Dura carta del papá de uno de los chicos asesinados por Aquindo: "No te voy a perdonar nunca"

A la espera de que la Justica defina o no una medida de seguridad, el padre de Francisco Murcia publicó un escrito en redes dirigido al conductor que en octubre de 2018 le quitó la vida al hijo y su amigo. "No puedo sentir ni siquiera lástima por vos", expresó. 

Murcia era un chef de 33 años, con tres hijos de 10, 12 y 14 años.

20 de Mayo de 2022 07:54

Por Redacción 0223

PARA 0223

"Quiero que sepas que no tengo la capacidad ni la voluntad de perdonarte nunca, porque cuando mataste a mi hijo, nos mataste también a toda la familia y a mí". Así termina la carta abierta que publicó en las últimas horas en redes sociales Francisco Andrés Murcia, el papá del chef de 33 años que fue asesinado junto a Pablo Pereira en octubre del 2018 en manos de Santiago Aquindo.

El padre de la víctima decidió difundir esta semana un duro escrito dirigido al conductor, después de que un jurado popular lo declarara “no culpable por inimputabilidad”, en donde revivió el dolor de la pérdida e incluyó una crítica contra la Justicia y el funcionamiento de distintas instituciones.

“Ya pasaron casi cuatro años y mis ojos aún no pueden contener las lágrimas cuando pienso en Fran. Lo extraño todos los días y no cesa la aflicción por su ausencia”, escribió el hombre, y señaló, en referencia a Aquindo: “Lo tuyo no tiene atenuantes por lo que no puedo sentir ni siquiera lástima por vos”.

El papá de Fran Murcia, quien al momento del fatídico siniestro vial tenía tres chicos de 10, 12 y 14 años, insistió en que su hijo murió “por ir a trabajar” y dijo que cree “en la responsabilidad colectiva más que en la personal”.

“No solo es la responsabilidad que está detrás de tus circunstancias. También en la que permea todos los niveles de esta sociedad aquiescente a vivir en un país con gente como vos y como las autoridades que te encubren, con quienes compartís tu deshonra y de quienes deberías recibir un castigo ejemplar. En la de las leyes que no se aplican, las instituciones que no funcionan y en los candidatos que legitiman sus victorias absurdas en mentiras, bajo la impunidad y el desinterés de un país que se desploma; en tu propia responsabilidad plenamente demostrada, parapetada detrás de tu mejor cara de pelotudo”, sentenció.

La carta se publica mientras por esta fecha la Justicia decide si aplica o no una medida de seguridad contra Santiago Aquindo para poner fin a la etapa de enjuiciamiento que se desarrolló bajo la modalidad de un jurado popular. El jueves se dio comienzo a la audiencia de cesura, donde se escuchó el alegato de cada una de las partes, y el martes por la tarde se conocerá la sentencia en boca del juez Federico Wacker Schroder.

En la madrugada del 31 de octubre del 2018, Aquindo  terminó con la vida de los dos jóvenes motociclistas al chocarlos en Constitución y Roldán. El joven conducía a más de 130 kilómetros por hora, descalzo y con semáforo en rojo.

Un jurado popular resolvió un veredicto no condenatorio contra el automovilista después de declararlo "inimputable" al entender que había sufrido un brote psicótico al momento del hecho, circunstancia que le impidió comprender la brutal criminalidad de los actos.

La carta completa

"Quiero decirte que yo creo en la responsabilidad colectiva más que en la personal.

La vida de un ser humano puede caer muy bajo si creció en un ambiente adverso, carente de expectativas, de seguridad o de amor.

Entiendo que alguien con todas esas privaciones, tendrá muchas razones para no valorar la vida y cometer actos de brutalidad.

No es tu caso. Lo tuyo no tiene atenuantes por lo que no puedo sentir ni siquiera lástima por vos.

Qué pensabas cuando con tu auto como arma disparaste a quemarropa a Fran y a Pablo? Qué sentiste cuando callabas para siempre sus voces, cuando terminabas violentamente con sus vidas?

Yo sentí que me iba a morir de tanto dolor. Fue tan grande la pena que mi alma no pudo habitar más dentro de mi cuerpo y me desplomé entre llanto y gritos. Sentí un boquete en el pecho a través del cual se drenaron esperanzas y alegría de vivir.

Ya pasaron casi cuatro años y mis ojos aún no pueden contener las lágrimas cuando pienso en Fran. Lo extraño todos los días y no cesa la aflicción por su ausencia.

Era mi hijo menor y el primogénito de Mónica.

Era el mimado de sus hermanos mayores y el ídolo de los menores. Era la locura de un tío al que tu crimen aceleró su enfermedad y su partida.

Era el encanto de su abuela que aún lo espera cada mediodía.

Era mi amigo, mi confidente, mi apoyo, mi wonderwall, y junto a sus hermanos, mi más grande amor…por eso, después de todo este tiempo no me canso de luchar por él, inconsolable e incrédulo de su destino.

Ante tanto sufrimiento que nos has ocasionado sin merecerlo, no puedo imaginar lo que pensás de tus acciones. Dejás muerte, dolor y mentiras desde temprano en tu existencia. Tus hijos, si llegaras a tenerlos, serán siempre los hijos de un asesino y cargarán con ese estigma el resto de sus vidas. Has compelido a tus seres queridos y amigos a la indigna tarea de mentir por vos y defender lo indefendible.

En cambio, Fran siempre nos dio muchos motivos para sentirnos orgullosos de él hasta el final. Su vida fue un obsequio de alegría y su nombre está acrisolado en la integridad, porque era un hombre de bien.

Seguramente muchos mueren de manera absurda y carente de significado, mi hijo murió por ir a trabajar. En eso hay más honor y más amor de los que jamás concebirás desde tu puta y miserable vida.

Pero acordate de esto siempre: ni él ni Pablo nunca te hicieron nada, ni sabían que existías, eran inocentes y estaban indefensos ante tu ataque sin sentido.

He leído acerca de otras personas cuyas vidas fueron también marcadas por una tragedia como la nuestra y pudieron perdonar. En todos esos casos, fue fundamental que no triunfó la impunidad, porque se llegó a la verdad y a la justicia.

Por eso, creo en la responsabilidad colectiva, pero no solo en la que está detrás de tus circunstancias. También en la que permea todos los niveles de esta sociedad aquiescente a vivir en un país con gente como vos y como las autoridades que te encubren, con quienes compartís tu deshonra y de quienes deberías recibir un castigo ejemplar. En la de las leyes que no se aplican, las instituciones que no funcionan y en los candidatos que legitiman sus victorias absurdas en mentiras, bajo la impunidad y el desinterés de un país que se desploma; en tu propia responsabilidad plenamente demostrada, parapetada detrás de tu mejor cara de pelotudo.

Y por supuesto, creo también en la responsabilidad de tus padres, quienes en lugar de festejar el “no culpable por inimputabilidad" deberían sentirse muy avergonzados de tener como hijo a un asesino a sangre fría como vos.

Por el contrario, yo como padre de Fran, me siento profundamente orgulloso de él y quiero que sepas que no tengo la capacidad ni la voluntad de perdonarte nunca, porque cuando mataste a mi hijo, nos mataste también a toda la familia y a mí".