“Todos teníamos miedo porque Obras Sanitarias de la Nación era algo muy monstruoso”

Los exconcejales Ernesto Argüeso y Daniel Remaggi recuerdan los debates que concluyeron en la creación de Osse, aquella noche del 23 de agosto de 1984 de la cual se cumplen 40 años. Las convicciones, las incógnitas y hasta los temores ante una decisión que cambió la historia sanitaria de Mar del Plata.

Ernesto Argüeso y Daniel Remaggi, dos de los concejales que en 1984 aprobaron la creación de Osse.

23 de Agosto de 2024 14:34

El reloj estaba cerca de marcar las 23 horas del 23 de agosto de 1984 cuando sus manos alzadas representaron con el tiempo la decisión más importante que les tocó tomar en su carrera como servidores públicos. Sus nombres y apellidos pasaron a la posteridad como aquellos hombres y mujeres que, con su voto y tras el trabajo denodado de tantos otros funcionarios y profesionales, crearon Obras Sanitarias Sociedad del Estado (Osse), lo que marcó un antes y un después en la historia sanitaria de Mar del Plata.

Hoy, a 40 años exactos de esa gesta, los exconcejales Ernesto Argüeso y Daniel Remaggi recuerdan no solo aquella sesión legislativa sino fundamentalmente el proceso previo que se coronó esa noche de agosto, con las convicciones, incógnitas y hasta los temores que acompañaron la iniciativa. “Todos teníamos miedo, porque Obras Sanitarias de la Nación era algo monstruoso”, reconoce Argüeso sobre la inmensidad del desafío que se afrontaba.

Todos coinciden en señalar al por entonces intendente Don Ángel Roig como el responsable principal de tomar la decisión política de impulsar la creación de una sociedad de estado para resolver el problema que se arrastraba desde que en 1982 el Estado Nacional transfirió los servicios sanitarios a Provincia y, tras un breve interregno, fue a su vez trasladado al Municipio, que por entonces lo administraba a través del Instituto Municipal de Desarrollo Urbano (Imdur).

Concejales que crearon Osse y trabajadores de la primera generación fueron distinguidos en un reciente acto en el Concejo Deliberante.

En General Pueyrredon tuvimos un intendente de cabeza abierta que asumió la responsabilidad y tomó la decisión política de hacerla municipal, tratando de asumir la autonomía municipal que era una desafío interesante”, afirma a 0223 Ernesto Argüeso, concejal por el radicalismo entre 1983 y 1985, ya que en aquella primera conformación tras la Dictadura la mitad de los ediles tuvieron mandatos de dos años, para permitir la renovación con las elecciones legislativas de 1985. La misma situación ocurrió con su compañero de bloque Daniel Remaggi: “Roig era un convencido que la Municipalidad brindara un servicio de calidad” y agrega que la creación de una empresa estatal ya estaba planteada en la plataforma con la que UCR fue a las elecciones en 1983.

Pero hablar de aquella época es hablar de la transición democrática, donde la dificultad no solo era resolver la cuestión de la gestión sanitaria, sino además hacerlo en medio de una transformación profunda que debía encarar la política y la sociedad argentina después de los casi ocho años de Dictadura. “Estábamos viviendo un momento muy importante, donde se volvía a respirar el aire democrático, fue un renacer de una noche muy oscura”, rememora Daniel. Ernesto agrega una complicación extra: “esa salida después de aquellos años negros de la Dictadura fue toda una transición, sobre todo para quienes éramos legisladores locales, porque de 24 concejales uno o dos teníamos alguna experiencia, el resto de los que asumimos en el 83 no teníamos la menor idea de lo que era un decreto o una ordenanza, había que aprender. Nos encontramos con algunos temas gruesos y había que corregir cosas”.

Los debates de fondo tras la creación de Osse

Entre esas cosas estructurales a corregir estaba la cuestión del servicio sanitario y habían dos grandes nudos que desatar: la forma que tomaría la empresa y, tal vez más polémico aún, el encuadre del personal.

Además de la creación de Osse, otras dos alternativas se planteaban en ese entonces. El Partido Socialista bregaba por la creación de una cooperativa, aunque finalmente terminó apoyando el proyecto oficialista. El Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) apostaba con una sociedad mixta, con participación estatal y privada, por lo que terminó siendo el único bloque que no votó a favor de empresa estatal. El peronismo inicialmente levantaba banderas de volver a la centralización nacional con Obras Sanitarias de la Nación, pero el debate estaba por fuera de la dimensión local.

Con la decisión tomada y a menos de siete meses se asumir la intendencia, el 6 de julio de 1984 el intendente Roig elevó al Concejo Deliberante el proyecto de ordenanza. Si bien el radicalismo contaba con un bloque propio de 14 concejales que le garantizaba el triunfo, se buscó generar acuerdos con los otros tres bloques. “Llegamos a un consenso amplio donde se coincidía buscándole la vuelta a través de la forma de sociedad de estado, lo que significa que tenía un modalidad de sociedad pública y tomaba algo de lo privado, pero era una sociedad de estado”, apunta Argüeso.

Ernesto Argüeso recibió una copia del Acta de Sesiones de manos de la vicepresidenta de Osse, Cristina Coria.

Para otorgar a la oposición transparencia en el funcionamiento de la futura empresa, “tuvimos la precaución de encuadrar el estatuto de Osse con todas las reglamentaciones que hacían a la contabilidad pública, la ley de obra pública, los controles del Tribunal de Cuentas, con nuestra particularidad de una sociedad de Estado”.

El segundo gran debate era en torno a cómo encuadrar al plantel de la nueva empresa, que venía de la vieja Obras Sanitarias de la Nación y ahora se encontraba dependiendo del Municipio. “Tuvimos muchas discusiones, hay una ordenanza que decía que todo personal que depende de la Municipalidad debía estar afiliado al Sindicato de Trabajadores Municipal, porque había un único sindicato. Pero Obras Sanitarias venía con su propio sindicato, distinto convenio de trabajo y otras modalidades, con lo cual se creaba un problema”, sostiene Argüeso.

Allí se disparaba un conflicto gremial, donde el STM pretendía contener a los nuevos trabajadores sanitaristas y así ampliar su poder, mientras que los sanitaristas buscaban mantener su propio gremio y condiciones de trabajo. “Después de algunas discusiones, alguna hojarasca que se hace en el momento, todos entramos en razones”, recuerda con cierto tono jocoso Ernesto, evidenciando lo tenso de aquella discusión. La creación de una empresa estatal abría la puerta a la conservación de un sindicato propio, lo que hasta hoy ocurre son el Sitos, y la vigencia del entonces Convenio 57/85 de la Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias.

Daniel Remaggi, destacado por los concejales Ricardo Liceaga Viñas y Emiliano Recalt.

 

“Estaba la visión de posteridad”

Lejos de los tiempos que corren donde las sesiones son transmitidas online para todo el mundo, reconstruir lo que ocurrió aquella 12° Sesión Ordinaria del Concejo Deliberante del 23 de agosto de 1984 sólo es posible a través del Acta de Sesiones que acaba de ser declarada de “interés histórico-cultural” y mediante el recuerdo de quienes la presenciaron y aún viven para transmitir su experiencia a las nuevas generaciones.

Pero como ocurre con cada ordenanza significativa, la votación es una coronación de un proceso mayor que tuvo su epicentro en las comisiones de trabajo. “Hubo muchas reuniones, muchas discusiones, con intercambios de opiniones para llegar a un consenso. El debate en las comisiones fue serio, recibimos a ingenieros, contadores, arquitectos y abogados”, precisa Ernesto, marcando que las comisiones de Hacienda y Obras fueron las centrales entre julio y agosto de aquel año.

Ante lo que hoy parecería una singularidad, sesionar de noche, Daniel Remaggi explica que era lo común de ese entonces. “Eran habituales las sesiones nocturnas, hasta tengo recuerdos de sesiones que se extendían hasta la madrugada, esto después se fue modificando en el tiempo”, recuerda, donde él mismo luego fue reelecto como concejal para el período 1985-1989. El por qué de esos horarios tiene una explicación que evidencia una dinámica de trabajo donde se buscaba un rol más integral del concejal y comprometido con la ciudad: “el trabajo en el Concejo empezaba desde las 14, porque se suponía que durante la mañana teníamos que hacer los controles que nos correspondían como concejales y en ese horario también era cuando alguno desempeñaba su actividad privada, si la tenía. Después estaba la segunda etapa de trabajo por la tarde, por eso se sesionaba de noche”, apunta Argüeso, brindando un panorama inusual para los tiempos que corren, donde el Concejo suele lucir desierto ya en las primeras horas de la tarde.

El COncejo Deliberante declaró de "interés histórico-cultural" al Acta de Sesiones de la sesión del 23 de agosto de 1984.

“El debate fue variopinto, el proyecto oficialista lucía como ganador desde el comienzo dado que la UCR tenía mayoría absoluta”, reconoce Remaggi. 40 años después, el Acta de Sesiones nos cuenta de las intervenciones de los concejales oficialistas Mario del Rosso, Norma Dematteis, José Luis Gelemur, Julio Benítez y Aldo Palazzo, quienes defendieron el proyecto; de José Luis Vitarella (MID), quien insistió con la sociedad mixta; del socialista Julio Benítez, que recordó su propuesta original de cooperativa pero terminó acordando con la sociedad de estado; y de los justicialistas Jorge Córdoba y Pascual Scotti.

Esta última fue la que generó mayor ruido. “Muy bien podría pensar que esta sociedad dentro de dos o tres años puede ser declarada inexistente y digo eso porque este proyecto le permite a la sociedad de estado hacer una Planta Depuradora de Efluentes Cloacales y mañana se va a decir que esa sociedad se constituyó por ese motivo y no para la prestación del servicio, como se dice ahora”, sembró como duda Scotti. “El amigo Pascual escuchó algo que no le gustó e hizo esa reserva. Estoy casi seguro que él y todos los compañeros del bloque Justicialista estaban de acuerdo que la sociedad de estado era lo mejor. Todos teníamos miedo al qué vendrá, porque Obras Sanitarias de la Nación era algo muy monstruoso”, recuerda Argüeso con cariño y respeto hacia el resto de los concejales. “Tuve compañeros y amigos con los que trabajamos juntos, me puedo sentir amigos de los 23 concejales”, concluye.

Daniel Remaggi (centro), junto a otros dos concejales en 1984: José Gelemur y Pablo Sirochinsky.

Más allá de los posibles temores, Remaggi no duda en afirmar que ya en ese origen “estaba la visión de posteridad de la decisión que estábamos tomando y eso porque estaba la convicción del intendente Roig de municipalizar totalmente el servicio”.

“Me emociono cuando recuerdo esos tiempos, porque ha pasado una vida. Era un joven de 30 años, con cuatro hijos y me involucre en la puesta en marcha de la nueva democracia como la distinción más grande que recibí en mi vida y de la cual me siento verdaderamente orgulloso. También sigo agradecido con aquellos que disintieron, pero cuestionando democráticamente. Pasaron 40 años y Osse está viva y funcionando”, finaliza.