Mar del Plata, punto de partida del "Pays del Diablo"
La leyenda cuenta que la cadena rocosa de Tandilia que se origina en la ciudad, surgió como resultado de una gran batalla en la que las rocas fueron utilizadas como sepultura, dando origen al nombre con el que se conoció primero al sur bonaerense.
“El país entre las primeras montañas y el Casuhati es llano y abierto, y los indios tardan comúnmente cuatro días en pasarlo, cuando viajan sin tiendas de campaña. Los Chechehets, que viajan hasta el río Colorado, van directamente de la Vuulcan, más cerca de la costa, y pasan entre el Casuhati y el mar, cerca de quince leguas al este de la montaña, y tanto desde el mar hacia el oeste; que puedan evitar un vasto desierto de arena llamado Huecuvu Mapu o País del Diablo; donde ellos y sus familias pueden sentirse abrumados, si se presenta un viento en el momento que están pasando por encima”, escribe Tomás Falkner en la primera reseña cartográfica de 1774 “Descripción de la Patagonia y de las partes adyacentes de la América Meridional”.
El País del diablo al que hace referencia Falkner comenzaba en la costa marplatense y se extendía hacia el sur y llevaba ese nombre gracias a la leyenda que daba cuenta que tras una épica pelea, los cuerpos de los caídos fueron sepultados bajo las rocas dando inicio así a la cadena rocosa de Tandilia que comienza en Mar del Plata.
Origen del "Pays del Diablo"
El llamado "Pays del Diablo" comenzaba en lo que hoy sería la costa de Mar del Plata e incluía las Sierras de la Ventana y de Tandil hasta el Río Colorado.
"Peripillán era el que creaba más desorden en el Wenu Mapu (mundo del bien), el es un espíritu muy luminoso y poderoso de color rojo como el fuego que incendia y transforma todo en brasa, como la sangre que da la vida.
La armonía se había roto, lo que antes era un arco iris donde cada color tenía su justo lugar, era ahora un caleidoscopio desordenado. Esto no estaba en consonancia con el admapu (conjunto de tradiciones).
La consecuencia fue que los dos pillán se enfrentaron con todas sus fuerzas, los demás tomaron partido formándose dos bandos.
Muchos pillán y casi todas las wangulén estuvieron del lado de Peripillán. La lucha fue larga y violenta, el mapu [la tierra] fue sacudida, también Minche Mapu (inframundo) y el Ankawenu (espacio entre la tierra y el cielo).
La lucha se extendía, los hijos de los espíritus antiguos ya eran mayores, y deseosos de ocupar el lugar de sus padres lucharon contra ellos.
Antu y Peripillán, enfurecidos agarraron a los hijos, que eran gigantes de sus cabelleras y los arrojaron hacia abajo, cayendo entre las nubes sobre la pedregosa tierra. Uno cayó del lado puelmapu (Este) donde hoy está el lago Lácar, y otro en el lafkenmapu (Oeste).
Sus macizos cuerpos al caer formaron grandes montañas, y como se hicieron pedazos, éstos se enterraron profundamente dejando sus huellas en el mapu.
Finalmente, Antu fue el triunfador, ciego de ira y sediento de venganza, arrojó a los pillán derrotados al mapu, y los hundió en sus profundidades. Luego levantó piedras, rocas y montañas y las colocó sobre los sepultados, formando grandes cadenas de cerros, como Peripillán era el más poderoso sobre él colocó las rocas más grandes.
Pero todo ello no bastó para apagar la luz de Peripillán, la luz del fuego sigue existiendo, además cuando él o los otros pillanes se revuelcan tratando de salir de su encierro, el mapu entero se sacude con sus movimientos".
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