiga. Anticipación perpetua y la fuerza de la poesía como homenaje.
Anticipación perpetua (Cepes Ediciones- 2024) comenzó a escribirse en el 2021, plena pandemia, pero recién se vio en forma de libro en este 2024. Fue un largo proceso que tuvo que ver con la intención de su autor, Tomás Rodríguez, de encontrar una voz poética auténtica. “Yo no solía escribir mucha poesía, sí generaba mucha producción poética como eventos de poesía, pero no escribía. Nunca me sentí muy cómodo en su ámbito, siempre le tuve mucho respeto, mucha distancia, no me sentía muy confiado”, comienza diciendo.
Tomás Rodríguez venía del mundo literario. Ya tenía un libro de cuentos, era editor y fomentaba las actividades poéticas. Sin embargo, la poesía imponía su distancia. Agrega, “Con la narrativa tenía más margen para desarrollarme, para probar, pero la poesía, al haber en ella tanta libertad, me generaba algo de distancia, de miedo. Es más, me la tomaba por el lado del humor y lo que escribía venía más por ese lado, buscaba generar una reacción desde el humor en la gente, pero era por ese mismo miedo, por esa cuestión más reverencial que sentía. Entonces prefería hacer algo más performático”.
Pero llegó la pandemia y abrió muchas posibilidades, una de ellas fue un taller de poesía para Tomás y eso produjo que su mirada cambiara. Comenzó a tomarla más en serio, quiso ver qué encontraba ahí y así empezaron a aparecer los primeros poemas del libro.
“Empecé a sentirme más cómodo y, de a poco, a encontrar una voz propia. Lo que es necesario, sobre todo en la poesía, porque en la narrativa, creo, uno puede camuflarse un poco, pero la poesía te obliga a tenerla. Creo que eso era lo que me inhibía antes, que no tenía una voz interesante, con algo que decir. Con el taller pude empezar a explorar mi voz poética y fortalecerla, también ahí surgió la idea central del libro, esa parte más onírica que tiene”, cuenta.
El libro iba de a poco tomando forma y la idea de publicarse llevaba tiempo también. Recién cerrando el 2023 empezó a sentirse conforme con el libro, solo faltaban algunos poemas para darle un cierre y aparece el dolor y un duelo.
Rodríguez cuenta: “El libro tiene dos temáticas que están bien claras, la parte onírica y la parte del duelo y la muerte. El libro tiene mucho de autobiográfico, de la pérdida de una compañera muy importante para mí y para muchos otros, Andrea Turri, quien falleció durante la pandemia del 2021. Fue la primera pérdida fuerte que tuve en mi vida, en muchos sentidos, en lo personal, en lo laboral, en lo emocional, y todo en el contexto de una pandemia, de la distancia de no poder estar en ese proceso final y atravesarlo desde otro lugar. Alguien me dijo que durante una pérdida, un duelo, la conexión con lo onírico, con los sueños, se hace más fuerte. Entonces, lo que vino después tiene una base en lo onírico y en la pandemia se potenció mucho más. Con la muerte de Andrea esto se profundizó más todavía y ahí descubrí como un nexo y empecé el proceso de duelo de la pérdida con la escritura también. De ahí sale también la división del libro, la asimilación de una muerte, procesar eso como lo procesa la cabeza durante el sueño y después resignificar y encontrar cómo encajar esa pérdida nueva, más lo que viene después de la muerte y después del sueño, porque ¿te despertás y qué pasa?”.
- ¿Qué imagen creés que puede ilustrar el libro?
- Creo que sería una sonrisa, es medio contradictorio con la temática del libro, pero siento que está muy marcado por eso también, pero creo que es lo que trasmite, lo que genera este tipo de producciones. Siento que, por el impacto que generó Andrea en mí, pienso en ella sonriendo, no en ella enferma o mal, sino riéndose y esa es una imagen que aparece en el libro. Una risa infantil, incluso inocente. Me gusta mirar el lado positivo de las cosas, la muerte es terrible, es algo con lo que tenemos que lidiar, pero hay que pensar en lo positivo, en lo que deja y en lo que queda, en lo que trae a futuro, y en ese sentido pienso en la sonrisa y en la tristeza, porque a pesar de eso siempre hay un motivo para sonreír, un recuerdo lindo que mantener y un legado que sostener y continuar.
Según su autor, el poemario también cumplió una función terapéutica. En los poemas, en la poesía, Tomás encontró un canalizador para el duelo. “Eso es lo que quise con el libro. Por un lado, está la cuestión de la perpetuidad y, por el otro, la cuestión de homenaje. La poesía como homenaje, como un regalo, como una manera de exponer algo, de dejar algo. Otro concepto que me gusta mucho es el de la voluntad heredada, el libro tiene muchas referencias a la política, que es el ámbito donde me desarrollo. Sé que es un ámbito muy ingrato en general, bastante dispar porque trae alegrías, pero muchos pesares también y tensiones. Bueno, Andrea fue una persona que militó toda su vida en política y hasta el último día estuvo militando. Yo lo que siento es algo de la voluntad heredada, hay un poema que habla de eso también, de pasar una carga, un legado de una persona a otra para que continúe ese legado. La política tiene mucho de eso”, explica.
Anticipación perpetua es poesía. Poesía que surge de la ausencia y la distancia, pero también de los sueños. Cada verso se siente como un acto de despedida, pero también como un homenaje.
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