“Está bueno profanar la idea de que la Filosofía es elitista; el acontecimiento filosófico le sucede a cualquiera”

En un mano a mano con 0223, el filósofo Darío Sztajnszrajber habló de la angustia existencial, la necesidad de resignificar conceptos clásicos, el aborto y el lenguaje inclusivo. 

29 de Septiembre de 2018 16:48

Docente, filósofo, ensayista. Darío Sztajnszrajber se convirtió en el gran divulgador contemporáneo de la filosofía. Desde su programa televisivo "Mentira la verdad", el radial "Demasiado humano" o sus espectáculos teatrales se anima a "profanar la concepción elitista" de la materia. Incluso, este viernes volvió a presentar "Salir de la caverna, Filosofía y Rock" en el Teatro Radio City, una obra en la desarrolla la Alegoría de la Caverna de Platón de manera didáctica, intercalando temas clásicos del Rock Nacional. En diálogo con 0223, Sztajnszrajber habló sobre Filosofía en 11 frases su último libro y se refirió a temas como la angustia existencial, la necesidad de resignificar conceptos clásicos, el aborto y el lenguaje inclusivo.

 -¿Te molesta que te cataloguen como divulgador de filosofía?

 -No, para nada. Me encanta el mote de divulgador. Creo que la palabra divulgador se ha resignificado en el último tiempo a partir del proyecto de Canal Encuentro, que hizo de la categoría de la divulgación una categoría política. Entonces, en la medida en que la divulgación tenga que ver con la socialización del saber y sobre todo la incorporación de prácticas innovadoras….. Lo que me parece nocivo es la competencia entre las categorías. Una cosa es la divulgación, otra la investigación, la docencia que tienen lógicas y propósitos diferentes y públicos muy distintos entre sí.

-En Filosofía en 11 frases asegurás que la Filosofía angustia porque angustia la pregunta, sin embargo, es un best seller y tus espectáculos agotan localidades, ¿Cómo lo explicarías?

-Justamente lo que el libro muestra es que la angustia no es algo que uno quiera sacarse de encima, sino que como bien explica Heidegger, esa huida de la realidad es algo que tiene un límite porque permanentemente nos vamos reencontrando y se va restaurando la angustia originaria propia de nuestra finitud.

Recuperar esa finitud resulta más liberador que creernos omnipotentemente seres sin fin. Hay una necesidad de resignificar la idea de angustia existencial. No es lo mismo angustiarse porque sube el dólar que angustiarnos porque no sabemos que hay después del después. Entonces en la medida en que podamos identificarlas, las angustias existenciales no dejan de ser creativas, no dejan de generar una sensación de resquebrajamiento con un sentido común que las soterra y nos hace creer que hay respuesta para todo. La gran pregunta es qué es la finitud, sigue sin tener respuesta y tal vez su lógica sea que no la tenga.

-¿Por qué 11 frases y por qué esa selección de autores? ¿Dejaste alguno afuera?

-Porque sí. Porque había que poner un número, me gustó el 11 porque es como una selección de fútbol, pero tampoco está pensado desde ahí. El libro iba a tener 12 pero me quedó afuera a último momento una frase de Walter Benjamin que dice 'todo documento de cultura es un documento de la barbarie'. Tengo trabajadas entre 15 y 20 frases más, pero tomamos la decisión de hacer un libro que sea como representativo de la Filosofía con frases de distintas épocas y que sean conocidas o abran una puerta de entrada y también que sean frases que dicen algo o me eroticen. Pero no hay un sentido último del 11.

-Volviendo al tema de la divulgación, ¿cualquiera puede ser filósofo o hacer filosofía?

-Yo creo que sí, de hecho todos hacemos filosofía. No cualquiera puede recibir un título de profesor, filósofo, doctor en Filosofía si no pasó por las instituciones pertinentes. Pero el hecho de hacernos preguntas existenciales nos coloca en un lugar donde te relacionás con el conocimiento desde otro lugar que no es el cotidiano.

La Filosofía está en ese lugar ambiguo en el que el tipo que lenguaje que maneja es algo al que cualquiera puede acceder, entonces da la sensación de que cualquiera puede adueñarse de la actividad. Me parece interesante estar viviendo esa tensión. Yo creo que cuando la Filosofía se vuelve muy elitista, está bueno profanar esa idea y postular que el acontecimiento filosófico le sucede a cualquiera y que es genial que suceda. Lo mismo al revés te diría, cuando cualquiera se atribuye esto de ser un pensador original, ahí hay que sacar el carnet. Es una cuestión relacional.

 -¿Creés que la serie "Merlí" hizo que los más jóvenes se interesaran por la Filosofía?

 -Ayudó a crear condiciones de aceptación de la filosofía y de la práctica docente filosófica, a que se sociabilizara el concepto. Me pasó que, cuando empecé a estudiar Filosofía, me daba hasta vergüenza decir qué carrera hacía. La gente me miraba y pensaba que me iba a poner una bata blanca o una toga y hoy ya no existe extrañamiento. Sobre todo en la docencia, que es un lugar por el que nosotros entramos con “Mentira la verdad” (Canal Encuentro), que son programas que se usan en el aula.

-¿La viste?

 -Ví algunos capítulos, no las tres  temporadas completas. Me gustó mucho, me atrapó. Después tendríamos que problematizar si uno ve ese tipo de programas y sale sabiendo algo. Te diría que no, pero bueno inspira a que uno después vaya a un libro.

 -¿Cómo ves la actualidad del país?

-Qué difícil... No hay un país, hay muchos modelos en disputa y no sé si podemos hablar de una actualidad porque el marketing y la espectacularización de la política hacen que se vaya disolviendo y perdiendo el principio de realidad. Sobre todo en la medida en la que desde sectores tan diferentes se interpreta esa supuesta realidad de ese supuesto país. Entonces hay sectores que piensan que el país va creciendo día a día a pesar de los sofocones y otros que pensamos que estamos perdiendo la brújula, cediendo terreno en los derechos adquiridos.

Creo que el problema es que gran parte de la eficacia de este gobierno fue producto del marketing político que hoy en principio lo veo en crisis. El paro de esta semana fue una respuesta a eso y me parece que, en este contexto, la postulación en Nueva York del para la reelección del presidente es una buena caricatura de la realidad en la que vivimos.

 -Tu presentación en el Plenario de Comisiones en Diputados cuando se trató el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo se volvió viral. ¿Creés que en algún momento se llegará a un acuerdo?

 -El único acuerdo posible es la convivencia en el desacuerdo. Es imposible que alguien que comulga con una metafísica en la que entiende al aborto como un asesinato pueda llegar a algún tipo de mancomunión. En mi caso, lo que propongo es poner entre paréntesis la discusión metafísica para priorizar la resolución de temas más inmediatos que tienen que ver con cuestiones políticas entre las cuales me parece que hay una Argentina que sigue construyendo ciudadanías de segunda, de mujeres que no pueden decidir sobre su propio cuerpo. Ni hablar en términos de justicia social del recorte que hay entre aquellas que pueden pagar un aborto y las que no. Me parece que la única manera de llegar a ese acuerdo es que cada uno pueda ejercer su libertad de relacionarse con el aborto como quiera en un marco jurídico que lo permita dentro de una sociedad democrática

-¿Qué pensás del lenguaje inclusivo? ¿Lo considerás una moda?

Las modas tienen un efecto de verdad y es fundamental tomárselas en serio y ver qué traen y qué ocultan. Más que un lenguaje inclusivo es un lenguaje de resistencia, que ha encontrado un lugar vertebral en la construcción del poder que es el lenguaje. La forma de hablar construye mundo y no es casual que haya tanta resistencia al cambio. Me parece fundamental realizar todas las acciones posibles para ponerlo en evidencia.

Al lenguaje inclusivo lo veo como un llamado de alerta, una forma de deconstrucción de formas del habla que priorizan el género masculino como sinónimo del universal y está buenísimo evidenciarlo. No sé si debería transformarse como una forma universal del habla. En general los universales me preocupan

-En alguna charla dijiste que durante la adolescencia eras “muy trosko” . ¿Ahora cómo te definirías?

-Como un eterno adolescente