Todo por amor, pero no todo
Así se titula esta primera novela del periodista Luis Novaresio. Es el encuentro entre la pregunta por el amor y los vínculos y las experiencias de cinco personas. Un diálogo con el autor que va desde la filosofía hasta la capacidad de escucha de los personajes.
Un proyecto de más de 20 años que ahora está viendo la luz. Un proyecto que se recuperó hace cinco años, pero que no llegó a concretarse hasta ahora. Todo por amor, pero no todo (Sudamericana – 2024), un proyecto literario del periodista Luis Novaresio que alcanza temas como el amor, la libertad, la fuerza del diálogo y el valor de una pregunta.
Si uno busca una síntesis o principio de la historia, podría decir que es una historia coral -aunque claramente protagonizada por Uno- sobre el amor y el desamor, la vida y la muerte. Los acontecimientos se viven y se leen al calor de un curso de filosofía que imparte una conocida y mediática profesora, Berta Orlás, en un club palermitano. Hay amor, sexo y deseo; todos quieren, a su manera, darle un sentido a sus vidas. Y, tal vez, encontrar respuesta a la pregunta ¿podemos amar sin traicionarnos? Los protagonistas, Uno, Ana, Eva, Gerardo y Lourdes, pasan un año juntos en las clases de Orlás y repasan sus vidas y sus deseos con el telón de fondo de los grandes pensadores griegos y el aporte de Freud.
Pero, ¿cuánto quedó de aquel proyecto que viene desde hace más de 20 años atrás? El propio Novaresio reconoce que, “El proyecto de la historia del encuentro de amigos en el curso de filosofía tiene más de 20 años y el único anclaje con la realidad es mi asistencia a un curso parecido al que da Berta Orlás, pero que en mi caso daba José Pablo Feinmann en el club Armenia. Yo venía todos los jueves desde Rosario en colectivo, asistía al curso y me volvía para llegar a trabajar al día siguiente. Luego, los personajes están intactos. La profesora empezó siendo un varón, pero los cinco personajes restantes están intactos. Algo más que sobrevivió también fue eso de contar las historias de amor y desamor que, a su vez, se reflejan en ese curso de filosofía que realizan, porque eso les servía para seguir preguntándose por otras cosas”.
-Ahí hay algo interesante, la importancia del diálogo tanto para la filosofía como para sobrellevar situaciones de pareja o de conflictos en vínculos. Desde el método también está la filosofía en la novela…
- Sabés que, mientras decís eso, estoy pensando que bien podría decirse que la novela es bien mayéutica. Es cierto, hay una cosa del diálogo y de aquello que decía Platón sobre Sócrates, sobre su inspiración en su mamá que era partera y que él ayudaba a dar a luz el conocimiento que ya estaba en uno. Me parece que hay un poco de eso en los personajes, en el diálogo, en la contradicción, en los enfrentamientos de Uno y Lourdes, en el de Ana y Uno o en la propia Eva interpelada por la profesora. Creo que hay un tributo a la mayéutica ahí.
- ¿Pensás que en todo amor está el primer amor o aquel primero es único?
- El primero, me parece, es el que es más posible para ser romantizado. Me parece que el primer amor es el que es como un paraíso, porque está perdido diría Borges, y por eso tiene un condimento que, si vos indagás un poco, no eran tan así. A mí me parece que el amor es el que estás viviendo en el momento, lo que no significa negar los anteriores, ni siquiera quedar abierto a un amor posterior, pero el amor de ahora es el que está ahí, el posible, el que, con sus defectos y todo, vos estás transitando.
- ¿Y dónde queda el para siempre entonces?
- Es una expresión de deseo muy bonita, pero muy infantil en un punto. Es el ahora lo que importa. Mirá, por este oficio de periodista me hice amigo de Pilar Sordo, a quien quiero muchísimo y con quien siempre tenemos un diálogo y somos de discutir y reírnos mucho con estos temas, y un día, hablando sobre el amor, me dijo: “Exceso de pasado. No hay que tener ni exceso de pasado ni de futuro, porque el de pasado te melancoliza y el exceso de futuro te hace más boludo”. Entonces, es enfocarte más en el presente, el para siempre me parece es ese exceso de futuro.
-Ya que mencionás a Borges, tiene un cuento precioso que se llama Ulrica, uno de los únicos cuentos de amor que tiene, y en él el protagonista, que es muy Borges, le dice a su enamorada algo así como que quería que esos momentos se grabaran para siempre. Entonces ella, Ulrica, le dice que “Siempre es una palabra que no está permitida para los hombres” …
- Que hermoso eso. Me encantó. Pobre Borges, me lo imagino enajenado por el amor y que le digan eso. Creo que se trata de una construcción diaria, uno tiene esa expectación del futuro, pero no debe tener ese exceso de futuro.
Como decíamos, el texto se conforma de varias voces. Más allá de que una gran mayoría de lectores y no lectores creen ver al autor físico detrás de cada personaje o de cada experiencia, es necesario muchas veces recordar que es un libro de ficción. Un libro de ficción escrito por Luis Novaresio. Entonces, ¿en qué parte de todo el texto se reconoce el autor? “Me está pasando algo muy potente, estoy grabando ahora el audiolibro, lo que es un trabajo tremendo, pero me estoy leyendo en voz alta, que es el modo de escucharte mejor. Entonces me sorprendo de mucho de lo que escribí, pero el otro día grabé la escena de un diálogo entre Ana e Inés y ahí me di cuenta dónde me reconozco. Mirá, si tengo una cualidad, si es que tengo alguna, es que tengo muy buena escucha. Yo sé escuchar y me parece que ese el secreto como entrevistador, y en el libro me doy cuenta de que los personajes se escuchan. Ahí sí me parece que está mi tono y en los diálogos, los personajes se escuchan entre ellos.
- ¿No te da la sensación de que a veces la mayoría de las personas dejan este mundo sin conocer un amor de este tipo? ¿O todos, de alguna forma, llegamos a experimentarlo?
- No, no llegan. Yo creo que hay poca toma de riesgo, porque es un riesgo atreverse a esto. Hay, me parece, no estoy muy seguro, pero que la enorme mayoría habitamos el mundo de la comodidad sabida, porque puede ser rutinario, pero es lo que te descansa. Lo otro no tiene satisfacción garantizada, la pregunta, el arriesgarte, no es satisfacción garantizada o le devolvemos su precio…
- No arriesga y no quiere invertir tiempo tampoco, sobre todo en épocas donde el tiempo parece que fuera solamente ya.
- Claro, lleva mucho tiempo. Es muy atinado eso que decís, claro que lleva tiempo. Yo conozco gente que me dice, “A mí me encantaría estar enamorada, pero no encuentro”. En realidad, no estás dispuesto a esta suerte de escuchar al otro, de ver qué te pasa con el otro, a desotrarte, pero no del todo. Bueno, es una tarea de compromiso y no hay demasiadas ganas ni tiempo para eso.
- ¿Qué descubriste de nuevo sobre el amor en el proceso del libro?
- Qué linda pregunta. Descubrí que hay tantas formas, en el más amplio sentido de la palabra, formas de nacer, de vivirlo, de terminar, de amor, como singularidades hay. No hay un prospecto de los cinco tipos de amor. Me parece que también supone una libertad en el riesgo de ver qué pasa y que, por ejemplo, el amor de Uno con C es una cosa (en la historia) y el que tiene después con Franco es otra, y estamos hablando del mismo personaje, pero con C es de una manera y con Franco de otra. Uno es múltiple. En Uno habitan un montón de cuestiones y la presencia del otro te interpela para ser y hacer de determinada manera.
-Uno es un personaje muy interesante, está en él eso que decían los griegos sobre el Agápē, esa otra forma de amar donde alguien se retira para que el otro sea, y me da la sensación de que Uno es algo así.
- Sí, es muy interesante lo que decís. Ahí intenté y busqué que quedara algo como reivindicación de lo clásico, de los cínicos de la antigüedad. Me parece que Orlás se ocupa mucho durante la novela de reivindicarlos. Porque había también en estos un modo de amar mucho más libre, mucho menos posesivo. Va por ahí me parece.
La libertad y la felicidad son temas que aparecen en la historia. Bajo la forma de pregunta, pero también bajo la forma de experiencia de cada uno de los protagonistas. La propia profesora de filosofía se muestra como una defensora de la posibilidad de cuestionar el modelo de felicidad, bajo el argumento de que si están asistiendo al curso es porque no han logrado responderse algo o la están pasando mal. Luis aclara, “Son, de alguna manera, infelices. Y esto es así porque hay algo que los lleva a preguntarse y ella, que en algún momento deja entrever que se siente existencialista, dice que la pregunta los va a incomodar, pero los va integrar y llevar hacia la persecución del deseo sin alcanzarlo, sin que llegue nunca. Pero el camino vale la pena y ahí me parece que reside la libertad de animarse a la pregunta, a la incertidumbre, a la elección y a la vuelta de una nueva elección, aunque sea distinta. Y en ese camino, y ahí soy bien Susanita de Mafalda, creo que si uno está acompañado por el amor, es un camino menos difícil.
Las historias se suceden y se ven, todo el tiempo, como provocadoras a la pregunta. Una pregunta que no cierra con respuesta, sino por el contrario, deja todo abierto a la búsqueda. En uno de los párrafos se dice: “Empiecen a sospecharse distinto”. Una frase sumamente interesante que permite la sospecha sobre uno mismo, más que sobre el otro o la otra que nos rodea y nos acompaña. Pero, ¿quién es ese otro u otra? Más preguntas. Alan Badiou tiene un gran texto que se llama Elogio del amor. Sin confiar tanto en mi memoria, creo recordar que ve al amor como un acontecimiento que altera las circunstancias de la vida de una persona. Hasta ahí parece que fuera algo negativo, pero después agrega: “Introduciendo una nueva verdad en su existencia”. Una verdad que se construye entre dos, una nueva realidad compartida. Bienvenidas las historias que nos permiten pensar aquello que nutre nuestro día a día.
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