"Vas a trabajar en un salón de belleza por 3500 dólares": así engañaron y se llevaron a Milagros de Mar del Plata

La Justicia Federal reveló detalles de la maniobra que derivó el 8 de febrero en la desaparición de la adolescente de tan solo 14 años. También pidieron a las familias reforzar el control de los vínculos virtuales.

La responsable de la Fiscalía Federal N°1, Laura Mazzaferri, se puso al frente de la investigación.

19 de Marzo de 2021 18:19

Por Redacción 0223

PARA 0223

La promesa de trabajar en un salón de belleza en Bolivia y ganar 3500 dólares por semana fueron las excusas que utilizó el joven de 25 años que provocó el 8 de febrero la desaparición de Milagros Belén Cáceres, la adolescente de Mar del Plata que pudo ser recuperada casi una semana después en Santa Fe junto a su captor.

Desde la Justicia revelaron este viernes detalles de los engaños en lo que incurrió el hombre para tratar de llevarse a la menor hacia el país vecino. Por esta fecha, el sospechoso está procesado por el delito de trata de personas, según lo dispuesto por el juez Santiago Martín, subrogante del Juzgado Federal N°3 local.

Según lo que se reconstruyó oficialmente, sobre fines del 2020, el joven, oriundo de Santa Cruz de la Sierra, se puso en contacto con la adolescente marplatense a través del juego “Free Fire”.  Luego, las conversaciones virtuales se incrementaron a través de la red social Facebook y la aplicación WhatsApp, lo cual le permitió al acusado conocer algunas cuestiones íntimas y familiares de la víctima: que era la mayor de siete hermanos y que se encontraba en una situación familiar vulnerable.

El hombre le contó sobre su grupo familiar, le dijo que trabajaba como prestamista –lo cual fue negado luego por él mismo al momento de la declaración indagatoria que realizó la fiscala Laura Mazzaferri - y que su familia atravesaba una buena situación económica.

Luego de dos semanas de contacto asiduo, en una video llamada le propuso tener “algo serio”, lo cual fue aceptado por la adolescente. No pasó más de un mes hasta que le preguntó a la víctima si le gustaría que fuera hasta Mar del Plata para conocerla, dado que tenía la intención de trabajar la temporada de cosecha en la ciudad. Eso nunca sucedió.

El arribo fue en los primeros días de febrero, luego de un paso por la Ciudad de Buenos Aires, hasta donde habría viajado junto a una familiar suya. Del ingreso al país no hay registro, lo que evidencia –según la hipótesis fiscal- que conocía el canal por donde también sacar a la adolescente sin el aval de su madre y de su padre.

La víctima fue junto a un amigo y un hermano menor de edad a buscar al sujeto a la terminal, y de acuerdo se desprende de su relato, le consiguieron un cuarto donde hospedarse, cerca de la casa de su domicilio, en el barrio La Herradura. Sin embargo, cuando el joven consultó a la familia de la niña la posibilidad de mantener con ella una relación, la negativa fue inmediata. 

Esto generó una situación de descontento en la joven, que –sumada a la relación familiar ya conflictiva y la situación de vulnerabilidad- fue aprovechada por el sujeto. Le propuso así viajar juntos hacia Buenos Aires, lugar donde se encontraba la tía del imputado, para posteriormente dirigirse a Bolivia, como destino final. De esta manera, el pasado 9 de febrero el acusado y la adolescente se fueron de Mar del Plata en un colectivo hasta la localidad de Ciudadela, donde los esperaba la tía del joven en la terminal Dellepiane.

“Durante este tramo, (el imputado) profundizó el proceso de captación/enamoramiento”, advirtió la fiscala: le compró ropa, zapatillas, maquillaje, cadenitas y hubo algunas salidas a restaurantes, con el fin de ganarse su confianza. Una vez logrado eso y tras establecer “una relación de pareja”, podría trasladarla al país vecino para explotarla, posiblemente sexualmente, y así obtener un provecho económico.

La propuesta no sólo incluía la posibilidad de estar juntos, lo que habla del engaño a través del supuesto “enamoramiento”, sino también una supuesta oferta laboral en un salón de belleza de una prima de él, donde le dijo que ganaría 3500 dólares cada semana y tendría alojamiento gratuito. Además, le mostró fotos del sitio y la comunicó con quien dijo ser su prima, la dueña del establecimiento.

Al respecto, la fiscalía advirtió: “El monto de la oferta excesivamente elevado en relación con la tarea a desarrollar, permite fácilmente afirmar que esta no era cierta y que el despliegue de las sucesivas maniobras engañosas llevadas a cabo por el imputado escondía una clara finalidad de explotación, que estimamos sexual, teniendo en cuenta las características de la víctima (mujer, joven, extranjera) y las manifestaciones del propio imputado al intentar convencer a la víctima de que esa no era su finalidad”.

En efecto, el imputado le explicó, al hacerle la oferta, que no la llevaba para “trata de personas”, lo cual la joven entendió como una aclaración de que no la llevaría en contra de su voluntad o para prostituirla, según razonaron desde el Ministerio Público Fiscal.

El segundo tramo del transporte de la joven víctima con destino a la localidad fronteriza de Salvador Mazza, en la provincia de Salta, comenzó el 14 de febrero desde la terminal de Retiro. Sin embargo, no llegó a su fin porque fue interceptado por autoridades policiales sobre la medianoche de ese mismo día en la ciudad de Ceres, Santa Fe, oportunidad en que se procedió al rescate de la joven y a la detención del imputado.

El rol de las familias a la hora de controlar los vínculos virtuales

La responsable de la Fiscalía Federal N°1 reparó en que “la captación se inició en el marco de una red social y juegos, virtuales, modalidades actuales que, producto de pandemia y aislamiento, suceden de manera habitual y donde el anonimato que supone la virtualidad da lugar al logro del establecimiento de un vínculo que muchas veces no es tal y sirve para otros fines”.

En este sentido, Mazzaferri reparó en su requisitoria que “debe sumarse la complejidad de control que este tipo de prácticas supone por parte de los adultos responsables encargados del cuidado de los niños, niñas y adolescentes”.

La fiscala señaló que para desplegar su accionar, el imputado aprovechó la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encontraba la joven desde antes de conocerlo. “Las profesionales del organismo de asistencia hicieron hincapié y valoraron el contexto de violencia familiar expulsivo en el que se encontraba la joven, su inicio de etapa adolescente, el rechazo que sentía por parte de su madre y su escasa red de adultos referentes”, apuntó.