Tuvo un encuentro cercano del segundo tipo y se convirtió en un referente del Free Art UFO

10 de Octubre de 2020 16:34

Tarde noche de un día de agosto de 2001. Gabriel González, un joven deportista de 19 años, prepara su indumentaria para realizar un “fondo de arena” en las playas de San Bernardo para continuar con una estricta rutina de entrenamiento, pese a no haber sido convocado para jugar ese fin de semana en el equipo de fútbol de Colegiales. Se dirige hasta avenida San Bernardo y la costa, baja a la arena y comienza a trotar bordeando la orilla con el objetivo puesto en disfrutar el paisaje y con el punto de llegada fijado en  “La Caldera”, en la localidad vecina de Costa Azul 

El silencio se rompía con el sonido envolvente del vaivén de las olas, los rayos de luz se desvanecían dando paso a una luna geométrica que se abría camino en un cielo nublado. Maravillado por la postal que ofrecía, Gabriel no imaginaba lo que le esperaba. Esa noche, su vida iba a cambiar para siempre.

Luego de trotar durante una hora, el joven llega a destino y decide hacer un alto para emprender el retorno de manera regenerativa. Entonces, una luz brillante pequeña llama su atención: no era una luz como las que suelen verse en la costa de las ciudades marítimas, este pequeño destello oscilante que cada vez se acercaba más hacia Gabriel tenía un brillo que variaba entre el caoba y el púrpura cálido y abrasante que generaba una sensación de transparencia en el agua.

En ese momento el tiempo se detuvo. Ya no importaba cumplir con los objetivos de tiempo dispuestos. Gabriel estaba atónito contemplando el fenómeno ”La luz era hermosa e hipnotizante, no podía quitar la vista de ella, pero la sensación era desesperante”, recuerda. Quedó inmóvil y se desvaneció. Cuando recobró el conocimiento,  la luz había desaparecido y se encontraba rodeado por un círculo perfecto de salitre y almejas vivas. Entonces,  entendió que lo que vivió fue un encuentro cercano del segundo tipo.

Pasaron 19 años desde que ocurrió el llamado “Caso de La Caldera” y desde entonces, Gabriel mira el mar de otra manera. Ya no se acerca al lugar donde su vida cambió. Desde ese día comenzó a interesarse por los temas vinculados a la ufología. el estudio de los avistajes de los comunmente conocidos como platillos voladores y hace cuatro años que adoptó el seudónimo “Ismana. Art”, para abordar el tema de manera artística.

Recién este año decidió que era momento de contar al mundo su experiencia paranormal. “Cuando me pasó este episodio no lo conté porque no quería quedar como el freaky de los ovnis”, cuenta el hombre que hoy tiene  37 años, mientras recuerda que si bien era un miembro reconocido del ámbito ufológico nacional  había decidido mantener fuera del tema a su círculo cercano. “Pero desde hace unos años la sociedad está más abierta a estos temas”, dice.

Entonces, Ismana se convirtió en un referente del arte gráfico amateur ufológico o “Free Art UFO”, en el que aborda exclusivamente temas relacionados al espacio sideral que logra captar acontecimientos que se consideran verídicos y da lugar a la libre interpretación.

Según cuenta, es dueño de un estilo indefinido que está influenciado por el género de ciencia ficción y la admiración que siempre tuvo por el arte gráfico. “Trabajo en soporte digital, sobre cosas que está documentado que acontecieron. Tengo trabajos en papel, pero soy autodidacta, no estudié arte nunca y no siento que estén listos para ser publicados”, cuenta el hombre que a lo largo de los años, a través del relato de sus experiencias, supo cosechar un importante número de seguidores en la zona.

Consultado sobre la reacción de su círculo cercano al tomar conocimiento de aquel hecho que lo marcó para siempre, Gabriel cuenta que comunicó la noticia cuando decidió adoptar la figura de Ismana, como manera de cerrar la historia y que fue tomada con naturalidad. Otra forma de dar cierre a aquella noche es regresar a "La Caldera", pero para tomar esa decisión aún le resta un trabajo interno.