Cien días de cuarentena: cómo fue el avance de la crisis en Mar del Plata

Locales vacíos, industrias declaradas en crisis y calles sin colectivos. Postales que también duelen en la ciudad, frente al parate económico general que provocó la pandemia.

27 de Junio de 2020 13:55

Por Redacción 0223

PARA 0223

Entre tanta incertidumbre, en el tramo final de junio reluce una certeza oscura e innegable tanto para el Gobierno como los empresarios y los sindicatos de trabajadores: que la crisis económica resiente cada vez más los engranajes comerciales y productivos de Mar del Plata. No es cuestión de echar culpas por la continuidad o no de la cuarentena, sino de reconocer una realidad objetiva en donde la pandemia del coronavirus puso en jaque a todas las economías del mundo, que comparten hoy un diagnóstico con síntomas graves de recesión y abrupta caída en las ventas.

Esa certeza, sin embargo, es una bomba de tiempo que no permite trazar mayores proyecciones en un futuro ni cercano ni lejano. El escenario es tan dramático que para cada industria, cada empresa, cada comercio, ya es un desafío enorme sobrevivir y transitar el día a día. Y están los que ni siquiera pudieron sobreponerse, los que acumularon deudas y deudas y quedaron en el camino, junto a numerosas familias que perdieron su fuente de ingreso.

Así, con este sombrío preludio de fondo, se cumplen cien días de la cuarentena, formalmente decretada por las autoridades nacionales como aislamiento social, preventivo y obligatorio, en donde la postal angustiante que se volvió un denominador común de los principales sectores con actividad comercial de Mar del Plata es la de las persianas bajas y los locales vacíos, sin vida.

Gastronomía y ramas afines es uno de los sectores donde los pasos agigantados de la crisis se sintieron desde un comienzo. Primero, en abril, alzaron la voz los empresarios por las dificultades que acusaban para cumplir con sus obligaciones, entre ellas, el pago de salarios. Y con el correr de las semanas, y el famoso 'take-away' como una única alternativa de facturación, esas mismas dificultades se convirtieron en barreras cada vez más grandes de sortear.

La situación encontró en un punto límite a muchos comercios, sin importar si sus espaldas económicas eran más grandes o más chicas. Uno de los primeros cierres con mayor impacto fue el de la sucursal que tenía Mc Donald's, una de las casas de hamburguesas emblema en todo el mundo, sobre el paseo comercial de la calle Güemes. Poco a poco, los nombres de firmas se sucedieron con la voluntad inexorable de un circuito de dominó: así cayeron dos locales de la Fonte D'Oro, los Chicos de Europa, Pehuén, Talante Cervecería, Ave Cesar, Café Vitti, Xocolata, Tortas María Reneé y Wok.

En el sector, estiman, que hay en juego unas cuarenta mil fuentes de trabajo. Un noventa y siete por ciento de las empresas tienen estructuras medianas y pequeñas y, en algunos casos, hasta son consideradas como minipymes, mientras que un ochenta por ciento surgen por raíces familiares, donde se agrega la problemática de enfrentar los costos de los alquileres.

Hoy, públicamente, todos los comercios gastronómicos coinciden en un mismo reclamo que depende de la respuesta de la Provincia: reabrir. Ya son cien días sin facutrar o mantener ingresos estrepitosamente bajos con relación al año pasado y por eso aseguran que la imposibilidad de trabajar, al menos al cincuenta por ciento de la capacidad de los locales como se plantea en los protocolos propuestos, es el único paliativo viable a una crisis que "ya no se aguanta más".

Pero puertas para adentro el reclamo se transforma en una disyuntiva: muchos ponen en duda su funcionamiento al poner sobre la balanza el riesgo de abrir en un momento donde la curva epidemiológica a nivel país muestra la mayor tasa de casos desde el inicio de la pandemia. "Estamos agarrando los peores meses, con una economía destrozada. Es todo un riesgo también", reconoció Nancy Todoroff, la Secretaria General de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra).

"Todos pedimos por volver pero lo que realmente se está viendo es de abrir los establecimientos más chiquitos. Hay un sector que le parece una locura volver a abrir y hay otros que lo sostienen porque saben que le puede servir aunque sea para pagar salarios, que no es poca cosa. Pero la gastronomía tiene casos muy distintos y creo que llegó el momento de empezar a mirar las cosas en particular y no tomar una decisión generalizada", reflexión la sindicalista, en declaraciones a 0223.

La dirigente reconoció que los idas y vueltas con la administración de Axel Kicillof los perjudicó por el tiempo perdido en una pandemia donde a cada hora la situación cambia  y trazó una panorama de profunda incertidumbre a futuro. "Está todo muy complicado; sinceramente, no sé qué es mejor a esta altura. Hay que trabajar como sea, de la manera que sea, para que la gente pueda cobrar pero si esto no funciona tampoco se puede saber si termina siendo peor el remedio que la enfermedad", advirtió.

Reacomodamiento, estabilidad y crecimiento: las tres etapas de recuperación que proyecta el comercio a largo plazo

En los comercios de venta de indumentaria y otros rubros, la situación también es extrema pero no parece ser tan terminal como el caso de los gastronómicos. Es que hay una diferencia clara: el permiso que concedió el Gobierno para que unos 2500 locales pudieran abrir hace exactamente treinta y dos días llevó algo de alivio y respiro aunque el movimiento de las ventas que se mide es más que escaso e insuficiente en sus volúmenes.

El Día del Padre fue un buen termómetro de la retracción general que hay en el consumo: un relevamiento de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (Ucip) constató una caída del 45 por ciento con relación a la misma fecha que se celebró en el año pasado. Pero quizás, el dato más contundente fue el promedio de tickets de venta, que rondó apenas en los 1500 pesos.

"Abrir no significa vender, solamente significa empezar a ver resultados de una economía compleja porque el comercio ya venía con dificultades importantes en los últimos años y estuvo muy perjudicado", sintetizó en diálogo con este medio, en primera instancia, Guillermo Bianchi, el responsable Sindicato de Empleados de Comercio seccional Mar del Plata, quien insistió con que la recuperación económica "va a llevar mucho tiempo".

En la organización gremial aseguraron que diferentes comercios pequeños de la ciudad cerraron sus puertas pero son reticentes a la hora de brindar números. En ese marco, sostienen que el sector en general transitará por tres etapas hasta poder asentarse en lo que será el contexto de la "nueva normalidad": "La pospandemia para el comercio va a consistir primero en una etapa de reacomodamiento, de resistir la pandemia, después de otra para conseguir estabilidad y en último lugar llegará una etapa de crecimiento pero recién eso va a ser en el verano".

En ese futuro, el gremialista también consignó como clave la conformación de un Consejo Económico, Político y Social en General Pueyrredon para que se puedan armar meses en las que se avizore la aplicación de "políticas públicas que tengan como elemento central el cuidado de la salud de la gente y que tomen el tema laboral como algo central para los tiempos que se vienen". "Es imperioso el trabajo colectivo en el mundo que se viene", concluyó.

Una semana sin transporte público nocturno

Desde este lunes la calles de la ciudad se quedaron sin circulación de colectivos a partir de las 22. La amenaza de la Cámara Marplatense de Empresas de Transporte Automotor de Pasajeros (Cametap) de avanzar con la suspensión de 270 choferes de colectivos no cayó nada bien en la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) que inició una retención de tareas por tiempo indeterminado.

El conflicto, que aún no estalló en plenitud en la ciudad, era la crónica de un final anunciado. La abrupta caída en la recaudación que acusaron los transportistas desde los primeros pasos de la cuarentena encendieron grandes alarmas mes a mes para poder cumplir con el pago de lo sueldos. Y en junio, entre la falta de certezas sobre la llegada de nuevos subsidios y el pedido para incrementar la tarifa plana a 42,12 pesos que no prosperó, la situación encontró un punto límite.

Recién en la fase 4 de la cuarentena, la flota del transporte urbano se pudo poner en funcionamiento en un sesenta y cinco por ciento aproximadamente, porcentaje que igual está muy lejos de corresponderse con los niveles de demanda por parte de los usuarios: los viajes apenas pueden llegar a los 80 mil en una misma jornada, cuando los promedios históricos en condiciones normales superan los 300 mil.

Los números que se difunden tanto desde el gremio como la patronal ilustran el "desfasaje económico" que intentan sortear los transportistas. La situación es grave, en principio, porque en cinco días no mostró ningún avance: públicamente, el Gobierno de Guillermo Montenegro no hizo ninguna alusión para tratar de encontrar alguna vía de solución y las partes tampoco logran acercar posturas.

La UTA adelantó que profundizará las medidas de fuerza en caso de que sostenga el escenario de conflicto. Por lo menos, para este fin de semana, esos planes estarían en stand by: los dirigentes consultados por este medio garantizaron que se sostendrá la misma modalidad de reclamo para el sábado y domingo, con retención de tareas de 22 a 6.

Pero el transporte urbano es solo una cara de la moneda: un problema más profundo se plantea con los choferes que conducen las unidades de media distancia y cumplen con los viajes interjurisdiccionales. En este caso, la cuarentena tiene un impacto totalmente negativo ya que prohíbe la circulación entre distritos y por eso su actividad es completamente nula desde el 20 de marzo.

Los pagos de salarios no se realizaron en tiempo y forma para los conductores de este sector y eso motivó la realización de una ruidosa protesta a mediados de esta semana en la puertas de la Municipalidad para visibilizar su incertidumbre pero las respuestas siguen sin aparecer.

"La continuidad de la cuarentena va a llevar a que más empresas tengan riesgo de cierre"

En cuanto a la cara industrial, se reconoce un mejor ánimo en los empresarios de la ciudad con relación al inicio de la pandemia, cuando predominaba una "angustia muy grande" por haber tenido que cerrar las puertas de manera abrupta sin tener certezas de cuándo se podría volver a retomar la actividad. Sin embargo, el sector fue uno de los primeros exceptuados por el presidente Alberto Fernández y, poco a poco, se volvió a movilizar cada vez más este motor productivo: hoy, el Parque Industrial General Savio está con todas sus empresas en funcionamiento.

"La angustia sigue presente pero la perspectiva anímica y productiva es mejor que cuando estaban todas las puertas cerradas y solamente funcionaba la industria alimentencia. Hoy, algunas empresas están trabajando a un ochenta por ciento, lo que muestra que están trabajando más o menos bien aunque es evidente la retracción en el mercado", analizó Fernando Graña, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP).

Es que la crisis no escapa a nadie: Eskabe, una emblemática empresa metalúrgica de la ciudad, presentó esta semana un procedimiento preventivo de crisis que pone en jaque el futuro laboral de 180 personas. Es la primera firma del predio de ruta 88 que decide avanzar con una medida de estas características en plena pandemia. "Que estén trabajando no quiere decir que estén con una producción a tope. En la mayoría de los casos se redujo", aclaró el licenciado en Economía.

En este sentido, el Magister en Economía y Desarrollo Industrial precisó que muchas empresas optaron por reducir la gama de sus productos y apuntan estrictamente a los que generan mayor rentabilidad. "En general, se han concentrado en un sesenta por ciento de su producción. Es decir, dejaron de producir un cuarenta por ciento para responder a las necesidades del mercado. Como claramente hay una caída muy grande en la demanda, entonces se pone el foco en los espacios de más renta", argumentó.

Graña fue uno de los que estuvo a cargo del estudio que llevó adelante la facultad para relevar a fines de abril la situación económica de los motores productivos más importantes de General Pueyrredon. Por esta fecha, el equipo investigativo de la unidad académica ya realiza una nueva encuesta con el empresariado y se espera que los resultados estén listos, con su procesamiento correspondiente, en los próximos días.

La facultad también relevó recientemente el escenario que se transita a fines de junio en Balcarce, donde se constataron algunos casos de empreas que están en negociaciones con su personal para avanzar con medidas de baja de salarios. "En general, al poder ir abriendo más sectores, las empresas se empiezan a poder ponerse al día con los sueldos y a pagar proveedores a los que se les había cortado la cadena de pago", dijo, y enfatizó: "Cuando hay algo de movimiento, rápidamente se nota una cierta recuperación u oxígeno".

"La continuidad de la cuarentena lleva a que más empresas tengan riesgo de cierre. Y es lógico porque hay un montón de costos fijos que se deben seguir afrontando y que nadie te lo subsidia", dijo, y advirtió: "En Balcarce, por ejemplo, el cincuenta por ciento de los comerciantes que relevamos sostienen que si la situación de la cuarentena sigue igual entonces van a tener que cerrar definitivamente".

Al trazar su mirada sobre estos meses, Graña consideró que fue clave el rol que cumplió la industria 4.0, ligada a los conocimientos digitales, ya que afirmó que las empresas que antes de la cuarentena ya se venían insertando en esta nueva tendencia pudieron encontrar una "rápida salida comercial" en plena crisis, a diferencia de aquellos sectores que carecían de todo tipo de estructura y debieron reinventarse a medida que avanzaba la pandemia. "Hay casos en los que todavía están viendo cómo hacerlo. Lo que no cabe duda es que, a largo plazo, todos van a tener que incursionar en esto", confió.

El profesional aclaró que los procedimientos de venta online requieren de conocimiento y no surgen de un "aprendizaje automático". "Había una reconocida empresa textil que venía con una situación negra y hoy es una de las que está trabajando al cien por ciento y que pudo duplicar sus exportaciones gracias a que supo capitalizar su avance en digitalización y comercio electrónico. No es una situación extrapolable a cualquier caso pero representa la diferencia entre los que ya venían incursionando y los que no", ejemplificó.