“Me quedo contigo”: el triste e inesperado final del autor de un hit de amor inmortal

Enrique Salazar escribió y cantó hace más de 40 años los versos del tema de “Los Chunguitos” que sigue atravesando corazones en todo el mundo, pero no vivió para disfrutar de su éxito. El hermano mayor de las Azúcar Moreno tuvo una muerte temprana e inesperada, la primera de las tragedias que asoló a la famosa familia de músicos.

Los Chunguitos cobraron fama mundial con su hit "Me quedo contigo"

11 de Enero de 2023 11:04

Conoció la gloria a los 23 años, al escribir uno de los himnos de amor más perdurables de las últimas décadas. Pero mientras el éxito se hacía universal, atravesando fronteras y corazones, y el inicio de su carrera musical amenazaba con alejarlo de las desgracias y la pobreza que lo acompañaban desde siempre, su vida se apagaba en apenas un puñado de horas, iniciando una serie de muertes tempranas que se llevaría a varios de sus hermanos y a sus padres. La tragedia inesperada le dio vida a una leyenda, la del autor de esos versos que acarician a millones de personas cada día, cuando su voz inconfundible entona una frase inmortal que demuestra que nada vale más que un amor apasionado.

 “Si me das a elegir, entre tú y la riqueza, con esa grandeza, que lleva consigo, ¡Ay, amor!, me quedo contigo”.

La vida de Enrique Salazar fue corta y difícil. Darles de comer a sus nueve hijos no era una tarea sencilla para sus padres. Cansados de la pobreza y de la falta de posibilidades, Gonzalo y Candelaria Salazar se mudaron de Badajoz a Madrid, la gran capital española, para buscar una vida mejor para sus niños. Vivieron en un barrio humilde cuyo nombre lo explicaba todo (“Pan Bendito”), rodeados de carencias y de instrumentos.

La pasión de los Salazar por la música sacaría a toda la familia del anonimato y de la miseria, marcando el camino de las pequeñas Encarna y Antonia, que a los 12 años empezaron haciendo los coros en los recitales de sus hermanos mayores hasta que formaron un dúo que las llevaría a recorrer el mundo unos años más tarde y las convertirían en caras muy conocidas para los argentinos en los 90: Azúcar Moreno.

 “Si me das a elegir, entre tú y la gloria, pa' que hable la historia de mí, por los siglos, ¡Ay, amor!, me quedo contigo”.  

Desde que era apenas un adolescente de 16 años, Enrique, el tercero de los hermanos Salazar, les puso sus letras y su voz a los temas de “Los Chunguitos”. El nombre elegido para el grupo graficaba parte de su agitada niñez en Vallecas. Los chicos tenían la mala costumbre de tirarle piedras a los trenes cada vez que pasaban por el barrio, y el grito de sus padres “¡Qué chunguitos que sois!” los bautizó cuando llevaron su sangre gitana y sus ritmos flamencos a los mesones de la Plaza Mayor, donde ganaron sus primeras pesetas para ayudar a llenar las ollas casi siempre vacías a la hora de la cena.

Antes de cumplir los 20, Enrique, Junto a su hermano Juan, de 22, grabaron el primer disco de Los Chunguitos. En apenas cinco años, dejaron atrás los pequeños escenarios madrileños para recorrer numerosos pueblos y ciudades de España, grabaron un LP tras otro, sumaron fama y sus primeros ingresos importantes. Pero todo cambiaría cuando llegaron a la pantalla grande con un tema que los haría inmortales. Enrique había garabateado unos versos de amor y sentía que tenían la fuerza para convertirse en un hit, con un estribillo pegadizo que iba directo al corazón.

“Pues me he enamorado, y te quiero y te quiero, y solo deseo, estar a tu lado, soñar con tus ojos, besarte los labios, sentirme en tus brazos, que soy muy feliz”.

Tamaña confianza no era suficiente para imaginar en lo que iba a convertirse esa canción. “Me quedo contigo” tuvo un éxito arrollador, que llamó la atención del afamado director de cine Carlos Saura, quien lo eligió para su película "Deprisa, Deprisa". El filme fue un golazo. Ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín, y llevó la música de Los Chunguitos, que ya habían sumado al grupo al tercero de sus hermanos, José, a las radios de otros países y al programa de TV de la actriz Carmen Maura para cantar el tema que era furor en España. Corría 1981, el último año en el que Enrique iba a pasar las Navidades junto a su familia.

Mientras “Me Quedo Contigo” se convertía en un hit internacional, todavía lejos de la resonancia que ganó a través de los años, en la garganta de Enrique se escondía la gloria y la muerte. Tenía 25 años y un bulto en el cuello que empezó a preocuparlo y lo empujó a visitar al médico. El primer diagnóstico le llevó alivio. No parece nada grave, le dijeron. Pero no era verdad. Unas semanas después, en el verano español de 1982, la salud de Enrique desmejoró y entonces descubrieron el fallido diagnóstico inicial: tenía cáncer de garganta.

La enfermedad no le dio tiempo a nada. Dos semanas después de sacar su sexto disco, fue internado de urgencia por una hepatitis que se transformó en una combinación fatal y se lo llevó en apenas tres días, el 24 de junio de 1982.

“Si me das a elegir, entre tú y ese cielo, donde libre es el vuelo, para ir a otros nidos, ¡Ay, amor!, me quedo contigo”.

La noticia de su muerte, escueta, perdida en el medio del fervor por el Mundial de fútbol que se estaba disputando en España, fue publicada por el diario El País. Apenas mencionaba la popularidad alcanzada gracias a “Me quedo Contigo”, que pasaría, con el tiempo, a convertirse en un hit mundial.

“El médico dijo que no era nada peligroso, hicimos un fiestón en la chabola celebrando que estaba bien... Y a los cuatro días se murió. Ha sido lo peor que me ha pasado en la vida”, contó años después en la TV su hermana Toñi, ya convertida en estrella.

José y Juan Salazar no tuvieron ni tiempo para despedirlo. Esa misma noche subieron al escenario con Los Chunguitos. Cantaron llorando en honor a su hermano, al que reemplazaron por su primo Manuel Salazar en una carrera prolífica en la que sacarían otros 25 discos. Pero sin Enrique, ya no volverían a tener una canción de éxito internacional en las siguientes cuatro décadas hasta el 11 de noviembre de 2021, cuando anunciaron su superación definitiva.

La inesperada muerte del líder de Los Chunguitos fue la primera de las tragedias que les esperaban a los Salazar. Menos de dos años después de su partida, su madre, Candelaria, falleció a los 53. Su padre apenas la sobrevivió un par de años. A la mayor de sus hermanas, Aurelia, se la llevó una muerte súbita a los 44, mientras disfrutaba del sol en una terraza de Madrid. A los 41, sumergido en la oscuridad de las drogas, Carlos también fue víctima del cáncer, un enemigo al que solo su hermana Encarna vencería gracias a tratamientos más modernos. El más chico de los varones, Manuel, no tuvo la misma suerte: un infarto fulminante se lo llevó a los 28 años.

Todas esas partidas tempranas enlutaron a la familia en medio del éxito de Azúcar Moreno y mientras Los Chunguitos veían cómo los versos de “Me Quedo Contigo” se multiplicaban por todo el mundo.

“Si me das a elegir, entre tú y mis ideas, que yo sin ella, soy un hombre perdido, ¡Ay, amor!, me quedo contigo”.

En Argentina el tema fue descubierto por millones de personas en 1995, cuando Adrián Suar lo eligió para cerrar cada capítulo de Poliladron, su primera tira al mando de Pol-Ka, durante los tres años con enorme rating en las que copó las noches de canal Trece. Era la canción con la que se despidió cada capítulo, y todavía muchos la relacionan directamente con esa ficción.

Durante más de cuatro décadas, siguió cobrando vida a lo largo del mundo ante cada nueva versión, como la que entonó Rosalía en los Premios Goya hace tres años, con una emocionante lágrima flamenca en la voz que parecía recordar a su autor, quien en una de sus últimas canciones escribió: “Yo nací para sufrir, yo nací para llorar, yo nací porque el destino lo quiso así”.

“Pues me he enamorado, y te quiero y te quiero, y solo deseo, estar a tu lado, soñar con tus ojos, besarte los labios, sentirme en tus brazos, que soy muy feliz”.