Arrancó el debate por una nueva ley de Salud Mental: "Hoy llegamos cuando los chicos ya están en la cárcel"

Se realizó en Diputados una reunión informativa para tratar de dar avance a un proyecto clave. La primera en hablar fue la marplatense Sandra Álvarez, a cargo de la ONG Vida Digna. "Estamos fallando en la prevención", advirtió.

Así fue la primera reunión en la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico.

17 de Febrero de 2023 17:59

Por Redacción 0223

PARA 0223

Con las palabras de una marplatense que está al frente de la lucha contra las drogas, la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico que depende de la Cámara de Diputados de la Nación inauguró el debate sobre la temática “La necesidad de repensar una nueva Ley sobre Salud Mental y Adicciones”.

La ley actual es la 26.557 y fue sancionada en 2010. Después de transitar una década de su reglamentación y en medio de diferentes críticas por la implementación de la norma, la Cámara baja intenta avanzar con una discusión que permita dar forma a una legislación superadora a la actual.

El primer debate sobre la temática se desarrolló este jueves y se repetirá el 2 de marzo, según adelantó Federico Angelini, el legislador santafesino que preside la comisión. En estas reuniones se convocan a distintas organizaciones y especialistas para que puedan brindar aportes y miradas específicas sobre los aspectos legislativos que deben modificarse.

Y la discusión se abrió este jueves con las reflexiones de Sandra Álvarez, una mujer de Mar del Plata que vivió en carne propia el infierno de las adicciones hasta que logró salir y fundar la ONG “Vida Digna”, un espacio de la ciudad que se dedica desde el 2012 a contener a un importante número de jóvenes atravesados por el consumo de drogas.

Álvarez reconoció que su organización alcanzó un “montón de logros” en más de una década de trabajo y aseguró que se “avanza día a día” aunque también advirtió que “todavía falta mucho por hacer”. “Tuvimos muy buenos resultados pero no alcanza y nunca termina de alcanzar”, lamentó.

“Lo que notamos es que llegamos tarde, cuando los chicos ya están adentro de una unidad penal. Y lamentablemente la mayoría de esos chicos pasó mucho tiempo buscando lugares donde internarse o ser asistido y no los encontró”, señaló la referente de Vida Digna, quien aclaró: “No sé si es falta de comunicación o porque todavía no está todo bien establecido”.

Para la mujer, el sistema actual falla en los “mecanismos de prevención” para que un chico que enfrenta una problemática de adicciones no llegue a tener conflictos con la ley penal. “Nosotros trabajamos con la familia porque ellos también sufren muchísimo y quedan afuera”, dijo, e insistió: “Nos estamos olvidando de la familia que atraviesa toda esta problemática y que necesita ayuda urgente porque se destroza a toda la familia”.

Sandra Álvarez, la referente de "Vida Digna".

“Estamos hablando de abuelos de 80 u 85 años, que lamentablemente viven con hijos de 42 que son adictos y a los cuales les tienen miedo, y viven violencia constantemente. Madres e hijos que viven violencias. Si pudiéramos abarcar esto dentro de un ley específica de adicciones seria muy importante porque no solo estamos hablando del adicto sino de todo su entorno”, pidió.

Álvarez, además, consideró necesario que el nuevo formato de legislación contemple aclaraciones y precisiones con respecto al “concepto de internación”. “No es lo mismo un chico que está consumiendo drogas que un chico que ya está sin el efecto de la droga y muestra otros signos. Ahí varía la óptica. Y hay que aclarar cuáles son los conceptos de internación y ver cómo podemos ayudar a esas familias que internan a sus hijos a 600 o 700 kilómetros y no tienen dinero para poder ir a visitarlos”, planteó.

Vida Digna hoy funciona en "El Castillo" en Tres Arroyos, casi Santa Cruz, a metros de la rotonda de la Asociación Empleados de Casino Pro Ayuda a la Niñez Desamparada (Apand). En la actualidad, tiene alrededor de treinta y cinco pacientes con internación fija. Cada uno recibe la contención de un equipo terapéutico compuesto por dos psiquiatras, ocho psicólogos, operadores y trabajadores sociales.