Arlt, el genio monstruoso

En Roberto Arlt, el monstruo, Diego Cano nos demuestra que todavía hay preguntas por hacer sobre su obra. Su vitalidad, sus personajes femeninos y su don de crear mundos son los protagonistas.

25 de Julio de 2021 09:05

Roberto Arlt, el mayor novelista argentino…” sentencia César Aira en su Diccionario de autores latinoamericanos. Bajo esa misma valoración, Diego Cano acaba de presentar Roberto Arlt, el monstruo (Bärenhaus – 2021), donde la palabra monstruo apunta, más que nada, a aquello de mostrar lo que no se ve, o a aquello que nadie quiere ver.

El propio autor explica que “La palabra monstruo aparece en las cuatro novelas de Arlt, más de  70 veces. Los lanzallamas, que es su tercera novela, se iba a llamar El monstruo. Yo lo uso para llenarlo de significados por esta cosa de perversidad, la utilizo también por esto de ‘mostrar lo que no se ve’, algo que está oculto. Arlt, para mí, tiene mucho de eso. Tiene esa forma literaria donde lo que hace es decir las cosas que nadie quiere. Arlt era un provocador”.

La lectura de su obra puede considerarse muy actual. Muy viva. Genera cierta  fascinación al leerla y, sobre todo, la actualidad se encuentra en que sus personajes están a la vuelta de la esquina. Personajes que dicen algo que nadie se atreve, o que no tiene la capacidad de ver y de narrarlo, de lo real. Cano ejemplifica, “Erdosain es un personaje totalmente perverso, loco, absolutamente loco. Con sus angustias, sus delirios y esas ensoñaciones que tiene permanentemente. Y cuando digo perversidad, hay que llamarla de manera plena. Algo que me llama la atención que pocos hayan señalado y que está oculto en las novelas, es que Erdosain intenta propasarse con una nena de siete u ocho años, y eso está dicho en Los siete locos y en Los lanzallamas. No lo realiza, pero sí tiene el pensamiento y eso es lo que lo llena de culpa y deja su vida toda atormentada. Todo un canalla hecho y derecho”.

-Pero dentro del desorden y de esa locura que persigue a Erdosain, Arlt ordena…

- Arlt promete en Los siete locos y en Los lanzallamas una revolución, revolución delirante, que se iba a bazar en la explotación de unos prostíbulos. Se iba a instalar en el sur, como esas viejas ideas de los utopistas de buscar un lugar aislado y demás, pero todo eso queda en nada. Solo en los discursos de la secta que comienza a conformar, pero que nunca termina, el Astrólogo que es un tipo que llena todo de un discurso totalmente contradictorio, pero grandilocuente, y que no termina finalmente en nada. En realidad termina en una historia de amor entre el Astrólogo, que esta castrado, y la “Coja” que era una prostituta. Yo rescato la cosa humorística en este absurdo grotesco que pone Arlt en sus novelas…

-Es que eso le da vitalidad. Si no cuenta con eso no sé si  se podría llevar la lectura de una novela así…

- Está bien eso. Yo pongo una cita de un amigo novelista,  Ariel Luppino, que sostiene que Arlt es muy vital. Vital en el sentido de que no es solo una cosa literaria, como una puesta formal y simplemente eso. Es como que hay algo de la vida que está en juego en su literatura. Uno lo lee, y está escrito en los 30, pero esa fuerza vital está muy presente.

Roberto Arlt fue un periodista muy reconocido en su tiempo.  Escribió crónicas policiales en el diario Última hora, colaboró en el diario Crítica y desde 1928 empezó a publicar en El Mundo sus Aguafuertes porteñas (“Crónicas que renovaron el costumbrismo urbano, con elementos que confluyen con el mundo torturado de sus ficciones”, según Aira).

Arlt contaba con un ojo muy sensible para la realidad. Esto lo pone en un lugar muy importante dentro del periodismo, mucho más que el lugar donde lo habían depositado sus novelas. Se dice que el fenómeno de  El mundo responde, en realidad, a sus Aguafuertes. Las que repetirá luego en España, Brasil y África. “Tenía esta cosa de mirar lo cotidiano de la gente con sus problemas. Ahí está la vitalidad también, esa mirada muy precisa y muy narrativa. Porque uno puede escribir algo cotidiano, pero a estas hay que agregarle ese toque muy narrativo. Él tiene una honda preocupación por lo formal, por cómo escribir, por cómo narrar” sostiene Cano.

La narrativa de Arlt propone la creación de un mundo nuevo. Es decir, no refleja lo que hay, sino que muestra algo nuevo. Fue, sin dudas, un autor con una tremenda imaginación. Desde lo literario, poseía una increíble capacidad de crear. Y desde lo práctico también, ya que fue inventor a lo largo de su vida, aunque muchos de sus inventos, patentados y todo, no le propiciaron las satisfacciones que le dio el periodismo y la escritura.  Sus novelas son mundos imaginados por él, con sus propias reglas, y que fácil y atractivamente pudo compartir gracias a su literatura.

-Hay un cambio en la última novela, El amor brujo, con respecto a las anteriores. ¿Tiene que ver con esa búsqueda en la forma de narrar?

- Él dejó las novelas. Después de El amor brujo se pasó al teatro y siguió escribiendo cuentos. Él,  en esta búsqueda formal, quería saber qué cosa le servía para expresar lo que quería contar. Y,  para él, la novela ya estaba agotada y por eso se pasa al teatro. Para él era mucho más inmediato, más popular  y más cercano con el espectador y con el público. Era una forma quele servía mejor. Podría haber llegado a algo que quizás no fuese literatura en esa búsqueda.

-El amor brujo es la novela del inicio del cambio de forma: mucho diálogo, muy dramática y con una estructura teatral…

- Es una novela hermosa sobre la imposibilidad del deseo, de la fantasía y del amor. En la novela no pasa nada, pero todo el tiempo te mantiene en vilo. Y esto, podemos decir, es estar al borde de la literatura. Porque una novela donde no pasa nada pero igual te tiene atrapado y con interés de seguir avanzando en la lectura es algo genial. Es decir, vos no necesitas algo que te motorice, no más que el mero placer y gusto por leer.

- Un apartado interesante que hacés en tu libro es sobre los personajes femeninos de Arlt. Son personajes con una fuerza muy grande.

- Elsa, la mujer de Erdosain es por ejemplo un personaje central. En Los lanzallamas le dedica el capítulo más extenso del libro. Y, en él, Elsa lo humilla a Erdosain, lo da vueltas. Es un personaje, como se dice hoy, muy empoderado. Lo mismo que la “Coja”. Es un personaje central en la novela y fuertísimo hasta que le rompe la convicción al astrólogo para que se vaya con ella porque se enamoran.

La obra de Diego Cano invita a la relectura de los textos de Arlt. Como en su libro anterior, Franz Kafka. Una literatura del absurdo y de la risa (Bärenhaus - 2020), el cruce es constante. La necesidad de responder y generar nuevas preguntas sobre sobre el escritor argentino cruza la historia de sus lecturas con la relación de su productividad en la narrativa argentina. La vigencia de Roberto Arlt se encuentra  quizás, como dice Martín Prieto, “Por un lado, porque ya no se puede escribir como Roberto Arlt. Por el otro, porque tampoco se puede escribir sin la vigilancia de su obra”.