“Sosa no se descompensó por el traslado y salió casi muerto de la comisaría”

Lo afirmó la médica que hizo la autopsia. Para la profesional, la víctima los golpes que le provocaron hemorragias masivas los recibió “del mismo lado”.  

La declaración de la médica abonó la teoría de la fiscalía y del particular damnificado. (Foto: 0223).

22 de Agosto de 2015 19:36

Por Redacción 0223

PARA 0223

La cuarta audiencia del juicio en el que se investiga la muerte de Alejandro Sosa puede dividirse en dos partes: la exposición de los profesionales médicos que detallaron las heridas que provocaron su deceso y la de tres policías que lo trasladaron y tuvieron contacto con él en la comisaría tercera.

A diferencia de las tres primeras jornadas, el Tribunal Oral en lo Criminal 4 recibió a los primeros testigos en la tarde del viernes. La médica Cecilia Amalfitani hizo un pormenorizado relato –con el apoyo de imágenes- de los resultados de la autopsia practicada un día y medio después del deceso. Durante una hora respondió las preguntas de las partes y los pedidos de aclaración de los jueces.

La profesional señaló que Sosa presentaba un gran número de lesiones, traumatismos y escoriaciones en zona toráxica, abdominal, genital y en las piernas. La fractura de tres costillas le provocó “una laceración hepática de tres centímetros de profundidad y otra en el riñón derecho”. Ante la pregunta del fiscal Fernando Berlingeri, respondió que "las fracturas fueron producto de un gran traumatismo sobre el sector".

En sintonía con el relato que los hijos de la víctima hicieron el pasado miércoles, Amalfitani sostuvo que todos los golpes que llevaron a su muerte fueron del lado derecho. “Si hubieran sido varias personas las que lo golpearon, se tendrían que haber puesto de acuerdo en pegarle del mismo lado”, agregó. Cuando el abogado César Sivo –en representación del particular damnificado- preguntó si estar esposado con las manos en su espalda pudo acelerar su descompesación, respondió que esa postura incidió en la lesión por el desplazamiento de la costilla fracturada.

En línea con el planteo original del Ministerio Público Fiscal, la profesional sostuvo que por el cuadro que presentaba Sosa, supone que “salió agonizando de la comisaría, casi muerto” y que la descompesación que provocó su muerte “no es producto del traslado irregular” que se hizo en el patrullero. El ingreso sin vida del hombre al hospital fue confirmado por el médico Sebastián Iúdica, quien lo recibió ese día en el sector de guardia del Higa.

Iúdica declaró que constató la muerte de Sosa a las siete menos diez de la tarde. “Lo que más me llamó la atención fue la temperatura del cuerpo, por lo que le pregunté a los policías si “llevaba más de dos horas fallecido”, recordó.

 

Custodia, traslado y poca memoria

Más allá de que algunos policías declararon en la tercera jornada y otros lo harán el próximo lunes, los jueces Alfredo De Leonardis, Gustavo Fissore y Jorge Peralta escucharon a tres efectivos que tuvieron contacto directo con la víctima en el traslado desde el lugar de la detención irregular hasta en la sede de la comisaría tercera.

En primer lugar lo hizo José Luis Barreto, quien indicó que algunos de sus compañeros le dijeron que llamaron a una ambulancia cuando Sosa empezó a sentirse mal y pedir ayuda. Como adelantó 0223, esos pedidos de ayuda –desde la comisaría o celulares particulares- fueron descartados en la consulta de los registros telefónicos.

Barreto dijo que a la hora de ingresar a la comisaría Sosa comenzó a quejarse de distintos dolores y que decidieron llevarlo al hospital cuando les dijeron que “la ambulancia tenía demora”. Con relación al imputado, señaló que aunque Córdoba ya no trabajaba en esa dependencia, esa noche –horas después de confirmada la muerte de Sosa- lo vio en una oficina de la comisaría.

Oscar Viana y María José Mendoza fueron los dos policías que –ante el llamado de Córdoba- trasladaron a la víctima desde su casa en José Martí al 1700 hasta la comisaría. El primero de ellos indicó que Sosa comenzó a descompensarse cerca de las cinco de la tarde y que habían informado que se encontraba lastimado.

Más allá de su relato, en las escuchas de las comunicaciones que mantuvo con la operadora durante el traslado se advirtieron que el relato de lo sucedido no era concordante con lo ocurrido. Aunque Viana sostuvo que fue una aprehensión en flagrancia porque habían visto a Sosa amenazar a un joven con un arma, ninguno de los testimonios escuchados dio crédito a esa versión.

En el caso de la Mendoza, su falta de memoria hizo que fuera advertida por el Tribunal. En más de treinta pregunta de la fiscalía y del particular daminificado, en quince de la defensa y otra decena de los jueces,la policía respondió que no se acordaba.

La penúltima audiencia de testimonios se retomará el lunes a las nueve de la mañana con la presencia de otros tres efectivos policiales –incluyendo a quien al momento de los hechos era el jefe de la comisaría- y dos testigos más.