Día por día: qué pasó en la segunda semana del juicio contra los 8 acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa

La declaración espontánea de Luciano Pertossi y la contundente evidencia forense que complica a Blas Cinalli son las principales novedades que deja el debate oral en los tribunales de Dolores.

Segunda semana clave en el juicio de un crimen que conmociona al país.

14 de Enero de 2023 15:53

Por Redacción 0223

PARA 0223

Todo lo que dejó la segunda semana del juicio en Dolores contra Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi. A los 8 rugbiers se los acusa por matar a golpes a Fernándo Báez Sosa el 18 de enero del 2020, a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell. Están imputados por los delitos de “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” y “lesiones leves”.

Día 6: los asesinos sin barbijo

A los rugbiers se los pudo ver por primera vez a cara descubierta desde que comenzó el debate oral. Además de cada una de las declaraciones, se exhibieron la cadena de videos desde que comenzó la pelea dentro del boliche, hasta las hamburguesas en el local de comidas luego del crimen.

Primero habló Carolina Garibaldi, la médica ambulancista que intervino en la fatídica madrugada de Gesell: aseguró que por las lesiones que presentaba, Fernando “no tenía posibilidad de sobrevida”: “Es imposible que alguien sobreviva si tiene una lesión en un centro respiratorio o cardíaco”.

Después fue el turno del testimonio central de la jornada con la llegada de Diego Duarte, el autor de la autopia. Los papás de la víctima no quisieron escuchar los macabros detalles del forense y se retiraron de la sala de audiencias.

Duarte aseguró que el cuerpo "presentaba hemorragia masiva intracraneana, hematomas y excoriación en cara lateral izquierda de cuello y mandíbula", además de "la impronta de una marca de zapatilla". “No se puede medir la intensidad de los golpes en la autopsia. También aclaró que la operación de autopsia no permite determinar la intensidad ni la cantidad de golpes recibidos.

“El tronco cerebral era lo que presentaba más daños. En cara y cráneo presentaba la mayoría de los golpes. Son áreas centrales porque allí se alojan la mayoría de las funciones del organismo”, detalló, mientras se proyectaban fotos de la morgue, y graficó: "Si la golpiza hubiese sido en la puerta de un hospital, tampoco habría sobrevivido".

Luego se escuchó la palabra de Patricia Liliana Gómez, médica que constató las lesiones de los imputados, la perito de Policía Científica Silvana de Piero y los policías Javier Collova y Ramón Alberto Rueda. En última instancia habló Javier Pablo Laborde, un funcionario judicial que colaboró en la instrucción del caso. En su declaración, complicó a dos de los acusados al señalar que “Enzo Comelli y Ciro Pertossi rodearon a Báez Sosa y “le pegan casi en simultáneo la primera trompada".

Día 7: la trágica marca de la zapatilla de Thomsen y el triunfo contra los "chetos"

El investigador Laborde continuó con su extensa declaración pero en esta jornada hizo hincapié en el análisis que hizo de los teléfonos de cada uno de los imputados. Repasó los chats entre los rugbiers después de haber cometido el crimen en Gesell.

Así, por ejemplo, en la sala de audiencias se reprodujo el primer audio que envió Lucas Pertossi a las 4.55, cuando advierte que Báez Sosa “caducó” y la respuesta de Ciro Pertossi, a las 6.06, cuando dice que “no se cuenta nada de esto a nadie”.

También se destacaron varios mensajes de Blas Cinalli, quien alardeaba después del brutal crimen. "Ganamos contra unos chetos, los rompimos. Nos vamos al centro a premiar", ”Dos convulsionaron, a uno lo mandamos al hospital, sin signos vitales”, y “Le dimos murra a uno con el Perto, lo recargamos a palos, pero mal”, fueron algunos de los chats de su autoría que se constataron en “El club del Azote”, un grupo de WhatsApp integrado por 13 personas de Zárate.

Después hablaron María Emilia Salamendi, María Luján Molina y María Eugenia Cariac y la perito Haydeé Almirón, quienes dieron detalles de los estudios que se hicieron a la hora de realizar la medición del calzado de los imputados para corroborar las lesiones que sufrió Fernando.

La más contundente fue Almirón, al sostener que la marca de la zapatilla en la cara de la víctima se correspondía con un solo par de los analizados, el de marca Cyclone, que pertenecía a Máximo Thomsen. “No había posibilidad de error de que fuera de otra zapatilla”, ratificó.

Día 8: la contundente evidencia que compromete a Blas Cinalli

Primero habló Graciela Parodi, la perito policial que participó de la extracción de muestras de sangre de las prendas de los acusados y de la víctima. De las 50 prendas incautadas, al menos diez tenían manchas hemáticas, entre ellas, la zapatilla de Máximo Thomsen que dejó una marca en el rostro de Fernando con su suela. Después fue el turno de otra perito, Norma Tramontini, quien confirmó que en la zapatilla derecha de Thomsen, dos de las manchas dieron “positivo para sangre humana”.

En tercer y último lugar declaró César Guida, el responsable del Área Genética Forense del Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses Norte de Ministerio Público Fiscal. Al dar las conclusiones de sus exámenes, el especialistas ratificó que se encontró ADN de Fernando “en 15 prendas de ropa” de los rugbiers, que pertenecerían a Matías Benicelli, Máximo Thomsen y Ciro y Luciano Pertossi - según sostiene el abogado de la familia de Báez Sosa, Fernando Burlando -,y reveló que el dedo meñique izquierdo de la mano de Fernando Báez Sosa tenía rastros de ADN compatibles con el perfil genético de Blas Cinalli.

Día 9: uno de los rugbiers rompió el pacto de silencio

Más allá de los testimonios de la jornada, lo más central fue la breve intervención espontánea de Luciano Pertossi. Fue la primera vez que habló uno de los ocho acusados en el juicio, y en todo el proceso. El joven decidió interrumpir a unos peritos de la Policía Federal Argentina cuando lo reconocieron en un video, por una remera negra, como uno de los asesinos que le pegó directamente a Fernando a la salida de Le Brique. “Quiero aclarar algo, ¿lo hago? Yo no estaba ahí”, aseguró el imputado, y se negó a responder otras preguntas del fiscal.

Después de un cuarto intermedio, habló Francisco Santoro, el amigo de Pablo Ventura, quien había sido falsamente acusado por los rugbiers. El chico habló del "modus operandi" que solían ejercer los acusados en Zárate, su ciudad natal, para buscar peleas a la noche: “En una previa, uno de ellos lo provocó a uno de mis amigos. La forma en que te provocan o buscan tu reacción es con empujones a propósito. Un toque en la cabeza o un vaso derramado. Te ponían a prueba a ver tu reacción, o te quedabas callado y te alejabas o reaccionabas mal”.

Día 10: uno de los rugbiers rompió el pacto de silencio

Primero declararon Verónica Onieva y Javier Timoteo, dos bomberos voluntarios de Villa Gesell que le practicaron maniobras de RCP a Báez Sosa para intentar salvarlo tras la golpiza. Después fue el turno del testimonio más interesante del día, con la llegada a tribunales de Pablo Gastón Zapata. Dijo que ya conocía a Lucas Pertossi: el rugbier le había pegado y hasta le robó una moto. No es el primer testimonio en el proceso que señala a Pertossi como un violento y un matón entre los jóvenes de Zárate

“Uno de los pibes me abrió el paso y ahí Lucas Pertossi me pegó una trompada. Yo intenté escapar, me hice una fractura platillo tibial, caí por la baranda de la escalera mientras Lucas me tiraba cosas y me decía: ‘Hijo de puta, te voy a matar, te voy a robar la moto’”, recordó Zapata, ante los jueces de Dolores.