Bruno Perrone: “Siempre me interesó la fe como motor social, en términos históricos”

Padre nuestro (Vinciguerra / Nuevo Cauce – 2023) es el primer libro de Bruno Perrone. Surgido de la lectura de la Biblia y la reescritura de algunas de sus historias o personajes, los cuentos provocan una experiencia de lectura intensa.

Bruno Perrone leyó la Biblia durante el encierro de la pandemia y de ahí salieron estos cuentos.

26 de Marzo de 2023 11:57

 “La verdad es que no disfruto para nada escribiendo. Realmente, para mí, es un ejercicio contra la frustración. Cuando pienso en el tiempo de escritura, lo que se me viene a la cabeza es la palabra frustración. Uno, lamentablemente, produce lo que puede, no lo que desea. Entonces, en ese caso, estaba limitado y condenado a saber que no iba a escribir lo que yo quería. Y era bastante triste. Por eso también, cada cuento, si bien algunos lo resolví bastante rápido, me llevaron mucho tiempo de encierro y de revisión” dice el periodista Bruno Perrone al hablar de Padre nuestro, su primer libro de cuentos editado por Vinciguerra.

Los textos surgen de la lectura de la Biblia. Una lectura que le llevó el tiempo de pandemia más un trabajo de escritura sumamente intenso que produjo una serie de cuentos concisos y potentes, humanos y empáticos.

-Me gustaría preguntarte por ese desvío que menciona Evangelina Aguilera en el prólogo del libro, ¿fue algo intencional o apareció con las lecturas? Es interesante porque a veces es sobre la historia, otras sobre los personajes.

- Lo que me propuse trabajar con estos cuentos era la idea de convertir estos personajes. Yo lo que advertí al principio, cuando leí la Biblia, era que los personajes eran planos y si bien las historias me parecían muy potentes, veía ese déficit de los personajes. Un déficit que es lógico, porque la Biblia responde a una divinidad, pero a mí me interesaba lo humano y su incertidumbre, sus dudas, y son personajes que están atravesados por sus historias que son tremendas. Yo lo que traté era de ponerme en la piel de ellos, empatizar con esos personajes y ver qué hubiese sentido en determinadas condiciones. Es decir que, en muchos cuentos, está buscado ese desvío, justamente para poder sacar el foco de lo divino y ponerlo en el ser humano, ubicarlo en primer plano.

-Los cuentos son breves pero muy potentes, son cuentos para leer de una sentada. ¿Te llevó mucho trabajo el proceso de corrección, era más de agregar o de sacar?

- Por ejemplo, Padre nuestro, que es el cuento que le da título al libro, es justamente el primero que escribí de todos. Yo quería escribir como un cuento borgeano, pero explorando más lo sexual, que es algo que dejó Borges afuera. Era muy jugado, pero muy interesante el juego. Yo quería ver cómo quedaba ese experimento y, para sumar algo más, con la Biblia como plataforma. Sabía que era algo sumamente difícil, pero quería explorar esa posibilidad. Y salió más o menos. Después fui sacando muchas partes y reescribiendo para condensarlo y dejar mucho más a la imaginación del lector. Así fue todo en líneas generales, fueron correcciones donde sacaba más que nada. Salvo el cuento sobre la reina Vasti, que lo reescribí por completo. Me jugué a escribirlo como si fuera una crónica periodística para ver cómo quedaba y me gustó más y quedó con ese formato.

Padre nuestro es el primer libro de cuentos de Bruno Perrone.

-Ya que traes la crónica periodística, en tu escritura de ficción ¿reconocés al periodista en alguna parte?

- La verdad que muy poco, casi nada. Vargas Llosa, que era periodista también, condenaba al periodismo por esa escritura mecánica y que tiende a caer en estructuras que son, obviamente, más simplistas para poder sacar más rápido y poder resolver distintos argumentos. En cambio acá, yo tenía la posibilidad de pensar un párrafo, una línea, un mes o más. Cosa que en la profesión no lo puedo hacer. Entonces, la verdad es que la mecánica de la escritura esa totalmente distinta. No quería que se pareciera salvo en este cuento que jugué con el formato crónica porque me gustó. Pero no reconozco mucho de mi parte de periodista en lo otro que escribo.

Bruno Perrone leyó la Biblia durante el encierro de la pandemia. Empezó y no pudo parar de leerla. Luego empezó a buscar un tono de voz, un narrador para sus historias, siempre partiendo de ella, hasta que lo encontró. Dio con él y se sintió cómodo. Agarró confianza y se enfocó en esa voz. La misma que hoy nos comparte en Padre nuestro.

-Hablemos un poco sobre tu experiencia con la Biblia. Vuelvo a ella cada tanto y no deja de plantearme problemas y pensamientos, pero también historias increíbles. Hemos hablado varias veces de su lectura, pero nunca te pregunté esto: ¿Vos sos creyente? ¿Qué te pasó con la figura de Dios al leerla y reescribirla?

- La verdad es que fue una muy buena experiencia. Me interpeló mucho. Yo soy creyente y tengo muy muy presente la religión. Sobe todo, siempre me interesó la fe como motor social, en términos históricos. Y tengo la religión muy presente en mi vida por mi mamá que es muy creyente. Recuerdo siempre que en casa había virgencitas y crucifijos. También me acuerdo de algo que nunca se lo pude transmitir a mi mamá, que es la experiencia de cuando íbamos al supermercado en el barrio San José. Siempre pasábamos antes por el templo que está ahí de la obra de Don Orione, que además es uno de los más lindos. Pero a mí me parecía muy fuerte, me impactaba mucho la imagen de Jesús crucificado y ahí tenían otra imagen, la de Jesús yacente, muerto que recuerdo me impresionaba muchísimo…

- El rostro de sufrimiento de ese Jesús torturado, desgarrado y sufriente…

- Sí, todavía lo recuerdo y me parecía muy difícil de digerir, siempre me quedó esa imagen muy presente. Y después, por supuesto, ya de adolescente aparecieron las preguntas que les llegan a todos sobre Dios y qué hay más allá de la vida y todo eso. La lectura de la Biblia me interpeló en muchos sentidos, pero no en cuanto a la búsqueda espiritual porque no estaba concentrado en eso. Realmente no fue que leí la Bibla y después trabajé los textos, sino que iba haciendo las cosas a la par y estaba pensando solo en eso. Y eso me hizo perder un poco el foco en cuanto a la búsqueda espiritual. De hecho tengo pensado releerla en otro momento.

Bruno Perrone ganó el primer certamen literario regional “Mar abierto” que organizó Cepes Editorial.

-¿Te pareció más interesante el Antiguo o el Nuevo Testamento?

-El Nuevo Testamento, sin dudas. Quizás por la edad, no sé, pero me pareció muy interesante esa figura de Jesús tan revolucionaria. Después me gustaron mucho las parábolas, me volvían loco, me quedaba todo el tiempo pensando en ellas después de leerlas.

-Si fueses librero y tuvieras que ubicar tu libro en un estante, ¿dónde lo ponés? ¿En religión, filosofía, ficción?

- Para mí es muy importante definir Padre nuestro por lo que no es. No es un libro teológico, no es filosófico, no es religioso. Es un libro de ficción. Y desde ahí parte una propuesta abierta de lectura que viene a proponer una mirada renovada sobre un texto clásico, elemental y central como la Biblia, que es para nuestra cultura todo. Pero es un libro de ficción y la verdad es que no pretende, y yo tampoco pretendo, que sea otra cosa. Por supuesto que después puede haber pensamientos que lo vayan razonando o reinterpretando desde otro lugar y es totalmente respetable, pero es un libro de ficción. A mí me gustó trabajarlo desde ahí porque para mí la ficción está más allá de todo porque te permite trabajar totalmente libre. Por ejemplo, en uno de los cuentos, el que habla sobre Lázaro y el concepto de resurrección, yo quería rever eso y no mirarlo como un milagro, sino como un castigo. Sabemos la historia, que luego Lázaro vuelve a morir, y quería pensar lo terrible que debe ser eso para cualquier ser humano, eso de morirte dos veces…

-Claro, de hecho Jesús al principio del cuento duda de hacerlo…

- Sí, porque él sabe y lo ve desde la mirada de un ser humano y no desde la de Dios. Trabajé mucho con la ficción y eso me deja tranquilo también porque lo que hice lo hice desde ese lugar y nadie podrá decir nada. Puede que algunos textos sean más sensibles para algunos sectores más dogmáticos, pero no dejan de ser ficción.  

Pocos días antes de la aparición del libro, Bruno Perrone fue ganador del primer certamen literario regional “Mar abierto” que organizó Cepes Editorial. Según él mismo, “Aún no tuvo tiempo de digerir todo eso”.

Bruno Perrone, escritor y periodista de 0223, fue ganador del primer certamen literario regional “Mar abierto”.

“Siempre soñé con ganar un concurso, pero no por el hecho de ganar, sino porque eso me iba a indicar que mis textos estaban a la altura, que tenían ciertas condiciones. Además, en el jurado del concurso estaba el escritor Sebastián Chilano, que es alguien a quien leo y respeto mucho, por cómo escribe y, sobre todo, por ser de acá, del interior. Esa cercanía fue muy importante para mí, para tomarlo como ejemplo, y saber que él leyó y eligió mi cuento y le pareció que tenía condiciones para ser distinguido me emocionó muchísimo” dice. El periodista y escritor agrega, “Para mí es un sueño poder publicar, pero sé que es una carta de presentación. Yo no me animo a definirlo como una obra. Es un trabajo, porque también veo la escritura desde ese lugar, la veo como un trabajo y sé que es un trabajo al que le falta mucho. Aspiro, también, a que en algunos años pueda escribir y presentar cosas más profundas, que expongan cierta madurez literaria y de vida, porque sé que para escribir hace falta vivir también”.

Al leer Padre nuestro no pude evitar preguntarme de dónde surge lo nuevo. Y los cuentos del libro de Bruno Perrone me respondieron que del ayer. Partió de la Biblia, pero los pasó por su experiencia lectora y luego por su experiencia de reescritura. Logró textos maravillosos que no dejan de hacernos preguntas, tanto como dejarse disfrutar. Es, claro está, una escritura distinta, pero su frescura renueva el presente. Los cuentos de Padre nuestro son potentes, visuales y humanos. Ficciones para reflexionar.