El drama detrás de la trágica explosión de la caldera: la historia de la víctima de la que nadie habló

Rocío y su familia vivían en la casa que quedó destruida por la explosión de una caldera de la fábrica de Luro y Bolivia. En la tragedia perdió a su amiga de toda la vida y también todo lo que tenía: lo que quedó en pie de la vivienda es inhabitable y deberá reconstruirla de cero.

La explosión de la caldera provocó daños totales en las dos viviendas que ocupaban las amigas y sus familias.

22 de Julio de 2021 13:04

La madrugada del miércoles 7 de julio, Rocío Regalía dormía en la planta baja de su casa cuando una explosión que provocó la caída del techo y el estallido de los vidrios la despertó. Aturdida, en medio del humo y la oscuridad, atinó a llamar a los gritos a su hija de 12 años y a su marido, que descansaban en las habitaciones del primer piso. La desesperación la llevó a salir, como pudo, a la calle vestida apenas con ropa interior y remera. Ahí recién pudo empezar a entender qué había ocurrido, aunque todavía faltarían algunas horas para tomar dimensión del desastre. Su familia había salido ilesa del derrumbe que provocó la explosión de la caldera de la fábrica textil ubicada al lado de su vivienda, pero Paola Codoni (42), su amiga de toda la vida, no logró sobrevivir.

A dos semanas de la trágica explosión en las instalaciones de la firma Tejiendo Arte SA, en la fábrica ya trabajan operarios en el retiro de los escombros para poder reanudar la actividad. Del otro lado de la medianera, el panorama es desolador: un ingeniero civil que este miércoles recorrió el lugar determinó que es inhabitable y lo único que podría hacerse es demoler lo que queda en pie y volver a construir la casa de cero.

Rocío y Paola eran amigas desde la infancia: ambas oriundas de La Plata, se conocieron de chicas y desde entonces mantuvieron una relación de extrema cercanía. Al punto que Paola, que era enfermera, había decidido mudarse a Mar del Plata en enero de este año junto a su esposa, Lucila Grandicelli (45) y sus hijas mellizas (13) para “darle una mano” a Rocío, quien padece necrosis ósea muscular, una enfermedad que ya le afectó los huesos de las piernas y la obliga a moverse con la ayuda de muletas. “Las nenas de Paola y mi hijas se estaban criando juntas, somos familia”, contó Rocío. Ellas vivían en otra casita que estaba pegada a la suya. 

La fatalidad obligó a Lucila y las nenas a cambiar los planes: tras recibir el alta del hospital, a donde había sido trasladada con politraumatismos, la mujer y las dos criaturas regresaron a La Plata, en donde tienen familiares que las ayudarán a atravesar este momento. Sobre todo a las chicas, que quedaron sin mamá.   

Rocío, por su parte, perdió no sólo a su amiga, sino también su casa y todo lo que había en el interior. Es que la pared del lugar en el que se encontraba la caldera que estalló se desplomó sobre la losa, que cedió de inmediato y sepultó, además, el sueño de haber alcanzado la casa propia: el matrimonio había comprado el inmueble en 2018 a través de un crédito hipotecario a pagar en 30 años, sin imaginarse jamás que la empresa textil pudiera significarles algún tipo de peligro. “Solíamos quejarnos con el dueño por los ruidos que generaban, pero nunca pensamos que podía pasar algo así”, dijo a 0223.

Apenas sucedió el hecho, Regalía se presentó como particular damnificada en la causa por homicidio culposo a cargo del fiscal Pablo Cistoldi de la UFI 11 y aseguró que hasta el momento no se realizaron las pericias correspondientes para determinar las causas de la explosión. “El lunes fui a ver cómo estaba todo y me encontré con un camión de culata, sacando los escombros de la fábrica. Por eso, le pido al fiscal que autorice tareas de apuntalamiento para llevar adelante las pericias”, explicó este jueves desde el departamento de su hermana, lugar al que se mudó con su familia hasta tanto encuentren otro lugar en el que vivir.

Según la mujer, las instalaciones no estarían aseguradas, por lo que ahora su única esperanza está depositada en el seguro de su casa en ruinas. “Perdimos todo: heladera, computadora, televisor, los instrumentos de mi hija, que estudia en el Polivalente”, enumeró. A eso se suma que lo poco que pudo haberse salvado el día del siniestro se terminó de arruinar con el temporal de lluvia y viento que se registró días atrás. “Estamos vestidos y provistos de lo que la gente nos donó”, aseguró.

Rocío y su familia junto a Paola y Lucila en el festejo de cumpleaños de las mellizas. 

Si bien eso deberá ser investigado por la justicia, Rocío está convencida de que la caldera no se encontraba en condiciones al momento de estallar: a su criterio, las partes de motores y caños oxidados pertenecientes a la empresa y que quedaron desperdigados sobre su lote dan cuenta de ello. Sin embargo, desde Inspección General del municipio confirmaron que tanto la caldera como el resto de las instalaciones se encontraban habilitadas y cumplían con las medidas medioambientales y de seguridad dispuestas por la Provincia. “Sólo le faltaba el certificado de habilitación definitivo, pero estaba demorado sólo por una cuestión impositiva del dueño. El resto, todo en regla”, confiaron fuentes municipales consultadas por este medio. 

En medio del drama, Rocío debe someterse de forma urgente a una cirugía por la enfermedad que padece y, hoy por hoy, cree que es imposible que pueda llevar adelante una recuperación postoperatoria con tranquilidad. “Mi hermana nos alojó pero nos tenemos que ir porque somos ocho personas y el lugar es chico… No tenemos nada y tampoco sabemos cómo vamos a hacer para recuperarlo. Necesitamos ayuda del Estado para reponernos y de la justicia para que todo esto quede claro y los responsables paguen por la muerte de mi amiga y los daños materiales”, sentenció.