El blanqueo de Bosch y un aviso que preocupa a los lobbistas del congelado

La pesca tiene, oficialmente, nuevo Subsecretario. Juan Manuel Bosch avisó que no esta dispuesto a avalar una derogación de la norma que restringe el acceso de nuevos barcos a la pesquería de langostino. Calamar, comercio exterior y un error de tipeado que activó una hilacha.

Juan Manuel Bosh avisó que calza 39. A “Pototo” no le gusta esto. Foto: Revista Puerto

11 de Enero de 2018 08:13

Con la rúbrica del Decreto 8/2018 el presidente Macri no solo oficializó a Juan Manuel Bosch en el cargo que venía desempeñando desde fines del año pasado, luego de la renuncia, o salida forzada, de Tomás Gerpe al frente de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura.

Con la rúbrica presidencial se premian los dos años de gestión de Bosch como Director Nacional de Coordinación Pesquera, donde decisiones administrativas avaladas en el Consejo Federal Pesquero (CFP) se llevaron por delante el espíritu de la ley federal de pesca.

Hasta que llegó Bosch no se podía transferir cupo de merluza de un barco fresquero a un congelador. Con Cambiemos llegó el cambio y le dieron forma a través del Fondo de Reasignación. El cupo que no pueden pescar los fresqueros, muchos la dejan de lado para ir a pescar langostino, va a una bolsa de la que siempre salen ganadores los barcos congeladores.

Los números expuestos en la Comisión de Seguimiento de la Pesquería de Merluza antes que termine el año así lo avalan. Sumando las tres áreas de pesca de Hubbsi, los desembarques se mantienen estables en relación al año pasado, pero se evidencia una supremacía de la flota congeladora (107 mil toneladas) por sobre la fresquera de altura (93 mil toneladas).

Los miles de trabajadores vinculados al procesamiento de pescado fresco en las plantas de tierra no soportarán otro año tan duro como el que pasó, dominado por salarios de garantía horaria por debajo de la línea de pobreza.

Y los barcos fresqueros se mueven en cuenta gotas porque no tienen la rentabilidad suficiente para moverse con mayor soltura. “El año pasado hubo mareas donde terminamos con un quebranto de hasta el 18%”, confió un armador de un par de barcos colorados.

“La única manera es subir los reintegros al 25% para el pescado fresco elaborado en tierra y que los congeladores tengan 0%”, agrega el empresario con años en la industria. Sabe que en el contexto actual casi que es una quimera. El gobierno viene de duplicar el año pasado el segmento de pescado fresco: filet de hubbsi y variado costero; en algunos casos supera el 10,5% de reintegro.

“No alcanza. Si nos subió el combustible más de 20%; es imposible continuar así”, dice el armador que además procesa con personal efectivo. “Hace 10 años cortaba 3500 cajones por semana. Hoy no llego a 1500”. En el medio, a la crisis de rentabilidad la acompañó el fin de la subdeclaración.

Estos días son de parálisis casi absoluta, pese al optimismo de Sarquis. “Se está pescando bien este verano”, dijo el Ministro de Agroindustria la semana pasada. No debe saber que a los armadores le exigen pagar de contado el 40% del combustible antes de zarpar y si llegan a encontrar pescado cerca y completar bodega rápido, corren el riesgo de no tener quien lo procese porque el personal está de vacaciones.

“Frente a Rawson y apagando el Mompesat, puede que se pesque bien”, ironizó otro armador al leer los dichos del Ministro. En la Patagonia el verano no da respiro y se ha desatado una lucha de intereses entre Comodoro Rivadavia, Rawson y Puerto Madryn por el langostino pescado en aguas jurisdiccionales.

La crisis la fogonea el propio gobierno provincial, con la colaboración de algunos sindicatos siempre dispuestos a la quema de gomas. La falta de langostino es la excusa perfecta para que Pesca Chubut evalúe otorgar nuevos permisos de pesca y así cumplir con la promesa formulada a empresas patagónicas.

En esa reunión de la que participó Sarquis la semana pasada, Bosch ya ofició como Subsecretario cuando se reunió con armadores, industriales y exportadores del sector pesquero. Al finalizar el encuentro hubo un gesto que habilita cierta esperanza de cara al langostino 2018.

“Será un año donde tendrán que tomarse medidas; yo calzo 39”, le dijo el funcionario a Antonio Solimeno mientras bajaba las escaleras del Consorcio Portuario y a modo de despedida.

El número no es fortuito. Tiene que ver con la Resolución 1311/88 que establece restricciones más allá de los 40 metros para la eslora de los barcos que pueden pescar langostino. Hay fuertes presiones de los armadores de barcos congeladores para que se derogue esa norma.

Con Fortunato como representante de Macri en el propio CFP y el sobrino de “Pototo” Moscuzza, Lisandro Ballarmini, el subse que no fue, metiendo fichas entre los otros consejeros, los lobbistas creen tener los votos para que la Resolución pase al olvido.

Moscuzza es el principal interesado. Esta por recibir en el puerto al “José Américo”, su nuevo buque congelador que construyó de cero en España. Su permiso fue parido en un proceso de reformulación turbio. Recibió 2600 toneladas de langostino.

Los antecedentes de congelado se lo entregó un potero, que pesca calamar. Subsanados esos pequeños detalles el nuevo barco choca de lleno con la Resolución 1113. Mide 47 metros y cuenta con una potencia mayor a la permitida.

Además de subsecretario, Bosch es el presidente del CFP. Más allá que el resto de los consejeros evalúen derogar la norma, que el Presidente emita una señal contraria plantea obstáculos impensados a los lobistas.

Hay otras guerras frías que transcurren en paralelo. El comienzo de la zafra de calamar abre la esperanza para cientos de estibadores locales de recobrar mejores niveles de ocupación. Recién ayer el Directorio del Consorcio avaló promocionar 4 días a los poteros foráneos con una tarifa especial.

El año pasado de las 98 mil toneladas de illex descargadas en todos los puertos, Mar del Plata recibió 60 mil toneladas a partir de los beneficios de actores privados y el propio Consorcio para los armadores que descarguen y exporten por acá.

La mayor abundancia de calamar y los incentivos mejoraron los números en relación al 2016 donde de casi 60 mil toneladas generales de calamar, nuestro puerto recibió 45 mil toneladas. Ese aumento del 25% en la comparación interanual de los desembarques sostiene el 9,1% que creció el movimiento exportador desde Mar del Plata (4086 contenedores totales), según informó esta semana TC2.

La Terminal de Contenedores divulgó los números que evidenciaron un aumento del 121% de las importaciones. De 55 contenedores en el 2016 recibieron 122 en el 2017. Hilados, café y equipos industriales entre chacinados de Cagnoli y atún para La Campagnola.

Pero el informe de TC2 sostenía que las importaciones habían crecido un 221%. Un involuntario error de tipeado que no privó a Marcelo Fernández de salir a los medios con un pedido de explicaciones al flamante interventor que mandó Vidal a la Secretaría de la Producción. Massimo Macchiavello todavía no sabe para qué lado queda el puerto.

El edil de Acción Marplatense no se preguntó por qué en el gobierno anterior del que fue parte, el puerto no pudo recibir ni un solo contenedor en 34 meses ya que los buques de contenedores ni siquiera podían entrar por falta de calado. Fernández prefirió hacer política barata ante un error de tipeado.

Así les va.