Diplomacia de la rosca

Felipe Solá asumirá como Canciller y deberá poner toda su experiencia política para intervenir en un mundo complejo.

Felipe Solá, Ministro de Relaciones Exteriores

10 de Diciembre de 2019 08:16

Hombre de mil batallas, Felipe Solá asumirá una tarea para nada sencilla: ser Canciller en un mundo muy convulsionado. Su falta de experiencia diplomática pretende ser compensada por su condición de profesional de la política. 

El presidente Alberto Fernández destacó en la presentación del gabinete sus dos mandatos como gobernador de la provincia de Buenos Aires y el propio Solá suele contar las condiciones desfavorables del distrito mas populoso de la Argentina en 2002/2003. 

Lo cierto es que la urgencia del país le asignó la responsabilidad de lidiar con actores de una geopolítica muy dificil  y exprimir hasta el máximo su capacidad de diálogo y articulación.  En ese marco, Felipe Solá tiene por delante enromes desafíos de los que depende la posibilidad de crecimiento que proyecta el nuevo gobierno. 

 

La relación con Brasil 

 

Disminuir la tensión con Jair Bolsonaro es una de las prioridades del nuevo gobierno. Si bien la tensión inicial entre ambos mandatarios ha bajado, las miradas entre ambas administraciones son muy distintas. 

Un ejemplo es el Mercosur que, para el gobierno brasilero debe ser una zona de libre comercio mientras que el peronismo siempre pensó el bloque regional desde una lógica más proteccionista. Aquí debe existir una mirada intermedia que sea capaz de mantener a las dos naciones en un mismo camino. El acuerdo con la Unión Europea es un motivo para que nadie saque los pies del plato. 

Por otro lado, el Canciller argentino tendrá que construir una inteligencia común con el Embajador, Daniel Scioli  para tejer relaciones inteligentes con el resto de la coalición de gobierno de Brasil como el ala militar y los empresarios, tanto industriales como agropecuarios, que logren que Bolsonaro no vaya más allá de la retórica. Al mismo tiempo, es clave profundizar la diplomacia parlamentaria que iniciaron la semana pasada Sergio Massa y Rodrigo Maia. 

El problema con Bolsonaro no es la retórica, ya que, en este año de gestión  ha retrocedido en decisiones que podían perjudicar los intereses económicos del país. La posición respecto de China o el traslado de la Embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén no prosperaron por la importancia del comercio con el gigante asiático o el riesgo de perder el mercado de carne con los países árabes.

La coalición de gobierno cumple un rol central a la hora de crear diques de contención para que el excapitán del ejército no la choque y, en el caso argentino puede ocurrir lo mismo. 

Por lo pronto, el presidente carioca dijo que "nuestro comercio con Argentina va a continuar siendo de la misma forma, sin ningún problema. No va a interferir en nada". Otra vez, política real mata retórica, pero hay que evitar olas innecesarias. 

 

Equilibrio EEUU-China

 

La relación con Estados Unidos es clave por la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el interés de la administración Trump por ejercer la hegemonía en el Cono Sur. Felipe Solá deberá reforzar el tándem con el Embajador Jorge Arguello para construir un vínculo virtuoso e inteligente. 

Uno de los conflictos con la Casa Blanca será sobre la crisis en Venezuela. Alberto Fernández tiene una posición diferente a la de Mauricio Macri pero, como dijo Solá en el Council of America, se mantendrá en el Grupo de Lima con una mirada crítica. 

Mientras se intenta convencer a Estados Unidos que el Frente de Todos no implica un retorno del populismo bolivariano y logra que la administración republicana no sea un escollo en la negociación con el FMI, deberá reforzar las relaciones estratégicas con China en medio de una guerra comercial que mantiene en vilo a todos. Es casi seguro que la potencia mundial será uno de los primeros destinos internacionales del Fernández como Jefe de Estado. 

A su vez, frente al objetivo de duplicar las exportaciones para lograr la llegada de dólares, Cancillería deberá empoderar el área de comercio exterior para materializar relaciones bilaterales con otros mercados como Rusia, India, Vietnam, Indonesia, el sudeste asiático, el Golfo con especial hincapié en Arabia Saudita y países de África reflotando lo que en su momento fue el eje sur-sur, no desde una perspectiva ideológica sino con fines estrictamente económicos. 

En plena turbulencia internacional, Felipe Solá tendrá la misión de expresar una nueva tercera posición en un mundo binario y explotar su enorme capacidad de rosca, algo de lo que es especialista pero que tendrá que trasladar a las Relaciones Internacionales.