Pobreza en Mar del Plata: “Cada día vienen más chicos con hambre”
María Inés es la encargada de un merendero al que asisten numerosas familias del barrio Fortunato de la Plaza. En enero arrancó con 4 viandas y hoy superan las 60. La dura realidad que se vive en la periferia de la ciudad.
Por Redacción 0223
PARA 0223
Los datos del Indec que este lunes daban cuenta que el 29,5% de la población de Mar del Plata es pobre, desde hace mucho que se ve reflejada en los barrios periféricos de la ciudad, donde esta fría estadística se observa a diario.
Los números no sorprendieron a María Inés Luques, encargada del merendero “Nueva Esperanza”, ubicado en Arana y Goiri entre Namuncura y Brumana, que en diálogo con 0223 contó cómo es el duro día a día en el barrio.
“Comenzamos en enero con 4 viandas y ahora estamos entregando entre 60 y 65 por día. Tenemos más demanda pero no armamos más porque no tengo más plata. Casualmente ayer cuando hicimos la merienda, los nenes trajeron a un chiquito más, que nos dijo ´tengo hambre´. Es la realidad que vemos a diario: cuando antes había gente que no te pedía por vergüenza, hoy la dejan de lado porque no dan más”, lamentó Luques.
Al no tener lugar, María Inés -con la ayuda de otra mujer- elabora en su cocina guisos con carne, pollo con verdura, arroz o fideos, haciendo “todo a pulmón”, con poca ayuda del Estado y valiéndose de rifas o de su propio dinero para conseguir llenar la olla y dar algo de comer a pequeños bebés hasta chicos de 11 años.
“Yo hago esto porque en una época de mi vida estaba sin trabajo y con tres hijos sin poder mantenerlos. Saber de la necesidad de acostarse sin comer. Uno en carne propia lo vivió y hace esto con amor, para que los chiquitos no pasen esa necesidad y que se acuesten con algo en el estómago. Que te digan ´qué rica estuvo la comida´es lo más lindo del día”.
En ese análisis, la encargada del merendero contó que en el barrio “se ven personas en la indigencia, que viven en una casa abandonada y no es por ser alcohólicos o tener otro tipo de problemas. Sino por haberse quedado sin trabajo. Los nenes vienen desesperados a comer. El que no quiere ver esta pobreza es porque no ve por debajo de su nariz. La desesperación es muy grande”, cerró.
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