La palabra de Javier, el papá de Emma: “Con que pongan un cartel ya estoy satisfecho”

El padre de la criatura que murió aplastada tras el desprendimiento de un acantilado habló de la tragedia y relató el espantoso momento: “Sería muy idiota si hubiera habido un cartel acá y por mi negligencia nos hubiéramos ubicado en un lugar en donde no debíamos”.

Javier Perazzo, el papá de Emma, en diálogo con Crónica TV.

10 de Enero de 2018 12:26

Por Redacción 0223

PARA 0223

“Es una fatalidad, una desgracia, ahora estamos viendo el agujero que había en el acantilado, pero nosotros no conocíamos el lugar, no sabíamos que podía pasar esto. Si nosotros íbamos primero al agua y luego nos ubicábamos en este sitio, quizá no pasaba nada, es cuestión del destino. Lo que sí puedo decir es que hay recaudos para tomar, estamos acostumbrados en este país, en donde todo es desidia, a que pasen cosas para cambiarlas. Así pasó algunos veranos atrás, con un accidente fatal en cuatriciclo en Pinamar o con un chico en Villa Gesell haciendo un pozo en la arena”.

Javier Perazzo vive días de angustia. El papá de Emma decidió hablar con la prensa y brindó, con el acantilado a sus espaldas, una nota al canal de noticias Crónica en la que relató lo experimentado. Un primer día de playa para su hija que terminó del peor modo.

 

 

Fue todo muy rápido. Llegamos 13,30, el sol estaba en lo más alto, casi no había sombra. Bajamos por un camino que es en diagonal, enseguida doblamos a la izquierda, donde había mayor extensión de playa. Empezamos a caminar, encontramos un lugar lindo para nosotros, con reparo, era la primera vez que ella venía a la playa, habíamos programado el día para que ella conociera el mar y jugara con la arena”, arrancó Javier su cronología del lunes trágico.

“Nos fuimos corriendo hasta acá porque había mucha más gente sobre los acantilados, incluso a unos metros había tres personas recostadas contra la pared del acantilado, que casi no entraban en la sombra. La sentamos a la nena para que se quede un rato al reparo del sol mientras acomodábamos todo y mi señora me dice que nos habíamos olvidado en el auto unos juguetes que le habíamos comprado”, detalló el joven sobre los instantes previos al desmoronamiento.

“Al lado de mi hija estaba mi hijo mayor de 10 años y yo estaría unos 5 metros más hacia el agua. Le digo a él que me acompañe y cuando se acerca, escuchamos el estruendo. Me doy vuelta, la sillita que mi señora había puesto quedó tirada a un costado por las mismas piedras caídas y yo no veo a mi nena. Corrí y empecé a sacar piedras donde pensé que estaba. Empecé a gritar y comenzó a juntarse gente en el lugar”, agregó Javier.

 

 

Desde ese entonces, la zozobra comenzó a adueñarse de la situación. “No teníamos nada para sacar piedras. Con las manos, con las uñas, a patadas, era arena muy compacta. Me quebré la mano pegándole piñas. Vino un guardavidas, estaba a 600 metros, llegó corriendo. Empezamos hacer fuerza para sacar la piedra que era de dos metros por dos. Enseguida vino un pescador, empezamos a romper la piedras. Seríamos quince personas. A los quince minutos la encontraron, pero ya no tenía muchos signos vitales. El guardavidas intentó reanimarla. No pararon en ningún momento”, recordó Javier.

En paralelo, las críticas por la demora en el arribo de la ambulancia se hicieron sentir en el lugar. “En mi estado de desesperación, no quiero mentir, pero escuchaba que la gente decía que no podía ser que tardara tanto. Aproximadamente la ambulancia llegó a los 40 minutos. Luego ya en el hospital, intentaron otros 40 minutos reanimarla hasta que nos dieron la noticia de su muerte”, sentenció el joven.

Ya con los ojos afectados, Javier expresó: “El que perdió un hijo lo sabe. Es muy injusto no haber tenido la chance de hacer algo, de haberla sacado respirando, porque me hubiera dado la esperanza de que algo más podríamos haber hecho”, contó.

 

 

Acompañados de familiares y amigos que llegaron a la ciudad poco después de conocida la noticia, Javier contó que no recibieron por el momento ninguna asistencia psicológica y pidió que la realidad cambie. “Los guardavidas acá no dan a basto. Entiendo que legalmente tiene que haber un guardavidas cada 80 metros, en esta playa hay cinco guardavidas en un kilómetro. Si es así, está fuera de la ley. Porque esta playa está habilitada, pero información no hay y carteles de aviso tampoco”.

Vamos a tratar de que esto no quede solo en una noticia de verano. Que el nombre de mi hija empiece algo. Con que haya un cartel, con que pongan un cartel, no pido que cambien autoridades, no pido que echen a nadie, con que pongan un cartel ya estoy satisfecho. Sería muy idiota si hubiera habido un cartel acá y por mi negligencia nos hubiéramos ubicado en un lugar en donde no debíamos”, concluyó el joven, sin intenciones al momento de realizar alguna acción legal en contra de la municipalidad.