Estiman que la "mudanza" de 300 lobos marinos a la Escollera Sur demorará un mes

Lo adelantaron a 0223 desde la Fundación Fauna Argentina, la organización que se hará cargo del arreo de los animales. Cuatro voluntarios trabajarán las 24 horas, durante 30 días seguidos para alcanzar el objetivo. "Va a ser un trabajo arduo", reconocieron. 

La medida busca evitar situaciones de riesgo y garantizar la plena operatividad del puerto. Foto: archivo 0223.

15 de Junio de 2022 09:09

Por Redacción 0223

PARA 0223

Integrantes de la Fundación Fauna Argentina anticiparon que durará aproximadamente un mes el plan para reubicar a los 300 lobos marinos que hoy ocupan la banquina chica y otros sectores operativos del puerto en la Escollera Sur, donde ya hay otra importante colonia de mamíferos.

“Creemos que habrá resultados relativamente pronto. Nosotros ya empezamos a hacer algunas pruebas hace un año, y hace 10 días que lo hacemos en forma sostenida en distintos horarios. Hay gente del sector que nos dice que ya mermó notablemente la cantidad de lobos, como en la zona del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria). Así que si bien es prematuro, algo ya se puede visualizar como para decir que este plan puede funcionar”, dijo Juan Lorenzani, referente de la ONG.

Ante la consulta de 0223, el hombre de Fauna Argentina, que mantiene un vínculo con la colonia  de los icónicos animales desde hace cuarenta años, confió que habrá 4 voluntarios que se harán cargo del arreo de los mamíferos, en distintos turnos de entre 6 y 8 horas, durante 30 días consecutivos. “El laburo es permanente. Va a ser una tarea ardua y un desafío también pero queremos llevar adelante estas acciones porque creemos que se puede disminuir notablemente el número de lobos en la zona”, ratificó.

Lorezani aclaró que para estos trabajos no se “utiliza ningún elemento externo” contra los lobos marinos “más allá de las manos y el cuerpo”. “Esto no es agresivo para los animales. Se trabaja con muchísimo cuidado. Es una especie de arreo y de esa forma se los lleva hasta la punta de la banquina para que se tiren al agua. Lo que buscamos es sacar a los lobos de su comodidad porque indudablemente a los lobos les gusta estar en la banquina y están cómodos ahí”, explicó.

“Notamos que muchos de los lobos que se tiran al agua terminan en el asentamiento de la Escollera Sur porque ahí ya hay unos 300 animales, que se suman a los 200 o 300 que están en la banquina. Lo que queremos es que todos los animales vuelvan a la Escollera Sur”, agregó el representante de la organización ambientalista, quien reiteró: “Si trabajamos en forma sostenida, en un mes se podría lograr este objetivo”.

Una vez que se logre la “mudanza” de los lobos de la banquina, Lorenzani reveló que, a largo plazo, se analiza con el Consorcio Portuario Regional la posibilidad de colocar un vallado de contención fijo en el extremo de la banquina, que evite una nueva subida de los lobos desde el mar. “Eso también está planteado como solución porque la idea es hacer un trabajo integral”, confió.

La coordinación general de este plan de acción está a cargo del Consorcio Portuario. Al aporte que hace la Fundación Fauna Argentina con el despliegue para la exclusión de los lobos marinos, se suma un equipo de la Universidad Nacional de Mar del Plata que realizará el marcado individual de los ejemplares, el censo y registro de distribución y la evaluación de las respuestas que aquellos tienen frente a las barreras físicas y demás acciones hacia su futura ubicación.

La masiva presencia de lobos se advierte desde hace casi tres años, con una mayor concurrencia en el espacio identificado como Dársena A y cercanías. Ese cuadro se agravó durante los últimos tiempos a partir de la inactividad que generaron las restricciones vinculadas a la pandemia de coronavirus, período en el que esos animales ganaron terreno sobre bandejas próximas al espejo de agua, calles superiores y sectores de estacionamiento ante la escasez casi total de presencia humana y tránsito vehicular. Esto, en la dinámica diaria del puerto, se traduce en distintos problemas de operatoria para quienes trabajan en el lugar.