Breves conclusiones de la gira de Mike Pompeo por la región

Lo que dejó la gira del Secretario de Estado de Donald Trump por Argentina, Chile, El Salvador, Ecuador y México.

23 de Julio de 2019 08:53

Mike Pompeo cerró una gira por América Latina que cristalizó el interés particular de los Estados Unidos de alinear al continente detrás de sus objetivos geopolíticos. Pero para poder desarrollar un análisis sobre los resultados de la recorrida del funcionario de Donald Trump, habría que preguntarse, ¿Quién es Mike Pompeo?

 

Republicano clásico

Mike Pompeo es un halcón republicano clásico que combina junta formación tripartita: política, técnica y militar. Es decir, es integrante del ultraconservador Tea Party, egresado de la  Academia militar y abogado graduado en Harvard

Además, un empresario multimillonario que como diputado representante del Estado de Kansas propuso leyes a favor de empresas como la que conducen los hermanos Koch, financistas de campañas republicanas.

Como director de la CIA se mostró a favor del espionaje masivo a lideres opositores, considera que el ex agente inteligencia estadounidense y presuntamente asilado en Rusia,  Edward Snowden debe ser juzgado y condenado a muerte y fue un defensor acérrimo para que la cárcel de Guantánamo siga abierta. A su vez, como cabeza de la principal agencia de inteligencia del mundo, pidió una Cía “agresiva, despiadada e implacable”.

Se encarga de la política exterior del gobierno de Estados Unidos desde principios de 2018 cuando reemplazo a Rex Tillerson para darle una viraje más confrontativo a las relaciones internacionales bajo dos objetivos centrales: Irán y Venezuela

Ordenar la tropa

La Segunda Cumbre Hemisférica contra el Terrorismo realizada en la ciudad de Buenos Aires no es un dato al azar. En esa reunión, Pompeo marcó la hoja de ruta a seguir por parte de los países alineados con la Casa Blanca. El mandato fue cumplido a la perfección por Mauricio Macri que declaró como organización terrorista a Hezbollah, un fuerza política-militar libanesa de condición islámica chií que co-gobierna El Líbano, tiene una importante representación parlamentaria y mantiene fuertes vínculos con Irán, principal aliado en Medio Oriente en la disputa con Israel y Arabia Saudita.

El decreto de Macri fue un día antes del 25 aniversario del atentado a la AMIA y, justamente, Estados Unidos e Israel acusan a Hezbollah, y por ende a Irán, de haber sido los organizadores del ataque de julio de 1994. 

La disputa entre el eje Estados Unidos-Israel e Irán y aliados no es nueva y tiene diversos teatros de operaciones. El elemento adicional es que Estados Unidos buscó, aparentemente con éxito, posicionar a una decena de países con la región ese terreno de disputa que es ajena a los intereses regionales.

Argentina ya estuvo vinculada en una pelea de este calibre cuando el gobierno de Carlos Menem apoyó al gobierno de George Bush padre en la primera Guerra del Golfo. ¿La ganancia para nuestro país? Nula.

El otro objetivo de Pompeo fue profundizar la retórica contra el gobierno venezolano. Mientras en Barbados transcurre una mesa de diálogo entre gobierno y oposición, el funcionario de Trump dejó claras sus intenciones sobre el futuro venezolano: “la única salida a la crisis es con Maduro fuera del poder”. Si bien la hostilidad internacional contra el chavismo disminuyó de manera notable, las posibilidades que Estados Unidos dinamite la mesa de diálogo están intactas. Lo hizo en 2017 con el diálogo en República Dominicana, ¿por qué no hacerlo ahora?

El Salvador, México, Ecuador y Chile también fueron destinos de Pompeo. Los primeros tuvieron como temas prioritarios la crisis migratorios, ya que, el fujo de refugiados de ambos países aumenta día tras día. El gobierno de Andrés Manuel Lopez Obrador fue claro: “México no será un tercer país seguro” y estableció el plazo de 45 días para seguir negociando. 

En El Salvador también se abordó la relación económica. “No queremos favores, queremos ser aliados”, dijo el presidente Nayib Bukele. Aquí hay un dilema difícil de resolver. China ofrece el desarrollo en proyectos sociales e infraestructura, en noviembre de 2018, prometió 150 millones para 13 proyectos conjuntos, focalizado en el apoyo del desarrollo de proyectos sociales y tecnológicos. Tan profundos son los lazos que el gobierno anterior rompió relación con Taiwan para abrazarse al gigante asiático que donó 3.000 toneladas de arroz al país caribeño. ¿Qué pesará más? ¿La necesidad de financiamiento o los más de 2,6 mil millones que Estados Unidos le otorga al  Triángulo del Norte de América Central: El Salvador, Honduras y Guatemala desde 2015?

En Ecuador, la agenda se centró en la cooperación en ciberseguridad, naroctráfico y la relación con Venezuela. Además, el encuentro fue la continuidad del acuerdo firmado con el FMI y se produjo en el marco  de la compleja situación judicial de Julian Assange, detenido desde que el gobierno de Lenin Moreno le retiró el asilo diplomático y es muy probable que sea extraditado a los Estados Unidos. 

Finalmente, Pompeo pasó por Chile. Si bien es el más pro-estadounidense de los países sudamericanos, el gobierno chileno también tiene relaciones virtuosas con China. En este contexto, el país trasandino tiene pensado avanzar en la implementación del 5G y esto choca con la puja con Estados Unidos. 

En este contexto, Pompeo alertó de los riesgos que implica construir la red con equipamiento Huawei, una clara demostración de presión en la previa de la visita del presidente de Chile, Sebastián Piñera a China. 

Como vemos, Mike Pompeo vino a ordenar y alinear a los aliados de Estados Unidos en una misma dirección estratégica.  El problema es que el rumbo propuesto implica comprar disputas ajenas con Irán, Venezuela y, por sobre todas las cosas, China. La posibilidad de una política exterior autónoma no es contemplado por la administración Trump en este momento histórico. El choque de intereses parece inevitable y una nueva Doctrina de Monroe para aislar a China está en construcción. El horizonte propone conflicto, ¿estamos preparados?