La de los azulejos: quién es Lurba, la encargada de arreglar con arte
Realiza intervenciones en espacios rotos y los da a conocer a través de sus redes sociales. "La gente empezó a ver mis trabajos y me han pedido azulejos personalizados", dijo.
Una baldosa rota, una pared agujereada, o un simple azulejo pueden convertirse en un trabajo artístico. De hecho, al salir a caminar por las calles de Mar del Plata se puede ver en el suelo una parte que se diferencia del resto de la vereda.
La persona detrás de estas obras, es Lurba. Es marplatense, vivió en La Plata, comenzó a realizar estos trabajos allá, y regresó a la ciudad con la intención de dejar su sello en las calles de su ciudad natal.
En diálogo con 0223, "La de los Azulejos", como se la puede encontrar en la red social Instagram, contó cómo se conectó desde pequeña con el arte y de qué manera fueron mutando sus intereses hasta llegar a hacer este tipo de obras.
"Siempre hice cosas. De chica, cuando tenía 11 años, hacía velas y jabones, y las vendía por el barrio. También maquetas, cartapestas, porcelana fría, pinturas, etcétera", dijo, y señaló que debido a ese interés, "en 2014 llegué a la escuela de cerámica con la idea de hacer la carrera de pintura. Ahí conocí el material".
"Banco mucho la cerámica por sus infinitas variaciones, posibilidades, sus técnicas dependiendo de sus estados de humedad. Es muy noble y no deja de ser lodo con una historia ancestral que cambió definitivamente a la sociedad", aseguró la artista marplatense.
Lurba es nacida en Mar del Plata. Se crio en el barrio Villa Primera y en 2018 tomó la decisión de instalarse en La Plata en busca de "nuevas experiencias" y "para salir de mi zona de confort", señaló.
Durante la pandemia por el Covid 19, Lurba se encontraba en aislamiento en la ciudad de las diagonales, y el encierro la llevó a crear "pipas de formas no convencionales", dijo, y sumó: "Fabricaba mis colores y moldes de yeso. Trabajaba seriado y vendía en growshops".
Sin embargo, a fines del 2022 realizó una obra que generó un antes y un después en su trabajo. "El 8 de diciembre hice mi primera intervención, y de hecho, la más grande hasta ahora: un piano con ocho azulejos", destacó.
En ese sentido, contó que un amigo suyo inauguró un comercio de prendas vinculadas al rock. "En el local había un piano. De hecho mi amigo toca el piano", aclaró, y sostuvo que "cuando me mandó el video para que vea el local, lo primero que noté es que faltaban ocho baldosas en la vereda".
"Le pregunté si podía intervenir esa parte, me dijo que sí, y ahí empezó todo", explicó, y contó entre risas que ese trabajo "quedó como la alfombrita del lugar".
Cinco años más tarde regresó a Mar del Plata "por la crisis en general y por la incertidumbre tanto de los inquilinos como también de los propietarios, respecto del valor de los alquileres", dijo.
Al volver "quería accionar, quería hacer, pero mentalmente no se me caía una idea creativa", declaró. En ese momento la acompañaron sus amigas quienes, según destacó, "son las que me sostienen el impulso". "Una de ellas me dijo una frase que me sirvió como disparador: 'seguir las ganas es una brújula excelente'", puntualizó.
De esta manera, comenzó a hacer lo que realmente quería y por eso actualmente asegura que se encuentra "proyectando más en las intervenciones en la ciudad". "Lo que tengo en mente es intervenir el paseo costero desde el puente hasta los molinos de colores donde la gente pesca en Punta Iglesia", agregó.
Al ser consultada sobre cómo explica lo que es intervenir, Lurba (o La de los Azulejos), explicó que "el trabajo básicamente surge de intervenir en espacios ya rotos. O sea que arreglo agujeros en distintos puntos turísticos de la ciudad". "La intervención en si misma es una especie de rebeldía, de ir en contra de lo correcto. Como quien hace su arte con un aerosol. Son movidas rápidas. Mientras menos gente presente al momento de intervenir, mejor", añadió.
"Al hacer intervenciones puramente gratuitas, la gente las empezó a ver y me han pedido azulejos personalizados", dijo, y aclaró que además cuenta con una cuenta de "cafecito" para quienes quieran aportar dinero por su trabajo.
Si tuviera que elegir uno de sus trabajos como el mejor o el que más le gusta, sostuvo que no podría ya que "me gustan todos". Además, indicó que no le da mucho interés a lo material pero sí "a la acción y el momento. A la emoción y lo efímero".
De hecho, contó que "muchos de los trabajos que hice en la facultad los he regalado o revoleado contra el suelo. Creo que es importante que cumpla su ciclo".
Para finalizar, subrayó que "hasta el azulejo más grueso es impermanente. Sólo marca un evento en el tiempo". "Intervenir es un arte, no estoy rompiendo y escrachando. Arreglo con arte", concluyó.
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