Vender bienes y ahorros para subsistir: la práctica que crece y abarca al 50% de los hogares
Un informe del Indec reveló que más del 50% de las familias apeló a mecanismos extraordinarios -uso de ahorros, pedidos de préstamos, compras fiadas o venta de bienes- para afrontar gastos cotidianos durante el primer semestre de 2025.
Por Redacción 0223
PARA 0223
La mitad de los hogares argentinos debió utilizar recursos por fuera de sus ingresos habituales para cubrir sus gastos corrientes durante el primer semestre de 2025. Así surge del informe “Estrategias de manutención: ¿cómo organizan su economía los hogares argentinos?”, publicado por el Indec, que analiza la forma en que las familias enfrentan el deterioro del poder adquisitivo.
Según el relevamiento, el 50,9% de los hogares recurrió a compras en cuotas o a crédito, mientras que el 37,4% utilizó ahorros para llegar a fin de mes. El dato contrasta con 2003, cuando ese mecanismo apenas alcanzaba al 19,9% de las familias.
El informe también señala que el 16,1% de los hogares pidió dinero prestado a familiares o amigos, y que el 14,2% accedió a créditos bancarios o financieros. Además, un 9,3% debió vender bienes personales para hacer frente a gastos cotidianos.
Las estrategias varían según el nivel socioeconómico. En los sectores de menores ingresos predomina el endeudamiento informal -sobre todo dentro del propio entorno familiar-, mientras que los hogares de ingresos medios y altos recurren con mayor frecuencia a financiamiento bancario o tarjetas de crédito.
El organismo estadístico destacó que este proceso se viene profundizando en los últimos años y refleja una tendencia estructural. El uso de mecanismos extraordinarios para sostener el consumo básico, que antes se observaba en momentos de crisis aguda, hoy abarca a un porcentaje mayoritario de los hogares.
Un deterioro extendido en el tiempo
El informe deja en evidencia que la dependencia de recursos extras para llegar a fin de mes no es algo nuevo, sino que se intensificó en las últimas dos décadas. En 2003 estos mecanismos eran mucho menos utilizados: sólo una minoría recurría al crédito o al ahorro para consumos cotidianos.
Ahora, con más de la mitad de los hogares obligados a complementar sus ingresos, la crisis se consolida no solo como una restricción momentánea, sino como parte estructural de la economía doméstica.
Qué reflejan estos datos
Para muchas familias, el panorama revela una doble dificultad: por un lado, la pérdida de poder adquisitivo y los ingresos reales que no alcanzan; por otro, la necesidad creciente de endeudamiento o de despojarse de bienes para poder cubrir necesidades básicas. El uso de ahorros, créditos (formales e informales), cuotas y hasta la venta de pertenencias se configuró como una estrategia sistémica para “mantener” el hogar, pero también como un síntoma de fragilidad económica frente a la inflación y la precariedad de los ingresos.
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