Pobreza en Mar del Plata: “Cada día vienen más chicos con hambre”

María Inés es la encargada de un merendero al que asisten numerosas familias del barrio Fortunato de la Plaza. En enero arrancó con 4 viandas y hoy superan las 60. La dura realidad que se vive en la periferia de la ciudad.

2 de Octubre de 2019 08:10

Por Redacción 0223

PARA 0223

Los datos del Indec que este lunes daban cuenta que el 29,5% de la población de Mar del Plata es pobre, desde hace mucho que se ve reflejada en los barrios periféricos de la ciudad, donde esta fría estadística se observa a diario.

Los números no sorprendieron a María Inés Luques, encargada del merendero “Nueva Esperanza”, ubicado en Arana y Goiri entre Namuncura y Brumana, que en diálogo con 0223 contó cómo es el duro día a día en el barrio.

“Comenzamos en enero con 4 viandas y ahora estamos entregando entre 60 y 65 por día. Tenemos más demanda pero no armamos más porque no tengo más plata. Casualmente ayer cuando hicimos la merienda, los nenes trajeron a un chiquito más, que nos dijo ´tengo hambre´. Es la realidad que vemos a diario: cuando antes había gente que no te pedía por vergüenza, hoy la dejan de lado porque no dan más”, lamentó Luques.

Al no tener lugar, María Inés -con la ayuda de otra mujer- elabora en su cocina guisos con carne, pollo con verdura, arroz o fideos, haciendo “todo a pulmón”, con poca ayuda del Estado y valiéndose de rifas o de su propio dinero para conseguir llenar la olla y dar algo de comer a pequeños bebés hasta chicos de 11 años.

“Yo hago esto porque en una época de mi vida estaba sin trabajo y con tres hijos sin poder mantenerlos. Saber de la necesidad de acostarse sin comer. Uno en carne propia lo vivió y hace esto con amor, para que los chiquitos no pasen esa necesidad y que se acuesten con algo en el estómago. Que te digan ´qué rica estuvo la comida´es lo más lindo del día”.

En ese análisis, la encargada del merendero contó que en el barrio “se ven personas en la indigencia, que viven en una casa abandonada y no es por ser alcohólicos o tener otro tipo de problemas. Sino por haberse quedado sin trabajo. Los nenes vienen desesperados a comer. El que no quiere ver esta pobreza es porque no ve por debajo de su nariz. La desesperación es muy grande”, cerró.

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